Cada edad vive la Navidad con la ilusión puesta en algún momento concreto: la Cabalgata de los Reyes Magos, los regalos, las primeras salidas con amigos para recibir el Año Nuevo... Es cierto que para los niños más pequeños resulta más fácil sentir la emoción de las fiestas, pero los adolescentes, cuyo ánimo está muy tocado tras tantos meses de pandemia, pueden llevarlo peor.
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Para saber cómo deben actuar los padres para ayudar a sus hijos a sentir la magia de la Navidad, hemos hablado con Nuria García Alonso de la Torre, psicóloga infantojuvenil y directora del Centro Ayudarte Estudio de Psicología, de Gijón.
Tiempos difíciles por la pandemia
La pandemia por coronavirus está resultando muy dura y se está prolongando en el tiempo mucho más de lo que todos querríamos. Hay colectivos que lo están pasando mal, pero uno de los más afectados, según distintos estudios, son los adolescentes.
Su comportamiento fue alabado en la primera ola, pero luego se ha visto que su aparente conformismo en relación a las restricciones ha derivado en muchos casos de ansiedad y depresión.
“Hay que entender que ellos están perdiendo una parte fundamental de salir, de socializarse, que es vital a esa edad”, explica la experta. “Estamos como viviendo en una nueva normalidad que en realidad no existe”, apunta.
Es como si estuviésemos inmersos en una especie de estrés postraumático que afecta a todas las personas, cuenta la psicóloga. Y lo previsible es que las secuelas sobre el estado de ánimo continúen durante un tiempo prolongado.
La importancia de los padres
Ante esta situación, los menores tienen muchos menos recursos emocionales que los adultos y pueden sentirse particularmete mal por no estar contentos o ilusionados en una época como la Navidad en la que se supone que todo el mundo ha de estarlo.
Y ahí entra de lleno el papel de los padres. “Tienen que hacer un esfuerzo extra porque ellos son el timón del barco. Por sus hijos tienen que buscar cómo recuperar esa ilusión”, destaca la directora de Ayudarte Estudio de Psicología (www.ayudartepsicologia.es). Además, tal como afirma, “las emociones se contagian, por lo que si ellos están ‘de bajón’, esto se traslada a sus hijos”.
Así, es importante que el desánimo no se insature en todos y que se busquen estrategias para poder vivir la Navidad de la mejor manera posible aunque sea de una forma diferente, dadas las circunstancias.
Estrategias para devolverles la magia de la Navidad
A pesar del cansancio por la pandemia y de las dificultades que esta supone, hay fórmulas para ayudar a los hijos a vivir esta Navidad con esperanza e ilusión. Estas son las que propone Nuria García Alonso de la Torre:
- Crear nuevas tradiciones. Algunas costumbres tal vez no se repitan este año, como las grandes reuniones, pero se pueden crear otros hábitos diferentes. “Incluir novedades en lo que se hace siempre va a estar bien”, apunta. Así, puede ser cenar juntos en una casa rural, hacer una fiesta familiar de disfraces en Nochevieja... Se trataría de crear nuevos recuerdos que no están marcados por las posibles renuncias o restricciones, pues parten de cero.
- Decirnos cosas bonitas. “Estamos acostumbrados a regañar a los hijos, pero nos cuesta más decirles cosas bonitas”, señala la psicóloga. Esto es especialmente importante en la etapa de la adolescencia, en que los jóvenes están buscando su identidad. Puede hacerse de muchas formas: en la propia cena de Nochebuena, elaborando una especie de calendario de Adviento del que se irán sacando esas notas positivas, con mensajes que se leerán un día concreto...
- Negociar. Muchos adolescentes tendrán que renunciar a planes que les apetecen debido a la situación sanitaria. Es difícil para ellos, pero los padres tienen que facilitarles la aceptación dándoles alternativas, “podrían estar con el móvil más tiempo, o salir hasta un poco más tarde en otro momento o irse a dormir a casa de un amigo de su propia ‘burbuja’... Hay que ceder en cosas de menos importancia para compensar”, indica.
- Marcar una hora para las quejas. Es cierto que la pandemia condiciona en gran medida la vida de todos, pero no es bueno instalarse en la queja continua. Por eso Nuria García Alonso de la Torre recomienda instaurar ‘la hora de las quejas’. Es una forma de concentrarlas solo en un momento determinado, que, por su experiencia, incluso llega a olvidarse a lo largo del día.
- Hacer deporte en familia. El deporte es fundamental siempre, pero más aún en momentos complicados. Hacer ejercicio es una magnífica forma natural de liberar hormonas del bienestar, por eso hay que buscar un hueco para practicarlo individualmente o en familia y al aire libre, si es posible.
Sobrevivir a las comparaciones
“Pues a mis amigos sí los dejan”. Cada familia decide qué actividades va a permitirse en función de sus circunstancias concretas, y en eso “no deberíamos guiarnos por lo que hacen los demás sino por la coherencia familiar”, aconseja la experta.
Lo más probable es que los niños o adolescentes protesten y se enfaden, y los padres han de estar preparados para ello, pero sí hay que expresarles lo que sucede: “ Sé que te apetecería que las cosas fueran diferentes, pero no es un castigo hacia ti, es una cuestión de salud porque estamos en pandemia”.
Con las normas claras, y aceptando su posible frustración, el siguiente paso es trabajar para lograr unas Navidades diferentes, pero que también queden en el recuerdo de todos.
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