Una de las recomendaciones básicas antes del embarazo es acudir al médico para que este chequee la salud de la madre. De esta manera, si hay algún problema que resolver se puede hacer antes de la gestación. Es una garantía para afrontar el proceso sin sobresaltos, porque no todas las intervenciones y las pruebas son compatibles en estos nueve meses.
La Dra. Marta Verdejo Arias, especialista en Ginecología y Obstetricia y experta en ecografía en el Instituto de Medicina EGR, clínica privada de especialidades médicas en Aravaca (Madrid), y miembro de Top Doctors, nos aclara cuáles resultan peligrosas y cuáles están permitidas.
Una prueba común: la ecografía
Si el embarazo no es de riesgo, a la gestante se le harán unas tres o cuatro ecografías a lo largo de esos nueve meses. Sin embargo, por algunas circunstancias, determinadas mujeres necesitan un seguimiento especial y unas pruebas ecográficas más continuadas.
¿Tiene riesgo hacer muchas ecografías en la gestación? “Las ecografías utilizan ultrasonidos, no radiación, y se ha demostrado que el ultrasonido no resulta peligroso en esta etapa”, explica la Dra. Verdejo. Sin embargo, hay que tener en cuenta los resultados de otros estudios que observaron “un leve aumento de la temperatura del líquido amniótico en las primeras semanas de gestación, por lo que se recomienda no hacer un uso excesivo (por ejemplo, una diaria) de las ecografías antes de la semana 8 de gestación, periodo en el que se están formando todos los órganos”, advierte la especialista.
¿Qué sucede con los tratamientos dentales?
La boca puede sufrir mucho durante el embarazo, por lo que hay que enfrentarse a él con una buena salud oral. No obstante, la mayoría de los tratamientos dentales pueden realizarse durante el embarazo, “aunque es recomendable diferir todos aquellos procedimientos que no sean urgentes”, destaca la ginecóloga.
Si hubiera que usar un anestésico local, se podría hacer sin problema; y con respecto a las radiografías dentales (ortopantomografías) “suponen un riesgo mínimo para el embarazo”, tranquiliza.
¿Cuáles son las pruebas de imagen permitidas?
Hay distintas pruebas de imagen. Unas son compatibles con el embarazo y otras no, pero en líneas generales las que no tengan radiaciones y no exijan anestesia general pueden realizarse.
Radiografías
“Si estás embarazada y te has realizado una radiografía, lo probable es que no tenga ningún efecto sobre el embarazo y el bebé, dado que la dosis de radiación que se considera de riesgo es aproximadamente 30 veces superior a la que se usa en una radiografía normal”, tranquiliza la experta de Top Doctors.
No obstante, hay que tener en cuenta que si la radiografía se lleva a cabo en las dos primeras semanas de embarazo, en el periodo de implantación, ocurre el denominado efecto de ‘todo o nada’. Si ha habido alguna afectación sobre el ovocito fecundado se producirá un aborto; si no le ha afectado, todo seguirá adelante con normalidad.
TAC
Al igual que en el caso de las radiografías al hacer un TAC (tomografía axial computarizada) se usan radiaciones ionizantes, que deben evitarse durante la gestación o si hay sospecha de embarazo.
Resonancia magnética
Por el contrario, la resonancia magnética no utiliza radiaciones ionizantes, “por lo que se puede realizar en la gestación; de hecho, la resonancia es habitualmente utilizada para hacer un estudio más en profundidad de los bebés intraútero en determinadas situaciones”, comenta la Dra. Marta Verdejo.
Tratamientos estéticos permitidos
Los tratamientos estéticos que conlleven anestesia o que sean invasivos no se recomiendan durante los nueve meses de embarazo. Como sucede con otras intervenciones, pruebas o cirugías, el criterio es que todo lo que no sea estrictamente necesario debe dejarse para después del parto.
Por ejemplo, en el bótox (toxina botulínica) se conoce que no atraviesa la placenta, “sin embargo sí podrían derivarse secuelas infecciosas o inflamatorias secundarias a las inyecciones que podrían acabar afectando al embarazo”, advierte la especialista del Instituto de Medicina EGR.
Por este motivo no se recomiendan los tratamientos estéticos invasivos durante la gestación. De igual forma, ante cualquier cirugía o prueba en otro ámbito médico, la norma es demorar lo que no sea urgente, individualizando cada caso: “No es lo mismo la necesidad de operar a una embarazada con anestesia general de una apendicitis urgente que de una hernia inguinal no complicada que puede seguirse de manera estrecha y posponer la cirugía hasta el parto”, ejemplifica la Dra. Marta Verdejo Arias.