Las prostaglandinas son unas sustancias que el cuerpo fabrica. Se generan en los tejidos y son muy parecidas a las hormonas. Tienen distintas funciones, como el control de la presión arterial o favorecer la contracción muscular. En el caso del parto su misión es trascendente, pues son las responsables de la maduraración del cuello del útero.
La Dra. Mercedes Herrero, ginecóloga de Gine4 en HM Hospitales, nos cuenta cómo funcionan las prostaglandinas y cuándo es necesario utilizar una variedad sintética.
¿Por qué son necesarias en el parto?
Para salir al mundo extrauterino, el bebé tiene que avanzar por el canal del parto. Para ello, el cuello del útero, un cilindro que cierra la parte inferior de la zona, tiene que dilatarse. Es justamente ahí donde entran en juego las prostaglandinas.
“Antes de dilatarse, el cuello del útero debe madurar”, explica la experta. “Durante el embarazo, tiene una textura firme, parecida al tacto de la punta de la nariz, y pasará a una textura como la del lóbulo de la oreja”, detalla gráficamente.
Ese acortamiento del cuello uterino es lo que se conoce médicamente como ‘borrado’. “Decimos que el cuello está madurado cuando se reblandece y acorta”, destaca. Pues bien, para que se lleve a cabo todo este proceso son necesarias las prostaglandinas (naturales o sintéticas), ya que actúan sobre las fibras de colágeno del cuello del útero previamente a la dilatación.
¿Cuándo hay que utilizar prostaglandinas sintéticas?
En condiones normales, el organismo de la mujer va a segregrar las prostaglandinas necesarias para favorecer el nacimiento de su hijo. Pero cuando hay que provocar o inducir el parto, se hace necesario recurrir a prostaglandinas sintéticas.
“Si el cuello del útero no está maduro todavía, se usan prostaglandinas sintéticas, administradas en vagina, horas antes de provocar contracciones. Esto aumenta las posibilidades de parto vaginal; hay revisiones científicas que lo avalan”, subraya la Dra. Mercedes Herrero.
Hay distintas vías de administración de las prostaglandinas sintéticas, como el gel, las pastilas vaginales o los pesarios. Será el equipo médico el que decida cuál es la mejor en cada caso y qué dosis es necesaria.
¿Hay contraindicaciones para poner prostaglandina sintética?
Las prostaglandinas sintéticas no pueden utilizarse en todas las embarazadas a punto de dar a luz, ya que hay una serie de contraindicaciones que hay que tener en cuenta:
- Situaciones que desaconsejen el parto vaginal, “como malposición fetal o placenta previa, entre otros”, indica la ginecóloga.
- Parto en marcha. Cuando el parto ya ha comenzado, no se puede administrar prostaglandina sintética.
- Cicatrices en el útero. Cualquier intervención anterior en el útero, como una cirugía o una cesárea, desaconseja el uso de prostaglandina sintética.
- Intolerancia. Como sucede con cualquier otro fármaco, a veces la mujer no tolera las prostaglandinas sintéticas. “Se usarán con precaución en casos de asma o glaucoma”, advierte la especialista.
- Si se usa oxitocina. La oxitocina es una hormona natural, que también tiene su versión sintética. Se segrega en la parte inferior del cerebro (en la neurohipófisis), y de ella dependen las contracciones uterinas y, además, “tras el nacimiento, también ayuda al alumbramiento de la placenta y a las contracciones que evitan el sangrado posparto”. Como las prostaglandinas se puede administrar también de forma artificial, en lo que popularmente se conoce como el ‘goteo’. Cuando la mujer ya ha recibido oxitocina, no pueden facilitársele también prostaglandinas. La razón, tal como expone la experta de HM Hospitales, es que “añadiría contracciones que podrán ser perjudiciales para el feto”.
¿Tiene efectos secundarios la prostaglandina sintética?
Las prostaglandinas sintéticas pueden tener algunos efectos adversos en determinadas mujeres. Por este motivo, es un fármaco que solo se administra en el hospital y monitorizando tanto las contracciones como la frecuencia cardiaca fetal.
Hay que tener en cuenta que al desencadenar el parto, puede haber demasiadas contracciones. “Si estas fueran excesivas, podrían resultar un problema para el feto”, indica la Dra. Mercedes Herrero. Además de para el bebé, que las contracciones sean demasiadas también representa un riesgo para la salud materna, ya que “se asocian con riesgo aumentado de rotura uterina, más frecuentes si hay cicatrices uterinas previas”.
Aunque hay distintas formas de aplicar las prostaglaninas sintéticas, la más usada actualmente es a tavés de una lámina de 1x4 centímetros sujeta con una cinta. “Así se puede retirar el fármaco por completo, si se necesita, aumentando su seguridad”, tranquilza la ginecóloga.