Durante la adolescencia, vivimos una gran transformación que conlleva modificaciones físicas, psíquicas y sociales. No suele ser un periodo fácil ni para el chico ni para su familia. Cuando hay un trastorno del espectro del autismo (TEA), esta fase puede vivirse con unas características particulares.
Paula de Hoyos y Chus Martínez son las autoras del libro Manual de conducta en adolescentes con TEA (Ediciones CETEA), ambas están especializadas en el tratamiento de personas con trastorno del espectro del autismo y hemos charlado con ellas sobre este tema.
¿Cuáles son los principales problemas de un adolescente con TEA?
Los trastornos del espectro del autismo son muy amplios y diversos, por eso las personas con TEA también poseen distintas características y hay diferencias a la hora de abordar etapas cruciales como la adolescencia.
Sin embargo, según las expertas, en la conducta del adolescente con TEA es usual encontrar algunos problemas de conducta. Serían los siguientes:
- Impulsividad. Falta de autocontrol.
- Obsesiones y manías recurrentes.
- Aislamiento social.
- Inflexibilidad cognitiva.
“Las alteraciones de conducta van a interferir en el aprendizaje, aumentan el aislamiento y pueden producir efectos dañinos. Por este motivo es importante un trabajo explícito en la adolescencia, igual que se realiza en la niñez”, explica Paula de Hoyos, co-directora del gabinete CETEA y directora de formación de plazaTEA (www.plazatea.net), la primera plataforma para la comunidad TEA con recursos de todo tipo para profesionales y familias.
¿Es una adolescencia más complicada?
El adolescente con TEA pasa por los mismos cambios que un adolescente sin TEA. Sin embargo, hay que tener en cuenta que “lo que les diferencia son las áreas que están alteradas en el trastorno, haciendo que los cambios de la adolescencia supongan para ellos más estrés y ansiedad”, destaca Chus Martínez, co-directora de CETEA y directora de contenidos de plazaTEA. Las áreas que están alteradas en chicos con TEA son la comunicación social, la anticipación y la flexibilidad.
La adolescencia no supone para las personas con TEA un progreso lineal según lo que venía sucediendo en la infancia. Se trata de una etapa diferente. “Es complicada porque si en la niñez el trastorno ha evolucionado favorablemente, supones que siempre irá a mejor y no es así”, advierten las expertas. De hecho, los adolescentes con TEA pueden tener retrocesos, mostrando de nuevo conductas que ya se habían superado u otras nuevas.
“Lo importante es asumir que el trastorno dura toda la vida y que cada etapa conlleva una serie de retos que hay que ir superando. El acompañamiento en la infancia y la adolescencia es crucial”, advierten.
¿Cuál es el papel de la familia?
Hay dos aspectos básicos para las familias con un hijo con TEA: la información y el acompañamiento. Por un lado, los adolescentes con un trastorno del espectro del autismo deben tener sus terapias.
Pero, por otro, los padres deben conocer en profundidad el trastorno, “saber por qué sus hijos realizan determinadas conductas y eliminar sentimientos de culpa”, detallan las autoras del citado libro.
Es muy importante comprender lo que está pasando en cada momento evolutivo y también “utilizar las estrategias adecuadas en los ámbitos naturales (el día a día de una casa)”, subrayan.
¿Se necesita ayuda especializada en esta etapa?
Es muy conveniente recibir ayuda especializada en dos frentes. Así, tanto la familia como el propio chico TEA la pueden necesitar para abordar este periodo tan convulso de desarrollo personal de la mejor forma posible.
Para los padres, contar con un experto que te explique lo que debes hacer resulta de gran apoyo. Los familiares deben estar formados para saber utilizar las estretegias más adecuadas ante cada situación y recibir un acompañamiento que les sostenga en los momentos más difíciles. Todo ello sin menoscabo de la intervención directa con el adolescente con TEA a cargo de un profesional.
“Las dificultades de conducta aparecerán en mayor o menor grado”, apuntan Paula de Hoyos y Chus Martínez. “Lo que nuestra experiencia nos dice es que si no se ha comenzado una intervención especializada desde la infancia, en la adolescencia es más complicada la intervención y, por lo tanto, la evolución”, afirman.
Se trata, en definitiva, de hacer un trabajo a dos bandas (familia y personas con TEA), siempre bajo la visión del largo plazo. En este recorrido habrá “avances, parones, retrocesos y vuelta a evolucionar”, insisten, por lo que conviene ponerse en manos de profesionales para que todo transcurra mejor.
No te lo pierdas: Por qué es tan importante la atención temprana ante las primeras señales de autismo