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ana morgade con su hija reci n nacida martina © @ana_morgade_oficial

Nombres de Bebés

Este es el significado del nombre que Ana Morgade le ha puesto a su hija

Martina fue el nombre elegido por la humorista para su pequeña. ¿Quieres saber lo que significa, cuál es su número y por qué destacan en el mundo del arte?


Actualizado 12 de julio de 2021 - 14:52 CEST

 Ana Morgade  dió a luz a su hija el pasado 16 de marzo, en plena primavera, en el Hospital Universitario de Torrejón en Madrid. Sabíamos de antes que, tanto ella como su bebé, se encontraban “divinamente” y  fue la propia humorista la que dió a conocer la noticia unas semanas después  asegurando que el proceso de dar a luz fue un tanto “salvaje”. Sin embargo, lo que no supimos al principio fue el nombre de la pequeña,  nos lo confirmó ella misma .

Ha sido a través de una foto que ha colgado en sus perfil de Instagram, presentando el primer outfit de su bebé, donde hemos podido comprobar el nombre elegido: Martina. “Esta es el primer outfit de mi bebé. Un gorro y nada más”. Morgade, que nos confirmaba su embarazo el pasado mes de septiembre con una foto en la que se adivinaba su tripita y con una clara alusión a su estado: “Me siento feliz y afortunada. Tenía unas ganas locas de compartirlo”, ha compartido tanto lo bueno como lo menos bueno del embarazo y, por fin, el nombre de su pequeña.

Ana Morgade enseña el gorrito de su hija recién nacida: Martina© @ana_morgade_oficial Verificado

Significado del nombre Martina

Martina es un nombre popular en España, que está cogiendo fuerzas en los últimos años y que  se encuentra dentro de la lista de los 100 nombres más frecuentes según el Instituto Nacional de Estadística (INE) . De hecho, fue el cuarto nombre más usado en 2017.

De origen latino, es la versión femenina de Martín, que proviene de Marte (Martius o Martinus) y que significa, precisamente, “Marte, Dios de la guerra”. Por tanto, en femenino, sería “consagrado o relativo al dios Marte”. Celebra su onomástica el 30 de enero y es una de las patrona de la ciudad de Roma (Italia). En la Antigua Grecia, sin embargo, Marte equivale al dios griego Ares, un feroz guerrero feroz con armadura responsable de llevar la guerra a todo el mundo. De ahí que Martina signifique, además, “guerrera”.

¿Cómo es la niña Martina?

Las niñas con el nombre de Martina suelen ser sencillas, serenas y amantes del arte en general, de ahí que se les asocie con la creatividad y las emociones. Además, por su etimología es una persona guerrera. Son personas que no suelen olvidarse de mantener la distancia con los demás, un tanto desconfianzas, pero entregan su amistad de manera sincera.

Son activas, emprendedoras y valoran mucho su libertad, por lo que el cambio es importante para ellas y viajar está entre sus pasiones. Son personas originales, intuitivas y muy equilibradas. En el plano laboral, suelen ser responsables y puntuales. Se inclinan, por lo general, hacia profesiones relacionadas con el mundo del arte, la pintura, la música y la literatura.

Numerología de Martina

Según nos dice la numerología de Martina, las niñas que se llaman así suelen poseer todas las cualidades de las personas representadas con el número 6, teniendo los siguientes rasgos:

  • Positivos: estamos ante bebés emocionales que destacan por tener una gran sensibilidad y empatía. Suelen ser intuitivos y sociables.
  • Negativos: suelen ser bebés muy dependientes de sus padres que se angustian con facilidad.

Santa Martina, patrona de las madres lactantes

Además de una de las patronas de la ciudad de Roma, Santa Martina es también patrona de las madres en etapa de lactancia. Si atendemos a la historia de su figura, Martina era una joven romana que profesó su fe cristiana abiertamente y que repartió todas sus posesiones a los más necesitados. Todo ello en un momento en el que el cristianismo se veía como una creencia pagana y no se dejaba sin castigo. Ella no se retractó e hizo justicia al significado de su nombre: “guerrera”. Es patrona de las madres lactantes, precisamente por ser una luchadora que no se dejó amedrentar por el poder religioso imperante, aún sabiendo que detrás vendría el suplicio y la muerte.