Saber educar, cuidar, acompañar, curar, escuchar, no perder los nervios, prestar atención a todo, querer sin condiciones, cuadrar la logística diaria, estar para cada uno en el momento preciso... Para la mayoría de las mujeres, la maternidad supone un gran reto en todos los sentidos. Es una experiencia transformadora, pero que también te puede llevar al límite en determinadas situaciones, porque la exigencia es máxima.
Para hablar de todo ello, hemos recurrido a Ana María Martín Casado, matrona del Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles (Madrid) y de Atención Primaria en Guadalajara y docente del Máster de Gestión de Enfermería de la UNIR (Universidad Internacional de La Rioja).
¿Por qué hay tanta exigencia en torno a la maternidad?
No existen las madres perfectas y, según los expertos, es una suerte que sea así, ya que el niño no conseguiría nunca desvincularse y crecer por sí mismo. Sin embargo, el deseo de no fallar y de llegar a ser una madre 10 está en la mente de casi todas las mujeres que se plantean tener hijos. ¿Qué sucede?
“Hay muchas expectativas y muchas presiones implícitas y explícitas, fruto de la construcción social de la idea de maternidad”, explica la experta. “La maternidad está llena de mitos acerca de lo que debería ser, pero no hay un modelo único de maternidad. El problema es que los discursos discordantes no son bien aceptados socialmente y aunque algunas mujeres se sientan identificadas no se atreven a comentarlo”, insiste.
La idea de lo que supone ser una buena madre se basa, sobre todo, en la generosidad extrema. “Ese concepto genera mucho estrés para muchas mujeres y mucha culpabilidad”, señala Ana María Martín. El problema es que si bien al principio la mujer siente ese instinto para entregarse por completo a su hijo, “conforme va pasando el tiempo también puede aparecer la necesidad de ganar espacios para ella, y eso genera dudas y culpa”, detalla.
La crianza en soledad
Muchas mujeres se enfrentan a una experiencia tan intensa como la maternidad sin tener apoyos cercanos. “Nuestras abuelas criaban a sus hijos con personas próximas, pero desde los años 80 en que las familias se han vuelto más hacia sí mismas, esas redes de apoyo han desaparecido”, comenta la docente de UNIR.
Esto puede ser particularmente difícil para aquellas que viven en una ciudad diferente a la de su familia de origen. Esa falta de soporte en situaciones de necesidad y la ausencia de momentos compartidos pueden hacer de la crianza una experiencia mucho más difícil y estresante.
La difícil conciliación laboral
“La sociedad productiva señala cómo la natalidad se desploma. La cifra de nuevos nacimientos son muy bajas y hay que pararse a pensar si puede tener que ver con las trabas que la mujer sufre como madre, con la inestabilidad económica, con el ‘techo de cristal’ que las mujeres trabajadoras pueden sufrir una vez que son madres...”, señala la matrona.
Así, aboga por que haya un equilibrio más justo en este terreno, que comience en el momento de la gestación. “Hay que cuidar a la embarazada y que no entren en conflicto derechos y salud”, subraya.
Conciliar se convierte en tarea imposible en muchas circuntancias y más si hay situaciones excepcionales como la actual provocada por la pandemia de COVID-19. Los padres no tienen derecho a baja remunerada para cuidar a los hijos contagiados y tienen que hacer verdaderos malabarismos para cubrir todos los frentes.
Apoyos para superar el estrés de la crianza
Hay una serie de consejos que se pueden poner en marcha para reducir la sensación de estrés que conlleva la maternidad para muchas mujeres. Son estos, según detalla la experta:
- Buscar redes de apoyo. Ya sea en la familia, en amigos o en otras familias o madres que estén pasando por la misma situación, o incluso en las redes sociales, donde se constituyen verdaderas ‘tribus’ de madres que se ayudan las unas a las otras. Esto sirve para sentirse acompañadas, sabiendo que lo que te sucede no es tan extraño, y para encontrar soluciones y apoyo en momentos difíciles.
- Confiar en una misma. A medida que la mujer va teniendo más hijos, cuenta con más experiencia y tiene más herramientas para afrontar el embarazo, el posparto y la crianza de los hijos. El tiempo es un buen aliado en la maternidad.
- Luchar contra el mito de la madre perfecta. Cada vez más mujeres levantan la voz contra un modelo único de maternidad. Es bueno expresar las vivencias personales para que socialmente no haya un relato unívoco sobre lo que significa ser madre.
- Aprender a delegar. No solo hay que aprender a delegar tareas y responsabilidades con el otro progenitor sino con otras personas de esa ‘tribu’ constituida como apoyo. Que haya diferentes personas que puedan ocuparse del hijo permite a la madre disponer de un tiempo para sí misma. “Esos pequeños espacios personales nos permiten cuidarnos y alejar el estrés”, indica Ana María Martín Casado.