A al igual que en el adulto, en el niño el sueño es una actividad indispensable y necesaria para tener una buena calidad de vida. Queremos dejar claro desde el principio que las necesidades de sueño son variables de unas personas a otras, que en la edad infantil sucede lo mismo y que ya durante la primera infancia podremos diferenciar niños dormilones de los que no lo son. Sin embargo, sí insistiremos en que dormir los primeros meses y años de vida mucho y bien es de gran importancia para la buena salud intelectual y física del bebé, del niño y del adolescente.
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Cuánto necesitan dormir
El recién nacido debe dormir de forma casi constante durante las primeras horas de vida. A lo largo de las primeras semanas, el bebé duerme casi todo el tiempo y solo se interrumpe para alimentarse. A medida que va creciendo y madurando, se va adaptando al ciclo oscuridad-luz, noche-día, sueño-vigilia, aumentando las horas de sueño nocturno y disminuyendo las de sueño diurno.
Al año de vida duerme de 10-12 horas de sueño nocturno y hace dos siestas de variable duración, una de mañana y otra de tarde. A medida que crece, las siestas desaparecen y las horas de sueño nocturno se estabilizan, condicionadas por los horarios escolares, entre 9-10 horas de sueño.
Aunque lo dicho previamente se acerca mucho a la realidad, insistimos en que las necesidades de sueño de unos niños a otros son variables y que lo importante es que, con el tiempo dormido, el crecimiento, el desarrollo, la maduración, las actividades diurnas y el rendimiento del niño no se resientan durante el día
Trastornos del sueño
Son cada día más frecuentes en nuestra sociedad y entorno. La acelerada vida escolar, el estrés, la tensión emocional y las presiones de la vida moderna son factores que pueden provocar -y, de hecho, provocan-, al igual que en sus padres, trastornos del sueño en los hijos.
Existen también otras causas desencadenantes de insomnio y de alteraciones del sueño más tradicionales. Los cólicos vespertinos del lactante, los hábitos inadecuados de inicios del sueño, el temor a la oscuridad, el llanto nocturno aprendido y repetido, los terrores nocturnos, las pesadillas o el deseo de meterse en la cama de los padres son situaciones que dan lugar a trastornos del sueño en los niños.
Repercusiones sobre la salud
El niño necesita tener un sueño profundo y reparador. Dormir bien facilita el crecimiento y la ganancia de peso e influye de forma principal en la maduración neurológica y el desarrollo psicomotor. Es decir, dormir mal a la larga puede tener repercusiones sobre la salud y el bienestar del niño.Además, los trastornos del sueño en lactantes y niños pequeños generan con frecuencia problemas de convivencia en el ambiente doméstico. Los padres duermen mal, se despiertan repetidamente durante la noche y tienen que levantarse para atender al niño.
Qué hacer para que duerma mejor
- La rutina, el orden y la tranquilidad ambiental favorecen el inicio del sueño.
- Recordar que muchos de los trastornos del sueño están generados por errores en el manejo y en la educación del niño.
- El cansancio previo por la actividad diurna y el baño relajante al final de la tarde son medidas que favorecen el inicio del sueño y un sueño reparador.
- La temperatura del dormitorio (22 oC) y el ambiente en penumbra son relajantes e inductores del sueño.
- Cuna o cama cómodas, con colchón adecuado y ropa de cama adaptada a la época del año y la temperatura ambiente.Es de gran importancia que el ambiente del dormitorio sea tranquilo y agradable, que las ropas de cama sean cómodas y adecuadas, que no esté excesivamente abrigado y que la luz sea mínima.