En las primeras revisiones al bebé el pediatra hace una serie de maniobras para valorar los reflejos del recién nacido. Son pruebas estándar que se realizan a todos los niños y que tienen como objetivo detectar posibles alteraciones. Uno de los reflejos evaluados es el de Babinski, que toma su nombre de un neurólogo francés.
El Dr. J. Gabriel Ruiz Soler, pediatra y profesor asociado de Pediatria de la Universidad CH CEU Valencia, nos cuenta en qué consiste este reflejo y cuál es el objetivo concreto de medirlo en los bebés.
La importancia de los reflejos
Nada más nacer, en el mismo paritorio, al minuto y a los cinco minutos, el bebé es sometido al test de Apgar, que va a informar a los médicos con bastante precisión de su estado. A partir de ese momento, en las sucesivas revisiones médicas que se realizan, el pediatra irá valorando cómo es la evolución.
Para ello se determina, entre otras cuestiones, cómo son los reflejos del niño. Entendemos por reflejo la respuesta automática que ofrece el cuerpo cuando es sometida a un estímulo concreto. Uno de los más llamativos es el reflejo de marcha, con el que parece que el bebé pudiera andar, y entre ellos está también el de Babinski.
“Este reflejo consiste en que al estimular el borde externo de la planta del pie se levanta el pulgar y los otros dedos se extienden”, explica el experto de Clínica de Pediatría Gabi Ruiz (www.pediatragabiruiz.com).
Así, para valorar este reflejo el bebé se coloca boca arriba, se le pasa, de modo superficial, un objeto relativamente puntiagudo por la planta del pie y los dedos tendrían que moverse. Como ha explicado el pediatra: el dedo pulgar se elevaría y el resto se abrirían como en abanico.
¿Qué información aporta el reflejo de Babinski?
El reflejo de Babinski es normal en el recién nacido y su objetivo es evaluar el funcionamiento de la médula espinal. “Este reflejo se produce cuando hay una desconexión entre las neuronas motoras (neuronas que producen movimiento) del cerebro y las neuronas de la médula espinal, que ejecutan el movimiento enviando un estímulo a los músculos”, detalla el pediatra.
Es decir, el reflejo de Babinski certifica que existe esa desconexión que en el recién nacido es fisiológica, es decir, totalmente normal. En los primeros meses de vida está provocada por la inmadurez del bebé, “porque aún no se han mielinizado del todo sus vías nerviosas”, destaca.
¿Qué sucede si está alterado el reflejo de Babinski?
El reflejo de Babinski aparece en las primeras semanas de vida y puede estar presente hasta los dos años de edad, momento en que “la mielinización de las vías nerviosas motoras es casi completa”, apunta el Dr. Ruiz. No obstante, lo más habitual es que desaparezca hacia los 12 meses.
Pero, ¿qué sucede si está alterado? La ausencia de reflejo de Babiski en un recién nacido o en un lactante puede indicar lo siguiente, tal como detalla el experto:
- Problemas en la médula espinal.
- Alteración en los nervios implicados en ese reflejo (vía sensitiva o vía motora), que van del pie y de la pierna a la médula espinal.
- Disfunción en los músculos que deben ejecutar ese movimiento.
En todo caso, tal como advierte el pediatra, no basta con una sola prueba para determinar un problema de este tipo. Así: “El reflejo de Babinski debe interpretarse en el contexto de una exploración neurológica completa”.
¿En qué consiste el reflejo de Babinski negativo?
Hablamos de reflejo de Babisnki negativo cuando hay ausencia de dicho reflejo. “En los niños mayores de dos años, la ausencia de Babinski es lo normal. Indica la correcta conexión entre las neuronas motoras superiores, que controlan a las inferiores (que están en la médula espinal)”, detalla el Dr. J. Gabriel Ruiz Soler.
En el caso de que el reflejo de Babinski persista más allá de los dos años de edad, podría indicar “una lesión o enfermedad neurológica a nivel de la médula espinal o del cerebro”, alerta.
De cualquier forma es una prueba que debe ser realizada por el pediatra (no en casa) que será el que pueda valorar, en su conjunto, el estado del bebé y si está indicado realizar o no otras exploraciones para determinar su salud o las posibles alteraciones en su desarrollo.