Cuando las venas superficiales se dilatan hablamos de varices. Son visibles a través de la piel, pues suelen tomar un color azulado y hacer recorridos serpenteantes como un río. En el embarazo son muy habituales. También las arañas vasculares, que son venas aún más pequeñas o capilares que toman ese color azulado o rosado.
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Para hablar de ellas contamos con la Dra. Gracia, del Centro de Enfermedades Vasculares Dra. Maya Gracia Graells, de Barcelona, que nos va a aclarar cómo abordar este problema durante la gestación.
¿Cuándo suelen aparecer las varices en el embarazo?
Las varices suelen aparecer en los dos primeros trimestres de gestación. “Un 70% de ellas antes del sexto mes”, según indica la experta. Y lo hacen de forma súbita, de repente.
Lo más habitual es que se presenten en las piernas, pero también en la gestación pueden verse varices vulvares, que incluso pueden acabar determinando el tipo de parto en algunos casos.
Si la mujer ya tenía varices antes de quedarse embarazada, estas pueden complicarse en estos nueve meses. Por ello, lo mejor es que hayan sido evaluadas médicamente antes para instaurar el tratamiento preciso.
¿Por qué se producen las varices en el embarazo?
Hay distintos factores que explican la aparición de las varices durante el embarazo:
- Factor hormonal. “Las varices del embarazo son causadas por la impregnación hormonal; esta produce una dilatación de la pared venosa, favoreciendo la dilatación de las venas”, explica la Dra. Maya Gracia. Especialmente juega un papel fundamental la progesterona, una de las hormonas más presentes en el embarazo que, al relajar las paredes de las venas provoca que el flujo sanguíneo se enlentezca.
- Compresión del útero. Al crecer, el feto comprime el útero, lo que ejerce una presión sobre las venas iliacas, “que reciben el retorno venoso de las piernas, empeoran la circulación venosa de la paciente y favorecen la aparición de varices”, detalla la especialista. Así, el flujo sanguíneo tanto de las extremidades inferiores como de la zona pélvica se enlentece, con el resultado posible de la aparición de varices.
- Aumento de peso. Durante los nueve meses, la embarazada va a aumentar considerablemente su peso, lo que tiene un efecto sobre la circulación sanguínea.
¿Pueden complicarse las varices en el embarazo?
Aunque lo que más llama la atención de las varices es su aspecto estético, no se trata en absoluto de un problema menor. Las varices causan muchas molestias como pesadez en las piernas, hinchazón de tobillos, dolor, cansancio...
Pero, además, conllevan más riesgos: “Las varices se pueden complicar durante el embarazo con una ruptura de la variz, produciendo un sangrado o una tromboflebitis (un coágulo dentro de la variz)”, advierte la experta en Medicina Vascular y Angiología (www.mayagracia.com). Afortunadamente, las varices no conllevan ningún riesgo para el bebé en formación.
No obstante, lo más frecuente es que las varices disminuyan o “si no había varices antes del embarazo, estas desaparezcan unos meses después del parto”, tranquiliza.
¿Qué tratamientos se pueden realizar?
La mayoría de los tratamientos más invasivos no se pueden realizar durante el embarazo. “Solo se tratan aquellas varices que pueden ser peligrosas (riesgo de sangrado)”, aclara la Dra. Gracia. “Todos los tratamientos con escleroterapia se dejarán para después de parto y la lactancia”, añade.
No obstante su recomendación es que las varices sean examinadas por un especialista que “valore con un Eco-Doppler la patología y paute una media compresiva si es necesario”.
Así, las medias de compresión pueden ser una gran ayuda para aminorar las molestias. También existen cremas para piernas cansadas o fármacos de efecto venotónico, para mejorar la circulación sanguínea, pero ha de recurrirse a ellos únicamente bajo prescripción médica.
¿Qué medidas preventivas se pueden seguir?
Hay algunas pautas que en el embarazo pueden ayudar a prevenir las varices. Son las siguientes:
- Limitar el aumento de peso. Cuando más peso aumente la embarazada, más probabilidades hay de tener ciertos problemas como este.
- Evitar estar mucho tiempo de pie.
- No permanecer demasiado tiempo sentada.
- Hacer ejercicio, adaptado a las peculiaridades de cada embarazo.
- Llevar tacones de tres o cuatro centímetros (”el zapato plano o muy alto están desaconsejados”, alerta la Dra. Maya Gracia).
- Llevar una media de compresión elástica durante el embarazo y unas semanas después del parto.
- Mantener las piernas elevadas en la medida de lo posible durante el descanso (por ejemplo, en el sofá o al dormir).