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resistencia a los antibi ticos© AdobeStock

Salud

¿Por qué no debes dar antibióticos a tu hijo por tu cuenta?

En España se utilizan más antibióticos para niños que en otros países. En algunos casos, sin que haya prescripción por parte del pediatra. ¿Qué riesgos se corren con esta práctica? ¿Cómo hay que actuar con estos fármacos?


21 de diciembre de 2021 - 14:08 CET

Los antibióticos son medicamentos fundamentales que han logrado salvar millones de vidas, pero que no se están utilizando bien en los últimos tiempos. El problema principal es que hay un abuso en su consumo, lo que lleva al peligro de la aparición de patógenos farmacorresistentes; es decir, de bacterias que no podrían ser eliminadas con medicamentos, a pesar de que antes sí eran sensibles a ellos.

En niños, hay que tener en cuenta una serie de pautas para que la administración de antibióticos no resulte un riesgo ni para ellos ni para el resto. Así, la Organización Mundial del la Salud (OMS) ha declarado que las resistencias a los antimicrobianos (engloba antibióticos, antivirales, antigúnfincos y antiparasitarios) es una de las mayores amenazas para la salud mundial, ya que compromete el éxito de procedimientos terapéuticos que conllevan un riesgo infeccioso.

¿Para qué sirve un antibiótico?

Los antibióticos son medicamentos que se usan para combatir infecciones provocadas por determinadas bacterias. Por lo tanto, no son eficaces para luchar contra los virus. En el caso de los niños, la mayoría de procesos por los que pasan son de tipo vírico, por lo que no estaría indicado un antibiótico.  Ni los procesos febriles ni la gripe ni los resfriados se tratan con antibióticos. 

Se trata de fármácos más fuertes y que no deben ser utilizados a la ligera. Por ese motivo, siempre están sujetos a prescripción médica y, por ley, no pueden ser comprados sin receta en la farmacia.

El uso correcto del antibiótico

“Aunque no hay datos oficiales nacionales sobre el consumo en Pediatría, sabemos por distintos estudios que el consumo de antibióticos en España es más elevado que en otros países de nuestro entorno”, alerta la Dra. Rosa Albañil, coordinadora del Grupo de Patología Infecciosa de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).

Son datos preocupantes porque, aunque es cierto que, gracias a las campañas sanitarias de concienciación, ha disminuido el uso de antibióticos, sigue siendo de los más altos de la Unión Europea.

Así, la AEPap recomienda lo siguiente en relación a la administración de antibióticos a niños:

  • No usar los que hayan sobrado. Los restos de antibióticos que  hayan sobrado de cualquier proceso deben ser desechados,  depositando el envase en un punto SIGRE de una farmacia para ser reciclados y evitar que contaminen.
  • Dosis y pautas marcadas. Es muy importante cumplir extractamente con la dosis, las pautas y el tiempo que haya recomendado el médico en cuanto a la administración del antibiótico.
  • No suspender ante la aparición de síntomas. El antibiótico debe mantenerse todo el tiempo que haya indicado el pediatra, aunque los síntomas desaparezcan antes (a excepción de que el médico lo hubiera indicado así).
  • Comunicar al médico los efectos secundarios. Los antibióticos son fármacos seguros, pero en algunos casos pueden provocar efectos secundarios o incluso alergias. Estas situaciones deben ser comunicadas al médico para que indique cómo proceder.

Además, hay que mantenerlos de forma adecuada (algunos necesitan estar refrigerados) y procurar dar la dosis exacta utilizando la cuchara o los dispositivos que incluya el propio medicamento.

¿Qué sucede con la automedicación?

Hay algunos fármacos que tienen cierto margen de autonomía para el paciente. Por ejemplo, si el niño tiene fiebre se le puede administrar un analgésico o un antipirético aunque el pediatra no lo haya indicado en ese caso concreto. No es así con los antibióticos.

Nunca se puede hablar de automedicación responsable con estos fármacos. “Elegir cuándo prescribir un antibiótico y cuándo no, así como selecccionar el antibiótico más adecuado para cada caso requiere mucha formación y experiencia, por eso nunca son adecuados para la automedicación”, destaca Eva López, farmacéutica y miembro del Grupo de Pacientes y Ciudadanía de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP).

La experta subraya cómo el uso inadecuado de antibióticos ha provocado que existan infecciones por bacterias que antes se curaban con facilidad y que ahora no tienen tratamiento. “Si no usamos los antibióticos de forma adecuada, en unos años podrán morir muchas personas por infecciones que ahora mismo son curables”, insiste Eva López.

Desde la SEFAP indican cómo la automedicación de antibióticos puede derivar en una falta de efectividad del medicamento, en interacciones con otros fármacos, reacciones adversas e intolerancia o  alergia a algunos de sus componentes (tanto al medicamento como a sus excipientes). 

Por ello, está totalmente desaconsejado automedicar a niños con antibióticos, aunque antes hayan pasado por el mismo proceso.