Si tienes más de treinta años probablemente tu madre no tuvo la oportunidad de ver una ecografía tuya durante su embarazo y es que la Medicina Materno Fetal es una subespecialidad de la Ginecología y la Obstetricia, desarrollada recientemente, en las últimas tres décadas, y que “se ocupa de la salud de la mamá y el bebé antes del nacimiento. Los meses de gestación son determinantes en la calidad de vida de nuestro paciente, el bebé, una vez que nazca y durante el resto de su vida”, nos cuenta el Dr. Pedro Azumendi Gómez, ginecólogo experto en Ecografía y Medicina Fetal de la Unidad de Ecografía del Centro Gutenberg (@gutenbergecografía) y del Hospital Materno Infantil de Málaga.
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En la actualidad, gracias a los medios médicos y técnicos se pueden identificar alteraciones del bebé, en el útero materno, durante el estado de gestación y tratarlas a tiempo para poder curar o prevenir futuras secuelas. Todos y cada uno de los estudios ginecológicos que se realizan durante el embarazo son importantes, pero hay una prueba que es especialmente valiosa por la información que se extrae de ella. Estamos hablando de la ecografía morfológica, la que se realiza entre la semana 20 y 22. ¿Por qué es tan importante hacerla este tiempo en concreto? “Pues porque es en ese momento cuando el bebé ha alcanzado el desarrollo necesario para poder realizar un estudio completo de toda su anatomía”, nos explica el Dr. Azumendi.
¿Qué es la ecografía morfológica y por qué es tan importante?
Se trata de “un estudio exhaustivo de la anatomía fetal que nos permitirá detectar la mayor parte de las anomalías diagnosticables durante la gestación, así como realizar un cribado de algunas de las complicaciones más importantes del embarazo, tales como alteraciones de la función placentaria –para lo que valoraremos las arterias uterinas maternas- o el riesgo de parto prematuro, mediante la medición de la longitud cervical”, detalla el experto.
Las garantías de este estudio están basadas en la precisión de la ecografía que a su vez depende de varios factores, tal y como nos cuenta el ginecólogo:
- Dependerá del tipo de malformación que pudiéramos encontrarnos, ya que hay algunas alteraciones que se manifiestan de forma más tardía.
- Las características de la propia mamá embarazada también pueden influir: pudiendo disminuir la calidad de la imagen ecográfica en pacientes obesas.
- La posición del feto
- La experiencia del examinador
- El tiempo que se dedique al estudio
- La calidad y tecnología del ecógrafo son otros factores que también pueden determinar la mayor o menor precisión de la misma. “En este punto, siempre insistimos en la importancia de realizar estas ecografías en centros médicos especializados en Medicina Materno Fetal”, recomienda el doctor.
La ecografía más importante del embarazo
Es tanta la información que se puede obtener de esta prueba que brinda la posibilidad de hacer un “estudio anatómico completo, muy exhaustivo, en el que el médico especialista se detiene en cada parte del cuerpo del bebé para comprobar que todo se desarrolla de forma correcta”. Y, además, es en la que se suele confirmar el sexo del pequeño (cuando las visitas médicas son las requeridas por la Sanidad Pública, en un embarazo considerado normal), por este motivo también es una de las más esperadas por los padres. “En embarazos de bajo riesgo -y en los que la paciente no decida realizarse controles ecográficos extra por su cuenta- se realizará la primera ecografía, la del primer trimestre, en torno a semana 12 de embarazo. En esa primera ecografía en ningún caso podemos conocer el sexo del bebé al 100%. Es por eso que, en esos casos, la siguiente ecografía ya sería la morfológica de semana 20 y de ahí viene la afirmación de que es la que confirma el sexo del bebé. Realmente, el sexo ya se puede confirmar en torno a la semana 15-16, si la paciente se hace controles por su cuenta”, aclara el experto.
Qué pasa cuando hay posibles complicaciones
Si el resultado de esta ecografía implica alguna alteración se derivará a la madre a realizar otros estudios más exhaustivos que puedan dar más información. ¿Qué alteraciones genéticas pueden detectarse?: “Eso dependerá del estudio genético que indiquemos. Pero, normalmente, se hace un estudio preliminar muy rápido de aquellos cromosomas que más frecuentemente presentan alteraciones y, a continuación, se sigue el estudio genético aumentando la resolución del mismo según el caso clínico concreto. Este campo ha crecido muchísimo en los últimos años. Hasta hace poco tiempo la prueba que teníamos era el cariotipo, que estudiaba cromosomas. Hoy en día, hemos ganado mucho en resolución gracias al estudio del exoma fetal que nos permite ver mutaciones en genes concretos”.
Llegado el caso, pueden realizarse más pruebas (más invasivas pero mucho más reveladoras) como es la amniocentesis, “cuando se hallan alteraciones ecográficas relevantes o la asociación de varios hallazgos ecográficos alterados; también cuando tenemos sospecha de infección fetal; y cuando recibimos un riesgo alto de cromosomopatías en pruebas de screening o tests de ADN libre circulante, para confirmar o descartar resultados de esas pruebas previas”, indica el doctor.
La aminiocentesis es una técnica por la que, mediante una punción o aguja, se obtiene una muestra de líquido amniótico para poder estudiarlo posteriormente. “En la mayoría de los casos, indicamos una amniocentesis cuando es necesario realizar estudios genéticos, aunque también se indica para confirmar o descartar infecciones u otras determinaciones”, concluye el ginecólogo.