En España, cada año nacen unos 27.000 niños de forma prematura. Según los últimos datos del INE (Instituto Nacional de Estadística), son el 7,5% del total de nacimientos. Esto significa que uno de cada trece bebés nace antes de que concluya la gestación. Desde el punto de vista médico se considera a término todo niño que nazca a partir de la semana 37 de embarazo.
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Hemos hablado con el Dr. Manuel Sánchez Luna, presidente de la Sociedad Española de Neonatología, para que nos acerque la realidad de estos bebés y de sus familias.
Las distintas escalas de la prematuridad
A la hora de valorar la prematuridad del bebé hay un punto básico y es el tiempo que ha permanecido en el vientre materno. En este sentido, se puede hacer una diferenciación:
- Bebés que nacen antes de la semana 32 y menos de 1.500 gramos.
- Bebés que nacen antes de la semana 28 y con menos de 1.000 gramos.
- Bebés al límite de la viabilidad, entre la semana 22 y la 28 y que pesan menos de 750 gramos.
“El grupo más numeroso actualmente es el de los niños que nacen entre la semana 32 y la 37, donde no se ven secuelas importantes, sino algunos problemas de adaptación tras el nacimiento, que suelen ser más leves y transitorios”, apunta el Dr. Sánchez Luna.
Cuantas más semanas de gestación, aunque solo sea una, las posibilidades de que el niño salga adelante y lo haga con menos secuelas graves, aumenta exponencialmente. Por ejemplo, en el grupo de los bebés menores de 28 semanas, un 85% de ellos que sobrevive. “Por encima de la semana 25-26, las secuelas son de buen pronóstico”, tranquiliza el neonatógo.
En la semana 23, un 40-50% de ellos saldrán adelante. Es decir, cada día dentro del útero es una garantía para que el niño pueda avanzar fuera. Es en este grupo de bebés (los que nacen entre las semanas 22 y 25) donde en los últimos años ha habido menos avances médicos. No obstante, el experto resalta la importancia de que estos niños nazcan en un centro especializado para atender mejor las necesidades del bebé.
Además, podríamos añadir una cuarta categoría, la de los que nacen con menos de 22 semanas y con un peso inferior a 400 gramos, cuya supervivencia es del 1-2% y que sufren secuelas graves en el cien por cien de los casos.
Tras la prematuridad
Junto con Italia, España es el país en que las mujeres son madres por primera vez a una edad más avanzada. Así, las españolas tienen a su primer hijo casi a los 32 años. Es una de las causas que explica el incremento en las tasas de prematuridad. A mayor edad materna, más riesgo de complicaciones en el embarazo, como diabetes gestacional, hipertensión, preeclampsia o eclampsia.
Además, a partir de los 35 años, la fertilidad de la mujer desciende de manera drástica, lo que supone que muchas de ellas tienen que acudir a la reproducción asistida, que también es un factor que puede aumentar los índices de nacimientos prematuros.
“La prematuridad no va de milagros ni de récords, sino de trabajo y colaboración entre médicos, ciencia y tecnología, pero es un problema con implicaciones sociales, económicas, emocionales y laborales, que debería abordarse como un problema de Estado”, reclama el presidente de la Sociedad Española de Neonatología.
No se trata solo de que el bebé nacido antes de tiempo consiga sobrevivir, sino de lo que viene después. “No nos gusta decir que son enfermos, pero sí son niños que necesitan mucho trabajo posteriormente y una serie de recursos y de rehabilitación”, destaca.
Más allá de la lucha por la supervivencia
Algunos prematuros salen adelante sin apenas secuelas o con alteraciones pasajeras o poco importantes, pero otros van a necesitar unas cuidados más específicos y continuados por un periodo de tiempo más amplio.
Esto supone una gran prueba para las familias. “Algunas pierden el puesto de trabajo para atender al niño o están sometidas a una sobrecarga de gastos muy grande”, destaca el Dr. Sánchez Luna.
Así, aunque la ley contempla que uno de los progenitores puede pedir un permiso laboral retribuido si el bebé nace con menos de 32 semanas o menos de 1.500 gramos de peso, no siempre las condiciones laborales de precariedad lo hacen posible.
Por otro lado, está el problema económico, pues muchos de estos niños necesitarán terapias que no siempre están incluidas, o no durante toda su infancia, en el Sistema Nacional de Salud. Así, según un estudio británico, se estima que las familias de niños que han nacido por debajo de la semana 27 tienen que afrontar unos gastos hasta siete veces más altos que otras.
En este sentido, el especialista recomienda apoyarse en asociaciones de padres como APREM, que ofrecen orientación, ayuda y asesoramiento en todos los planos a las familias de niños prematuros.
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