exploraci n neurol gica del reci n nacido© AdobeStock

Recién nacido

¿En qué consiste la exploración neurológica del recién nacido?

Entre las pruebas que le hacen al bebé cuando llega al mundo está una exploración neurológica. Su objetivo es confirmar que no tiene alteraciones en ese plano. ¿Cómo se lleva a cabo? ¿Qué problemas puede detectar?


4 de febrero de 2022 - 15:49 CET

Seguro que has oído hablar del test de Apgar, por el que distintos parámetros del bebé son evaluados al minuto y a los cinco minutos tras su nacimiento. Es una de las pruebas que se llevan a cabo cuando el niño sale de su periodo intrauterino. Otras pruebas son menos populares, pero igual de necesarias porque permiten detectar si hay algún problema en distintos órdenes.

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Entre ellas está la exploración neurológica. Hemos charlado sobre su importancia con la Dra. Ana Camacho Salas, presidenta de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP).

¿Cómo se lleva a cabo?

La exploración neurológica del recién nacido está sistematizada; es decir, se hace de rutina con una serie de pruebas establecidas. Lo que se intenta con ella es evaluar el funcionamiento del sistema nervioso: ver si hay alguna alteración o va todo bien. 

“Consta de una parte de observación de la conducta y los movimientos del bebé y de otra parte más física que incluye la palpación de diferentes partes del cuerpo, junto a diferentes maniobras exploratorias preestablecidas”, explica la presidenta de la SENEP. Por tanto, no se trata de ninguna intervención invasiva ni dolorosa, es una revisión inocua e indolora para el pequeño.

Este análisis  permitirá valorar el tono de los músculos, la respuesta ante diferentes estímulos y también las reacciones reflejas características del recién nacido.  Por eso, el pediatra lo coloca en distintas posiciones para observar sus movimientos y su actitud.

Tras esta exploración, el pediatra o el neonatólogo indicarán si todo es normal “o si hay alguna anomalía que hay que investigar”, advierte.

¿Qué tipo de pruebas se hacen al bebé?

La exploración neurológica  es diferente si el niño está a término (nace con 37 semanas cumplidas) o es prematuro  (antes de esa semana de gestación). En cualquier caso, conviene que, al llevarla a cabo, el pequeño esté tranquilo y sin hambre, pero tampoco demasiado somnoliento.

En las pruebas que se hacen al bebé para determinar si su sistema nervioso funciona bien se valora:

  • Su circunferencia cefálica.
  •  Sus ojos. 
  • Su rostro.
  • El tono muscular (observando la amplitud de las articulaciones y cómo el miembro explorado vuelve a su posición inicial).
  • El movimiento y la flexión de brazos y piernas.
  • Los giros del cuerpo.
  • Si es capaz de levantar la cabeza unos instantes en posición de suspensión ventral (bebé boca abajo sostenido por la mano del adulto en su abdomen).
  • Los reflejos bucales (si abre la boca, saca la lengua...).
  •  Los reflejos (como el de Moro,  el de prensión, el de marcha...)

¿Qué anomalías se pueden detectar?

Con la exploración neurológica se pretende confirmar que el sistema nervioso del bebé actúa correctamente. Si no es así, las anomalías pueden ser a distintos niveles.

“Por ejemplo,  puede haber alteraciones en el nivel de conciencia, encontrando a un neonato excesivamente dormido, movimientos oculares anormales, posturas anómalas o debilidad en las extremidades”,  detalla la especialista. Todo ello sería indicativo de que algo pasa, de que hay una disfunción en el sistema nervioso del niño.

Las anomalías que se detectan con más frecuencia en esta exploración neurológica son:

  • Bajo nivel de conciencia.
  • Hiperexcitabilidad.
  • Bajo tono muscular.

No obstante, en los resultados siempre hay que tener en cuenta el entorno del bebé. “Si hay un problema de baja reactividad y menor contacto con el entorno, es muy probable que el niño esté ingresado en la Unidad de Neonatología”, destaca la Dra. Camacho. Así, pues, hay que contextualizar la exploración neurológica en el estado geneal del bebé y en lo que esto puede suponer en sus reacciones.

¿Qué hacer si aparece una alteración?

A través de la exploración neurológica se permite, en un primer estadio, determinar si el niño tiene o no un problema en su sistema nervioso y qué parte del mismo se encuentra afectada. Ahora bien, en caso de que se confirme ese diagnóstico, que se basa en la exploración física y en el historial clínico del bebé, serían necesarias otras pruebas complementarias para ratificar esa sospecha diagnóstica.

Si en un principio la exploración neurológica de rutina la realiza el pediatra o el neonatólogo, cuando se descubre alguna alteración se pasa a otro especialista: el neuropediatra. “Es quien realiza la valoración más detallada y orienta la solicitud de pruebas complementarias para llegar al diagnóstico final”, señala la presidenta de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica.