La noche de Reyes es uno de los momentos más mágicos del año. Los más pequeños (y muchos mayores) esperan emocionados la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar, y para los pajes que se han encargado de los regalos es muy emocionante vivir juntos esa espera.
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En muchos hogares hay tradiciones la víspera del día 6 de enero, pero no está de más saber cómo se organizan en otras familias por si os apetece incorporar algún ritual en las horas previas a la llegada de sus Majestades de Oriente.
Ver aparecer en sus carrozas o en sus camellos a sus tres majestades es una experiencia increíble para cualquier niño. Además, en la mayoría de las ciudades, al cortejo real se unen otros personajes infantiles, mágicos o circenses que hacen de la espera un rato muy agradable para toda la familia.
Si a esto añadimos la emoción de coger los caramelos que tiran los pajes, la emoción es máxima. Un planazo que no puede faltar la tarde de Reyes.
¿Qué tal si os animáis a cocinar vuestro propio Roscón de Reyes? Es un proceso laborioso, pero si hay una actividad que les gusta a los más pequeños esa es meterse en la cocina con sus padres.
Podéis buscar juntos una receta y adoptarla como vuestra. Mientras leva la masa, es un buen momento para dedicar un tiempo a un juego de mesa o incluso para ver una película. El olor en casa a Roscón recién hecho, y más si han participado ellos en su elaboración, es algo que nunca olvidarán.
Recibir regalos y vivir un momento mágico puede ser una buena excusa para pararse a reflexionar sobre lo bueno de la vida. Es importante que los más pequeños sepan reconocer qué cosas tienen que agradecer e incluso hacer una lista de propósitos para el nuevo año.
La carta de agradecimiento o el listado de propósitos se dejará junto a los zapatos y los Reyes Magos la recogerán cuando vengan a dejar los juguetes.
La tarde de Reyes es tan emocionante que da tiempo a muchas cosas. Una tradición muy bonita es tomar el Roscón junto con amigos o familiares después de ver juntos la Cabalgata.
Esa merienda llena de ilusión compartiendo la espera con un chocolate caliente y un trozo de Roscón se les quedará siempre en la memoria.
El día 6 los más pequeños recibirán juguetes nuevos y no está de más que la tarde anterior puedan dedicar un rato a elegir algunos juegos para donar a otros niños más desfavorecidos.
Hay que hacerles entender que lo que se da a otros ha de estar en buenas condiciones. También se puede llevar un detalle a algún vecino anciano que esté solo o cualquier otro gesto que sirva para hacerles vivir la solidaridad.
Ya sea bajo el abeto de Navidad, en la chimenea, a los pies del sofá... cualquier lugar es bueno para dejar lo más importante: los zapatos en los que los Reyes Magos depositarán regalos... o carbón.
Para hacer un momento especial en familia, todos los miembros tienen que elegir sus zapatos y colocarlos conjuntamente en el lugar de la casa donde se espere la visita de sus Majestades.
Después de un viaje tan largo, los Reyes Magos se merecen un detalle. Por eso no está de más dejarles un vasito de leche o de vino, algo dulce y también un refrigerio para los camellos: agua y zanahorias al menos.
A la mañana siguiente, cuando los niños descubran las huellas de los camellos por la casa y los alimentos mordisqueados por sus Majestades se renovará la magia de la ilusión.
La noche de Reyes compite duramente con la víspera del inicio del colegio en nervios. ¡Cuánto cuesta conciliar el sueño! Un buen método para canalizar todas esas emociones es leer juntos un cuento.
Pueden ser historias navideñas de cómo los Reyes consiguen visitar a todos los niños del mundo esa noche. Les encantará compartir ese rato de máxima expectación con los padres.
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