alcohol y embarazo© AdobeStock

Embarazo

Cero alcohol: la única dosis segura en el embarazo

El consejo médico es claro: no hay ninguna cantidad de alcohol que se pueda tomar en el embarazo sin correr riesgos. Es algo que se conoce desde hace mucho tiempo, pero que, sin embargo, no está interiorizado en toda la población.


19 de enero de 2022 - 15:02 CET

Las autoridades sanitarias llevan mucho tiempo poniendo el foco en la importancia de que  las mujeres embarazadas o que están buscando el embarazo abandonen totalmente el alcohol.  

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Sin embargo, según algunos estudios, el consumo de bebidas alcohólicas puede situarse entre un 40 y un 60% de las mujeres embarazadas. ¿Qué riesgos se corren? ¿Depende de la cantidad ingerida?

Una polémica en redes sociales

A pesar del mensaje unívoco de que el consumo de alcohol en el embarazo debe ser cero, una polémica en redes sociales ha vuelto a poner en primer término el problema de tomar este tipo de bebidas en la gestación.

Así,  la Dra. Carla Barber, especialista en medicina estética einfluencer (tiene casi un millón de seguidores en Instagram) despertó la controversia hace unos días. Barber, embarazada, contestaba a sus seguidores algunas cuestiones cuando al ser preguntada sobre si tomaba alcohol en estos meses respondió que su ginecólogo le permitía una o dos copas de vino a la semana. El revuelo en las redes fue inmediato y muchos médicos salieron a desmentir que fuese una buena recomendación.

Tanto es así que la SEGO (Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia) se ha visto obligada a emitir una nota donde destaca los peligros de tomar alcohol antes y durante el embarazo.

¿Por qué es tan peligroso el alcohol en el embarazo?

Cuando una mujer toma alcohol estando embarazada ha de tener en cuenta que  este pasa directamente al feto a través de la placenta.  Y, además, llega a un bebé con muy poco peso que se está formando en ese momento, lo que puede conllevar riesgos muy importantes.

El consumo de alcohol puede tener consecuencias claras sobre la gestación. Así, según detalla la SEGO,  “puede producir muerte fetal, aborto espontáneo, parto prematuro, retraso del crecimiento intrauterino y bajo peso al nacer”. 

Cualquier momento es muy delicado, pero especialmente hay que citar el primer trimestre como meses críticos en este sentido. Por eso se aconseja que desde el mismo momento que la mujer empiece a buscar el embarazo deje de consumir alcohol.

Es tan importante que la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia amplía la recomendación a la pareja de la mujer. “Su colaboración y apoyo durante la gestación y en el periodo preconcepciónal, evitando el consumo de alcohol, favorecen la abstinencia de la madre”, subraya. Además, el alcohol puede disminuir la fertilidad masculina.

¿Por qué hay más o menos daños?

“La gravedad del daño debido al consumo de alcohol durante el embarazo depende, principamente, de la dosis consumida, del tiempo y del patrón de consumo, así como de la susceptibilidad genética individual”, señala la sociedad médica.

Así, todos estos factores se pueden conjugar para que haya o no daño en el feto y para determinar su gravedad. Por todo ello, como no hay evidencia científica de que con algún consumo, por pequeño que este sea, no se va a producir un riesgo, la recomendación es evitar por completo el alcohol desde el mismo momento en que se empieza a buscar el embarazo y durante los nueve meses y la lactancia.

Los daños en el recién nacido

Dejando al margen las alteraciones de tipo genético, “el alcohol es el factor más importante para la aparición de alteraciones mentales y del comportamiento”, subraya la SEGO. De hecho, es la primera causa de daño prevenible de retraso mental en el mundo occidental.

Algunos niños que han estado expuestos al alcohol durante el embarazo presentan un trastorno del espectro alcohólico fetal (TEAF), cuya manifestación más grave es el síndrome alcohólico fetal.

Tal como destaca el Ministerio de Sanidad, los TEAF agrupan a un amplio conjunto de anomalías físicas, mentales, conductuales y cognitivas permanentes que una persona puede presentar cuando ha estado expuesta al alcohol durante su gestación.  “Se puede producir por el consumo de cualquier cantidad de alcohol durante el embarazo, y mientras se planifica”,  alertan.

En el mismo sentido se expresa la SEGO: “La unica causa del TEAF es el consumo de alcohol durante el embarazo, incluso desde antes de la concepción. Por lo tanto, la única recomendación acorde con esa evidencia es no consumir alcohol desde el momento que la mujer decide quedare embarazada”.

La Sociedad Española de Ginecología y Obstetrica reitera, además, que “la falta de evidencia concluyente de daño de un consumo puntual no es lo mismo que evidencia de falta de daño”, por lo que la dosis de alcohol en el embarazo ha de ser siempre cero.