Si preguntásemos a muchas embarazadas qué deseo mágico pedirían en relación a esos nueve meses, la respuesta de muchas sería, con toda probabilidad, poder ver cómo va creciendo el bebé en su interior día a día.
Hasta que la madre comienza a sentir los movimientos de su hijo, no sabe cómo transcurre todo en su vientre y debe esperar a que, en cada visita médica, los profesionales le confirmen que todo marcha bien. ¿Cuáles son los índices de bienestar fetal que manejan los ginecólogos? ¿Cómo puede saber la embarazada que hay algún problema?
La ecografía gestacional
Después del test de embarazo positivo, la mujer tiene que esperar hasta el segundo mes de gestación, aproximadamente, para confirmar que todo sigue adelante. En esa primera ecografía se detecta el latido cardiaco, se observa la implantación del embrión y se determina la edad gestacional.
Es un momento muy importante donde hay una confirmación de que el embarazo es viable. Después de esta primera ecografía, vendrán otras, más o menos una en cada trimestre o más si la madre tiene algún problema. La ecografía es un elemento muy preciso que puede indicar si el bebé evoluciona bien.
Las circunstancias que obligan a una mayor frecuencia en el control ecográfico son “ cuando se detecta alguna alteración en la anatomía fetal, así como cuando aparecen alteraciones ecográficas en el paso del flujo sanguíneo desde la placenta al feto que puedan indicar un retraso del crecimiento fetal”, explica el Dr. Antonio Núñez Oller, especialista en Ginecología y Obstetricia del Hospital Vithas Madrid La Milagrosa.
Medir el bienestar fetal
El objetivo durante el embarazo es que el bebé se desarrolle adecuadamente, para lo que necesita las condiciones idóneas intraútero. Sin embargo, a veces hay una pérdida de bienestar fetal, que puede estar condicionada por distintas circunstancias.
En este sentido, en el seguimiento del embarazo se tiene en cuenta “el perfil biofísico de la paciente a través de la monitorización fetal y el estudio de la ecografía doppler fetal”, subraya el especialista.
Además, hay tres situaciones médicas que pueden condicionar ese bienestar fetal:
- Hipertensión arterial de la madre.
- Diabetes de la gestante.
- Alteraciones en el volumen del líquido amniótico (oligohidramnios o polihidramnios).
En estos casos, el seguimiento de la madre será mucho más estrecho para vigilar en todo momento el correcto desarrollo del bebé y poder adelantarse a posibles problemas.
¿Se relaciona el estado de la madre con el estado del bebé?
Las molestias que sufre la madre durante estos nueve meses no están relacionadas siempre con el estado del bebé. Así, ella puede sentirse muy mal con náuseas, mareos u otros síntomas, y el niño no acusarlo en absoluto. Hay mecanismos de protección que hacen que, pese a todo, el feto siga adelante, independientemente del estado de ella.
Sin embargo, no es siempre así. Hay cuadros en que la mujer no se encuentra bien y esto tiene una repercusión directa sobre su hijo. Por ejemplo, en los casos de gestosis (denominada también toxemia del embarazo: hipertensión, edemas y presencia de proteínas en la orina) pueden aparecer síntomas maternos que nos pongan en alerta. “Entre ellos estaría la elevación de la tensión arterial, alteraciones de la analítica o ecografía fetal, así como edemas en la madre”, advierte el ginecólogo de Vithas Madrid La Milagrosa. Y añade: “También nos tendría que alarmar el aumento excesivo del volumen abdominal”.
¿Cuándo ir a Urgencias?
Aunque la mujer no cuenta con un ecógrafo portátil que le pueda decir en cada momento cómo se encuentra su hijo, sí que hay una serie de señales que, en determinadas circunstancias, pueden suponer la voz de alarma de que algo no va bien en su interior.
Así, el Dr. Núñez Oller recomienda acudir a un servicio de Urgencias “cuando aparezca pérdida de los movimientos fetales, elevación brusca de la tensión arterial así como sangrado vaginal”.
Desde el momento en que se empiezan a notar los movimientos del bebé (puede ser antes si la mujer ya ha estado embarazada previamente), deberían percibirse a diario. Si no es así, conviene reposar un poco y tomar algo dulce. Si aún así, pasan varias horas y el bebé no da muestras de actividad conviene ir a un centro médico. El feto tiene que moverse incluso hasta el mismo momento final del embarazo, hasta el día del parto.
Además, pueden ser señales de pérdida de bienestar fetal “los cambios preocupantes en la frecuencia cardiaca fetal y la aparición de meconio en el líquido amniótico”, señala el especialista.
Por ello, lo mejor ante la duda de que algo no va bien es consultar para que los expertos determinen el estado del bebé.