El vapeador es el producto más consumido entre los adolescentes, según un estudio (Nuevas formas de inicio al tabaquismo en adolescentes) que ha analizado los hábitos de 344 chicos de estas edades en Ibiza y que acaba de publicarse en la revista científica Prevención al Tabaquismo.
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Así, es la nueva puerta de entrada al tabaquismo, por lo que la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) ha advertido de la necesidad de formar a los niños sobre sus riesgos antes de que lleguen a la adolescencia.
Vapear a los 14 años
Aunque la edad media de inicio en el tabaco en el conjunto nacional son los 14 años, en este trabajo ya a los 13 los menores fumaban o vapeaban como edad media. Más de uno de cada diez habían vapeado, un 8,4% había probado el cannabis, un 7,5% había accedido al cigarrillo convencional y, por último, casi un 5% a la cachimba.
El número de menores que fuma habitualmente está alrededor del 30%, un porcentaje muy similar al de la población adulta.
Para los autores del estudio, el neumólogo Álvaro de Astorza Vergara y la enfermera Marisa Escobar Povedano, ambos del Hospital de Can Misses en Ibiza, “los niños y los adolescentes deberían ser los grupos principales de intervención en la prevención del tabaquismo”.
Es una postura compartida por la propia Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, que “urge a formar a los niños de Primaria para evitar que empiecen a fumar o a vapear en la adolescencia”. Pero, además de dar formación en los centros educativos, se insiste en ampliar esa labor informativa sobre los riesgos del tabaco y el vapeo a las propias familias. “Un 27,8% de los alumnos que fuman lo hacen con el conocimiento de sus padres, lo cual es preocupante”, destacan.
Un acceso muy fácil al vapeo
Una de las razones por las cuales los adolescentes se inician en el tabaco con el vapeador es su acceso fácil. “Nos resulta llamativo que el vapeador sea el producto más consumido, lo que puede deberse al fácil acceso a los cigarrillos electrónicos que tienen los adolescentes”, explican los autores del estudio.
Por otra parte, hay que destacar cómo el cigarrillo electrónico cuenta con más aceptación social y una falsa sensación de inocuidad entre los consumidores. Así, la SEPAR se ha posicionado desde hace años en contra de estos dispositivos “que contienen sustancias toxicas y nocivas para la salud y no deben ser utilizados”.
En un comunicado de esta sociedad científica se subraya que “los e-cigarrillos electrónicos no son inocuos. También van provistos de nicotina y otros compuestos que se inhalan al vapear y que pueden dañar la salud” . De este modo, advierten, “pueden causar cáncer, bronquitis crónica e infecciones respiratorias”.
Pero los menores no solo tienen facilidades para acceder al vapeo. En el trabajo se pone de manifiesto cómo el cannabis tiene una tasa de consumo incluso superior a la del cigarrillo convencional. “Esto indica que su consumo está normalizado entre los adolescentes y que el acceso a los porros, a pesar de ser una sustancia ilícita, no es difícil”, apuntan el Dr. Álvaro de Astorza Vergara y la enfermera Marisa Escobar.
El factor social y familiar del tabaco en la adolescencia
Los adolescentes necesitan sentirse dentro de un grupo. La necesidad de pertenencia y de ser reconocidos y aceptados les lleva a acometer acciones y prácticas que pueden resultar perniciosas para ellos, como el consumo de tóxicos.
En Nuevas formas de inicio al tabaquismo en adolescentes, casi un 40% de los jóvenes que reconocían fumar o vapear confesaron que se habían iniciado por diversión, y prácticamente la mitad, porque lo hacían los amigos de su entorno. Así, sentirse seguro entre sus iguales o conseguir buena imagen con respecto a los demás está entre las motivaciones expuestas para comenzar este hábito.
Pero, además de la presión de grupo, también influye mucho que en la familia de origen se fume o no. De hecho, el 38,6% de los adolescentes encuestados vive con personas que fuman o vapean. Así, los autores del estudio recuerdan que tener progenitores fumadores implica una mayor probabilidad de convertirse en un futuro en fumador, especialmente cuando son la madre o los hermanos los que fuman.