Se estima que uno de cada diez niños tiene frenillo corto, aunque las cifras podrían ser aún mayores, según los expertos. Hablamos de frenillo lingual corto o restrictivo o de anquiloglosia (en términos médicos) cuando el trozo de tejido que une la lengua con el suelo de la boca es anormalmente grueso y está tan fijado que no deja que la lengua se mueva libremente.
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Es decir, esa membrana que todos tenemos está engrosada o demasiado pegada al suelo de la boca, dificultando el movimiento de la punta de la lengua. Es entonces cuando hay un frenillo corto.
¿Cuándo intervenir sobre el frenillo corto?
La intervención sobre el frenillo va a variar en función del momento en que se actúe. Lo ideal es hacerlo cuanto antes, pero no siempre es así.
Recién nacidos
Hay bebés en los que el frenillo corto es muy evidente. En esos casos “según nacen, se puede dar un pequeño corte para liberar la primera parte del frenillo”, explica el Dr. Javier Serradilla, cirujano pediátrico del Hospital La Paz de Madrid y del Grupo Quirónsalud en Madrid.
En este caso puede hacerse con el bebé despierto y sin anestesia porque no le va a molestar al ser una zona que no tiene terminaciones nerviosas.
Bebés y niños
Según el niño va creciendo, el frenillo no es solo una ‘telita’ sino que hay más tejido, por lo que la intervención tendría que ser en un quirófano con sedación. No obstante, hay otro tipo de malformaciones más complejas del frenillo donde habría que hacer la cirugía con anestesia general, tal como apunta el Dr. Serradilla.
Es muy importante que la cirugía la lleve a cabo un especialista: cirujano pediátrico o cirujano maxilofacial especializado en Pediatría. “Si la lengua tiene alguna malformación específica más allá del frenillo tiene que intervenir un cirujano maxilofacial; si es solo por el frenillo, lo haría un cirujano pediátrico”, aclara.
¿Cómo afecta el frenillo corto a la alimentación?
Tener el frenillo corto puede provocar distintos problemas que se manifiestan desde el comienzo de la vida del bebé.
Con respecto a la alimentación, “cuando la lengua está fija en el suelo de la boca puede provocar problemas de succión tanto si el niño toma lactancia materna como biberón”, advierte el cirujano de Quirónsalud.
Así, se pueden presentar estas circunstancias:
- El bebé no se engancha bien.
- Las tomas no son buenas (son irregulares, se engancha y se desengancha todo el rato).
- Tiene que hacer mucha fuerza para mamar, por lo que se cansa mucho.
- Hace daño a la madre al ponerse al pecho.
- Hay poca ganacia de peso.
- Se queda con hambre y está irritable.
El frenillo corto está detrás de muchos problemas de lactancia de las primeras semanas, por lo que hay que revisarlo en el caso de que haya dificultades en este sentido para que no acabe derivando en una mala ganancia de peso y una nutrición inadecuada.
La influencia del frenillo corto en la pronunciación
En niños mayores en los que el frenillo corto no ha provocado problemas de alimentación, y no se ha intervenido sobre él a edades más tempranas, puede, sin embargo, tomar protagonismo ante las dificultades de pronunciación de determinados fonemas, especialmente de la ‘R’, que necesita una vibración de la lengua, lo que no puede darse si está fija al suelo de la boca.
“Hay niños que no solucionan este problema solo con logopedia y que necesitan con siete u ocho años de esta intervención”, subraya el Dr. Serradilla.
Una vez que se ha solventado en quirófano el problema del frenillo corto en niños mayores hay una segunda parte y es el trabajo logopédico, que van a seguir precisando para aprender a pronunciar correctamente, ya que hasta ese momento utilizaban la lengua de forma inadecuada en estos fonemas.
La cirugía de frenillo y la recuperación
La intervención sobre el frenillo corto (frenectomía) es más sencilla cuando no hay mucho tejido, esto es, con el bebé recién nacido. No obstante, si no hay otras malformaciones asociadas, no es una cirugía compleja.
Dura tan solo unos minutos y la recuperación es buena y sencilla. “Cuando el niño sale del quirófano no va a tener grandes molestias y puede comer casi de manera inmediata una vez que se haya pasado el efecto de la anestesia”, asegura el cirujano pediátrico.
Sí hay que tener en cuenta que las primeras tomas en bebés pueden ser distintas, pues tienen que acostumbrarse al funcionamiento diferente de la lengua, “pero se va a ver mejoría toma tras toma”, insiste.
Además, “en los bebés sí se puede observar alguna irritabilidad en las primeras horas o en el primer día de la intervención, pero es más por haber estado ante personas y lugares ajenos a él”, tranquiliza.
La ventaja de hacer la cirugía cuando el niño es muy pequeño es que él mismo con los movimientos de la lengua que va a hacer para la succión colabora para que la lengua no vuelva a pegarse al frenillo, una complicación bastante infrecuente, pero que podría aparecer en algún caso. Por este motivo, a los niños más mayores se les pautan una serie de ejercicios tras la cirugía.
¿Tiene riesgos la cirugía?
“La cirugía es muy segura siempre que se haga en manos de profesionales”, afirma el Dr. Serradilla. Entre sus riesgos podría estar el sangrado, para lo que se utiliza un bisturí eléctrico, que minimiza las posibilidades.
La herida suele cerrarse sin problemas y las infecciones son “extremadamente raras”, como comenta el experto, ya que se trata de una zona que no se suele infectar habitualmente.
Además, no se suelen dar puntos en frenillos leves o moderados. “En caso de que sí hubiera que darlos, se caen solos”, asegura.
Por tanto es una cirugía que, realizada en el entorno adecuado, no conlleva riesgos destacados para los niños.