El Juego del Calamar es ya el mejor estreno de la plataforma Netflix, convirtiéndose en un contenido viral en 94 países del mundo. Aunque no está recomendada para menores de 16 años , desde hace algunas semanas, es el juego favorito de los niños en los patios de los colegios . Sí, se ha convertido en un problema que nos lleva a preguntarnos (a profesores y padres) si la violencia explícita, como demuestran sus capítulos, tiene un componente adictivo o no que puede afectar a los más pequeños (quienes lo pueden llegar a ver como algo lúdico) y, en este caso, a la apertura de ese debate que muchas veces hemos escuchado: ¿deberíamos apuntar a nuestros hijos a deportes como el taekwondo, el judo o el kárate?
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Para responder a esta pregunta, hemos querido hablar con la psicóloga Gabriela Paoli, autora del libro recientemente publicado Salud digital: claves para un uso saludable de la tecnología, quien lleva analizando este tipo de polémicas mucho tiempo. Para ella, en general, “el deporte es muy beneficioso a nivel psicológico y socio-emocional de los niños y estas actividades, si son tomadas como tal, no deberían generar problema alguno”.
Beneficios del deporte en los niños a nivel psicológico
Según Gabriela Paoli, “son múltiples los beneficios tanto psicológicos como socio-emocionales que aporta la práctica de un deporte tanto en los niños como en las niñas”. En términos generales, nos dice, podemos hablar de los siguientes:
- Por un lado, se incrementa la sensación de bienestar general, ya que estimula la segregación de dopamina, oxitocina, serotonina, endorfinas y otras hormonas que, además, provocan un alivio del dolor físico y emocional. Por otro lado, las hormonas envían información al cerebro que influye en el estado de ánimo y en el nivel de energía diaria que tenemos.
- A nivel psicológico, hay un incremento de la autoestima, de la autoconfianza y mejora nuestra auto-imagen, ayudándonos a enfrentarnos mejor a los retos y desafíos de cada día, porque nos sentimos más seguros y sociables.
- Al aceptarnos más, nos cuidamos mejor y prestamos una mayor atención a nuestro cuerpo.
- Se reduce el nivel de agresividad e impulsividad, de angustia y se mantiene a raya la tensión y el estrés, porque nos relaja, incluso esos deportes de los que hablamos y podemos caracterizar como “agresivos”, que no tienen porqué serlos. Es decir, nos permite una correcta regulación emocional .
- En muchos casos, nos ayuda a ser más disciplinados y potencia la creación de hábitos sanos, como los relacionados con las horas de sueño, la alimentación, etc.
- A nivel social, podemos trabajar ciertas habilidades sociales como son la comunicación asertiva, la empatía, la cooperación y la solidaridad, entre otros muchos.
Algunos de estos beneficios, nos dice Gabriela Paoli, “se ven desde una edad temprana” Es más, muchos expertos recomiendan comenzar a practicarlo a partir de los 4 años , una edad fundamental en la que se produce la conexión con el entrenador y con el grupo de amigos. A veces, es cierto, “puedes costarles un poco, por lo que quizás la presencia de algún hermano mayor, un abuelo o progenitor pueda ayudarle a esta adaptación”.
Taekwondo y otros deportes con cierto contenido ‘agresivo’, ¿son también recomendables?
Sí, nos dice la experta, “partiendo de la base de que es un deporte muy completo que se debe practicar a nivel físico y técnico, además de que requiere un entrenamiento en la fortaleza mental y emocional”. Por tanto, el taekwondo es una disciplina que nos permite trabajar aspectos psicológicos y valores muy importantes para la vida -como son la constancia, la disciplina, el autocontrol, la cortesía, el trabajo en equipo y el compañerismo, el compromiso-, más allá de quedarnos con que tiene un componente agresivo. Es más, “con él se trabaja la gestión de las emociones, como son la frustración, el enfado o la ira , además del estrés, la ansiedad y la competitividad”.
Por otro lado, nos recuerda la experta, “no podemos olvidarnos de que se trata de un deporte milenario, de origen coreano que se convierte en una oportunidad para aprender sobre tradiciones, valores y costumbres de otra cultura”. Es decir, también nos ayuda en este caso a ser más abiertos, tolerantes y respetuosos. Algo que nos enriquece como personas y que puede convertir a este deporte en una fuente de beneficios “a nivel físico y psicológico, como cualquier deporte, pero también ser la base para un buen estilo o filosofía de vida”.
Al ser un tipo de artes marciales, ¿nos ayudan a reconducir conductas violentas?
En realidad, nos explica la experta, “se piensa que estas disciplinas son deportes agresivos porque hay contacto, pero en absoluto debemos verlo como tal”. Es más, puede ser todo lo contrario y “ayudarnos en aquellos casos de niños y niñas necesiten canalizar su energía, para descargar su fuerza física en el deporte, sin dar golpes, puñetazos o herir a alguien”. Y es que el taekwondo exige un gran dominio de la técnica que trabaja la gestión de esa energía, libera la tensión física y produce un sentimiento de calma en nuestra mente. En definitiva, “nos ayuda a comprender la unión indisoluble y maravillosa de mente y cuerpo”. Sentir que dominamos con la mente el cuerpo conseguirá que un niño “sepa gestionar su agresividad, su impulsividad y sus pensamientos”.
Al margen del taekwondo o de otro tipo de artes marciales, nos dice la experta, “son recomendables todos los deportes sociales, que se practiquen en grupo, ya que son fuente de mucho aprendizaje”. Son los que ella más recomienda, incluso, para la propia gestión de la agresividad y de las emociones. Además, “todos aquellos que requieran un dominio técnico, que sean activos más que pasivos y si hay que correr mucho, mejor”.