La erupción de los dientes de leche en el bebé es un proceso de gran trascendencia en el desarrollo. Diferencia dos épocas en la forma de alimentarse: la de la lactancia, en la cual se alimenta exclusivamente de leche y solo necesita la lengua, los labios y el reflejo de succión, y la época de la masticación de alimentos sólidos, para la que necesita las diferentes piezas dentarias, que van apareciendo en sus maxilares.
Salen los dientes de leche
Estas veinte piezas tienen una erupción progresiva y lenta, pero sin pausa. Desde los siete meses hasta los dos años, y generalmente por pares, van saliendo hasta completar diez piezas en la arcada superior y otras diez en la inferior.
A partir de los siete años comienza el cambio a la dentadura del adulto. Empiezan a caer los dientes de leche y son sustituidos de forma continua por los definitivos, que duran hasta los veintiún años, hasta completar las 32 piezas dentarias de que consta una dentadura adulta.
La dentadura infantil está formada por dientes de pequeño tamaño, de estructura más fina y con una pequeña raíz. En cada arcada dentaria -superior e inferior- hay dos incisivos centrales, dos incisivos laterales, dos premolares, dos caninos y dos molares. Este proceso va desde los siete meses de los incisivos centrales a los veinticuatro meses de los molares. Durante este prolongado periodo de tiempo debemos vigilar la evolución de la dentición creando buenos hábitos de higiene bucal, evitando desviaciones, vicios y enfermedades y tratando las alteraciones que se presenten.
¿La erupción provoca enfermedad o síntomas?
En contra de la creencia general, la erupción de los dientes de leche nunca es causa directa de enfermedad. No provocan fiebre, ni tos, ni diarrea. Lo más que originan son molestias y desasosiego. Eso sí, la erupción dentaria origina en los niños una gran ansiedad para morder todo lo que llega a sus manos, con la consiguiente contaminación bacteriana de la cavidad bucal, circunstancia que favorece la aparición secundaria de infecciones en el tracto respiratorio o en el digestivo.
La época de erupción dentaria se caracteriza, a veces, por aumento de la ansiedad, pérdida del apetito, sueño más intranquilo, aumento del babeo, contaminación bucal, dermatitis perioral y mayor propensión o facilidad para las infecciones.
Higiene bucodental
La edad de la infancia es perfecta para crear buenos hábitos de higiene bucodental. La tendencia de los niños a imitar a los adultos es muy útil para aficionarlos a limpiar sus dientes. Una buena higiene bucal se basa en el cepillado frecuente, pero existen otras prácticas como el hilo dental y los enjuagues y gargarismos que influyen decisivamente en mantener una dentadura sana.
- Cepillado dental después de cada comida.
- Emplear dentífricos que contengan flúor.
- Consumir alimentos frescos y naturales con poco azúcar.
- No tomar productos ricos en azúcar fuera de las comidas.
- Acudir a la consulta del especialista al menos una vez al año.
La tendencia del niño por imitar a los adultos es muy útil para aficionarlos desde muy pequeños a limpiarse los dientes tras las comidas
¿Qué podemos hacer?
- Un “mordedor” previamente enfriado en la nevera puede aliviar las molestias, tranquilizar al niño y facilitar la erupción.
- Existen productos farmacéuticos que, aplicados sobre las encías, pueden aliviar las molestias.
- En ocasiones y sobre todo por las noches, pequeñas dosis de paracetamol pueden ser beneficiosas.
- Es conveniente prevenir la aparición de maceración y eczemas en los labios y región perioral.