seguridad infantil en deportes de nieve© AdobeStock

Salud

¿Os gustan los deportes de nieve? Cómo evitar riesgos a tus hijos

Todos los consejos para garantizar la seguridad infantil en las pistas


18 de enero de 2022 - 12:16 CET

Los deportes de nieve son una gran oportunidad para disfrutar en plena naturaleza con toda la familia. Pero conviene tener en cuenta una serie de precauciones para practicarlos sin que haya incidentes y evitar lesiones. ¿Qué es lo más importante a tener en cuenta? ¿Cuáles son los riesgos más comunes?

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M. Ángeles Miranda, auditora de seguridad infantil y vicepresidenta de la Asociación Nacional de Seguridad Infantil (www.seguridadinfantil.org), nos da todas las claves.

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¿Desde qué edad pueden practicar deportes de nieve?

Aunque hay que tener en cuenta las características de cada niño para determinar cuándo está preparado para iniciarse en los deportes de nieve, como normal general se establecen los cuatro años.

En ese momento cuando el niño ya ha alcanzado un desarrollo motriz suficiente para poder practicarlos con más estabilidad, “además de cierta resistencia física para poder moverse con mayor seguridad por espacios nevados”, indica la experta.

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La importancia de la equipación

Contar con un buen equipamiento es clave para garantizar la seguridad del niño en la nieve. En muchos casos se usa ropa prestada o heredada de otros hermanos, pero hay que asegurarse de que la talla es la correcta tanto con la ropa como con el calzado.

Si no es su talla, ya sea porque es pequeña o grande, no le permitirá los movimientos necesarios para moverse con libertad para la práctica del deporte, como al caminar, correr, jugar... las caídas y tropiezos serán más frecuentes de lo normal”, advierte la vicepresidenta de la Asociación Nacional de Seguridad Infantil.

Así, la ropa ha de ser impermeable y transpirable y ajustarse bien al peso y la altura del pequeño.

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El casco, un aliado imprescindible

“Además de la ropa, el calzado y el equipamiento, el casco es necesario para la práctica deportiva y debe ser el adecuado para el niño”, destaca M. Ángeles Miranda. Usar un casco que no se adapte perfectamente puede elevar la gravedad exponencialmente en caso de accidente.

Así, el casco ha de ser homologado y no haber sufrido algún percance anteriormente. Debe abrocharse bien a la cabeza, para que, si hay una caída, no salga despedido, y quedar bien ajustado, sin holguras. Los traumatismos craneoencefálicos son de los accidentes más peligrosos en este entorno.

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Elegir buenas gafas de sol

Hay que proteger muy bien los ojos de niños y adultos en la nieve, ya que están expuestos a posibles quemaduras por el reflejo del sol. Al igual que sucede con la piel, la radiación solar que llega al ojo del niño ‘guarda memoria’ y en el futuro pueden aparecer problemas oftalmológicos derivados.

Por este motivo, hay que elegir unas buenas gafas homologadas que protejan frente a los rayos solares y que cubran tanto de frente como en la zona lateral de la cara.

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Hidratación y protección solar

Aunque sea invierno, el efecto sobre la piel de los rayos solares reflejándose en la nieve es igual de dañino que si el niño se tumbase en una playa en las horas centrales del día. Por este motivo, hay que usar siempre crema con un alto factor de protección solar, que se aplicará en cara y labios.

Igualmente, es importante vigilar que el pequeño esté bien hidratado. No hay que olvidarse que está realizando un gasto calórico al practicar deporte, que debe ser compensando con un aporte hídrico.

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Descansar y reponer fuerzas

Aunque la tentación de exprimir al máximo las horas de sol en la estación de esquí esté ahí, cuando se va con niños hay que parar a descansar.

Las consecuencias de que el niño ya esté agotado y no se pare a comer o a reponer fuerzas pueden ir desde que corra más riesgo de sufrir un accidente a que acabe desencantándose de la práctica deportiva.

Así, pues, es conveniente hacer alguna parada para comer sentados y reiniciar la actividad con energías renovadas.

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La educación preventiva de los padres

“Los deportes de invierno tienen un riesgo asociado como los de verano, y es que tanto el agua como la nieve no son nuestro hábitat natural. Necesitamos incluir la prevención como un ingrediente más al practicarlos”, indica la auditora de seguridad infantil.

Garantizar esa seguridad “puede ser la línea que separa la diversión de la tragedia”, señala. Por eso, los padres han de ser los primeros que den ejemplo a los hijos.

En este sentido, la experta subraya la importancia de que los adultos respeten las normas y las indicaciones de los profesionales de la estación de esquí y enseñen a sus hijos el valor de la seguridad. De esta manera, además de educarlos en la prevención presente, se deja en ellos “una semilla de gran valor para su futuro como adultos en particular y como sociedad con más cultura preventiva en particular”.

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Caídas y otros accidentes a evitar

Los accidentes más frecuentes derivados de la práctica deportiva en la nieve son las caídas. En ello intervienen varios factores como el desarrollo motriz del niño, estar en un medio húmedo y resbaladizo...

Además, suele haber golpes con árboles con el trineo, problemas con el equipamiento (correas, bastones) por escaso dominio del mismo... Todo ello puede provocar distintos percances de desigual gravedad, como destaca M. Ángeles Miranda.

La inmensa mayoría de estos accidentes (ocho de cada diez) podrían haberse evitado, por lo que hay que extremar las precauciones y no practicar estos deportes si las condiciones meteorológicas no son las adecuadas y si el niño no está concentrado o muestra cansancio.