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Bebés

Hablemos de las crisis madurativas de los bebés

La ansiedad por separación, sus primeros pasos, sus primeras palabras… todos estos son hitos evolutivos que suceden durante los primeros meses de vida de un bebé y que pueden implicar un cambio de comportamiento que es necesario para su desarrollo psicomotor y psicosocial. ¡Aprende a identificarlos!


13 de diciembre de 2021 - 17:09 CET

¿Habías escuchado el término “crisis madurativas” de los bebés? Los pequeños pasan por periodos en su vida que están determinados por los cambios en su desarrollo que pueden conllevar al mismo tiempo variaciones de conducta repentinas. En ocasiones, los padres pueden llegar a asustarse porque pasan de tener un niño bueno, que duerme mucho y come muy bien, a un bebé que apenas duerme 2 o 3 horas seguidas, no quiere comer y llora por todo. Estas fases de rebeldía, irritabilidad, llanto… son las llamadas “crisis madurativas”.

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¿Cómo se manifiestan estos cambios evolutivos?

Para conocer un poco más sobre estos cambios evolutivos en los bebés, que esto no repercuta en vuestra rutina y lograr entender qué les ocurre en estos periodos de tiempo, hemos hablado con la doctora Pilar Roncalés, pediatra del Grupo Hospitalario HC: “No todos los niños tienen por qué manifestarlas del mismo modo, o en la misma intensidad. En algunos niños se producen verdaderos cambios de actitud y comportamiento (hay padres que me han llegado a decir que de repente tenían un Gremlin en su casa), mientras que en otros casos los cambios son más sutiles, o pueden no expresarlo “durante el día”, y se traducen en fases de regresión del sueño, terrores nocturnos... En cualquier caso, se trata de fases normales, temporales, y necesarias para su desarrollo y evolución, que les ayudan precisamente a madurar”, nos explica.

Alcanzar nuevos hitos

Su primera sonrisa, sus primeras palabras, cuando aprende a gatear, sus primeros pasitos… La vida de los bebés está llena de  grandes cambios en su desarrollo psicomotor y psicosocial que son fases normales de adaptación a un nuevo hito: “Durante los primeros meses de vida, el bebé es completamente dependiente de sus padres (de su madre, sobre todo), y va madurando de manera gradual. Sin embargo, hay momentos en los que esta progresión en su desarrollo lo hace de manera más rápida, y la adaptación a este cambio puede traducirse en una crisis madurativa”, nos cuenta la doctora.

Hay que entender que todos estos cambios son positivos y por tanto los papás deben detectarlos y saber cómo actuar. Desdramatizar la situación y saber acompañarles en su evolución es fundamental, junto con la imprescindible paciencia. Pero no todos los cambios tienen que ser “saltos” en su crecimiento y manifestarse como crisis, sino que pueden presentarse de un forma más lenta y gradual y que el niño permanezca con una actitud normal.

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¿Cuándo se presentan los cambios evolutivos más evidentes en los bebés?

A los 8 meses

Tu bebé solo quiere tu atención, hace pataletas por todo, no quiere entrar en el cole y tiene dificultad para conciliar el sueño o para mantener periodos prolongados dormido… estos caprichos “sin importancia” son debidos a la primera gran crisis de los 8 meses: “En este periodo, la crisis más importante suele ser alrededor de los 8 meses, edad a la que el bebé adquiere la capacidad para ponerse de pie, un gran avance en su desarrollo, y que, además, suele coincidir con la  “angustia por separación”. Esta angustia por la separación de su madre es una fase normal, que puede verse adelantada en algunos niños si su madre se incorpora a la vida laboral antes, un cambio de habitación lejos de sus padres... A esta edad, la crisis madurativa puede verse reflejada como rechazo de la alimentación (que no sea el pecho de su madre), llanto, irritabilidad...”, comenta la doctora Roncalés.

A los 12 meses

“De manera semejante a la de los 8 meses, con el inicio de la deambulación y del lenguaje, alrededor de los 12 meses, puede venir una crisis de características similares. A veces, a esta edad se produce el inicio de la escuela infantil, lo cual puede “agravar” esta crisis, y ser un verdadero quebradero de cabeza para los padres. También a los 12 meses suelen producirse cambios en la alimentación de los niños, y puede significar un rechazo de la misma”, prosigue la pediatra. Las regresiones de sueño van de la mano de estas crisis por eso no te asustes si ves a tu bebé por la noche dormido en la cuna ponerse a cuatro patas e intentar gatear. Su cerebro no descansa y querrá practicar y experimentar sus nuevas hazañas en todo momento, incluso de madrugada.

A los 15-18 meses

Una vez superada la crisis de los 12 meses, no te puedes relajar porque seguidamente llegaremos a la de los 15-18 meses que está relacionada con sus actos intrépidos y en muchas ocasiones, inconscientemente arriesgados, según nos describe la doctora: “Entorno a los 15-18 meses, el niño ya anda, investiga, aprende a escalar y todo es motivo de curiosidad. En este momento se enfrenta al NO de sus padres, muchas veces por primera vez, que, con buen criterio, intentan poner límites a su hijo. Esto hace que la rebeldía empiece a tomar protagonismo y que el llanto sea muchas veces la respuesta a su frustración”.

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A los 2 años

La crisis de los 2 años quizás sea la más conocida por las temidas rabietas. Montar el numerito en el supermercado o en la sala de espera del pediatra será algo habitual y es que finaliza una etapa en su vida muy importante en la que el bebé ya no espera a que su mamá o su papá le den lo que necesita, si no que es él mismo quien quiere explorar, investigar y enfrentarse a nuevos peligros: “A los dos años, su necesidad de autonomía y autodeterminación, chocan con la realidad de una vida en la que no pueden hacer todo lo que desean, generando un sentimiento de rabia y frustración. Sin embargo, a esta edad todavía no tienen capacidad suficiente para expresar con palabras lo que sienten, no tienen desarrollada la autogestión de su enfado, y es aquí cuando empiezan las famosas rabietas”, finaliza la doctora.

Por supuesto, los cambios evolutivos continuarán hasta la adolescencia y el siguiente que le tocará vivir será convertirse de bebé en niño. A partir de los 3 años querrá ser más independiente que nunca, hacer él solito todo y su actitud será terca e impaciente y es que su “yo” necesita manifestarse en todo momento. Ármate de paciencia y continúa evolucionando y aprendiendo de la mano de tu hijo porque serán momentos únicos para vivir junto a él.