Durante los primeros meses y años de vida de los niños es muy frecuente la aparición de manchas en la piel. Esto es debido a que su dermis es mucho más delicada y sensible que la de los adultos y por ello debemos prestar atención especial a su cuidado.
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Aunque la mayoría de las manchas suelen ser de nacimiento y generalmente no necesitan ningún tipo de tratamiento, sí que es bueno tener una pequeña noción de las más frecuentes y cuándo debemos preocuparnos. Para ayudarnos a saber distinguirlas la Doctora Nerea Sarrión (@nerea_pediatra), pediatra, nos da una pequeña guía de cuáles son las manchas más comunes en los bebés.
¿Cuáles son los tipos de manchas más comunes?
Las manchas más comunes en la piel de los bebés son los llamados exantemas. Se presentan como una erupción de color rosáceo que generalmente aparecen como una consecuencia de una enfermedad infecciosa “son erupciones de la piel que suelen ser en forma de puntitos, manchas, ampollas o granitos. La mayoría suelen ser secundarios por virus. Hay algunos característicos como el mano pie boca, el megaloeritema, la varicela… Pero de otros muchos no sabemos cuál es la causa y les llamamos exantema inespecífico vírico”, detalla la doctora. Además, existen otro tipo de manchas muy frecuentes en los niños que a continuación nos detalla la pediatra:
Manchas color café con leche
Las manchas color café con leche son muy comunes. Son manchas color marrón claro homogéneas que aparecen en la piel en el nacimiento o a lo largo de la infancia, sobre todo los primeros meses o años. Suelen ser más claras al principio y pueden ir creciendo a lo largo del tiempo, y haciéndose más oscuras. “Aparecen en alrededor de 1/3 de los niños y, a priori, no tienen mayor importancia. Pero las lesiones muy grandes o que son muy numerosas (más de 6) requieren un seguimiento”, indica la experta.
Pecas o efélides
Las efélides son pequeñas manchitas que coloquialmente conocemos como pecas son lesiones benignas en relieve y de color marrón, de tamaño pequeño, que suelen aparecer sobre todo en niños que tienen una cierta predisposición genética. Otro de los factores que más influyen es, según la doctora: “La exposición solar, por este motivo suelen salir en zonas donde hay mayor exposición al sol como la carita, los brazos, la parte alta del tronco y en principio, no presentan ninguna preocupación”.
Hemangiomas
Los hemangiomas son proliferaciones de los vasos sanguíneos, es decir, vasos sanguíneos anómalos que crecen en niños pequeños y son muy frecuentes. Suelen crecer durante los primeros meses de vida, luego pasan a una fase estable y desaparecen la mayoría de veces. “En general no requieren tratamiento porque se resuelven por sí solos al cabo de los meses, pero aquellos que tienen localización en la cara, en el ojo, en el labio, en el cuello… que se pueden ulcerar fácilmente, que sangran, que provoca dolor… y también en aquellos casos que haya muchos, se remite y se hace seguimiento por un dermatólogo que indicará el tratamiento”, aconseja.
Las manchas blancas
Las manchas blancas también son muy frecuentes en pediatría y suelen ser secundarias por una falta de melanocitos en alguna zona del cuerpo. “Los más comunes son los nevus hipocrómicos (sin color) y suelen aparecer en el nacimiento presentándose como unas manchas blancas. En general, no hay tratamiento. Cuando son numerosas también requieren un seguimiento estrecho y ante la duda con cualquier lesión de la piel consultar con el pediatra porque hay otras causas de manchas blancas que igual sí que requieren tratamiento, pero en estos casos suelen aparecer a posteriori y no en el nacimiento”.
Manchas azules
Las manchas azules o comúnmente llamadas manchas mongólicas, porque son frecuentes en Asia, concretamente en la raza mongola. Se trata de unas manchas que aparecen en la parte inferior de la espalda en el nacimiento durante las primeras semanas y suelen aumentar durante los primeros meses de vida y después desaparecer. “La mayoría de manchas remiten en la infancia. Tampoco requieren ningún seguimiento importante porque no suelen malignizar”, señala la doctora.
¿Cuándo debo preocuparme?
Normalmente será el pediatra quien en sus revisiones periódicas detecte alguna anomalía o lesión en la piel de los pequeños. La experta nos cuenta que hay que prestar especial atención a los hemangiomas que se localizan en zonas funcionales como pueden ser ojos, boca, cuello… Y a aquellas manchas café con leche sobre todo que sean múltiples. Estas concretamente, se rigen por la regla del ABCD a la hora de hacer las revisiones pediátricas y la doctora Nerea nos explica:
- A de asimetría, que sean asimétricos los colores o que sean diferente.
- B de borde, con borde regular, ondulado, mal definido…
- C de color, que hay colores que de una zona u otra cambia a negro, a veces marrón, a veces rojo…
- D de diámetro, cuando sea un diámetro de gran tamaño, mayor de 6 mm habitualmente
- E de evolución, que se vea distinto al resto, que vaya cambiando de forma, de tamaño, de color a lo largo del tiempo…
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Los cuidados básicos de la piel en los bebés
La piel es un órgano que tiene memoria y por ello son muy importantes los cuidados que le dediquemos a la piel del bebé desde su nacimiento. En primer lugar, la exposición al sol es uno de los factores de mayor riesgo y por tanto debemos proteger su piel tanto en invierno como en verano: “La fotoprotección solar se recomienda durante todo el año incluso en invierno porque la piel de los bebés y los niños es más frágil, más débil y por este motivo hay que protegerla. Sobre todo en aquellos momentos en los que vaya a estar expuesto al aire libre, que salga a la calle y aunque esté nublado es importante usar cremas de fotoprotección solar en las zonas expuestas en función de la vestimenta, en cara o en bracitos o en el cuello, en la nuca… En invierno normalmente estamos cubiertos por ropa. En niños más pequeños de 3 años, se deben usar filtros minerales de fotoprotección 50 y en niños más mayores también se podrían utilizar filtros químicos, pero también con protección alta”, recomienda la doctora.
Y también son cruciales los cuidados en aquellos bebés con piel atópica. La doctora sobre todo insiste en educar a las familias en la higiene y la hidratación de este tipo de pieles ya que será fundamental para la prevención de inflamaciones y brotes de dermatitis. Y para aquellos niños de piel sana recomienda: “Una hidratación diaria con productos específicos para la piel de los bebés/niños que esté testada en ellos y que sea sin perfume e hipoalérgica y a priori no requieren cuidados mucho más específicos”.