El día de parto es uno de los que más cuestiones genera en los futuros padres y cualquier ayuda con respecto a él es más que bienvenida. La incertidumbre de cómo se comportará nuestro bebé, cuánto durará nuestro parto , cómo serán nuestras contracciones, cómo avanzará la dilatación o si reconoceremos o no las ganas de pujar nos hacen preguntar mucho, buscar información y no dejar de pedir consejo. Pero si hay una pregunta que no deja de rondar nuestra cabeza, sobre todo, en los últimos meses del embarazo y si somos padres primerizos, es cómo vamos a afrontar el dolor y cuáles son los mejores métodos y posturas para aliviarlo. Más ahora, que se predica la libertad de movimiento en los paritorios.
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Y es que, para paliar los dolores asociados al parto, son cada vez más las técnicas y herramientas que se ponen a disposición de la futura mamá. No solo hablamos de la anestesia epidural , sino de los paseos o de las diferentes posturas que pueden adoptarse sobre una pelota de pilates. Es cada vez más habitual que los centros ofrezcan este tipo de opciones que pueden aliviar mucho ese dolor. Sí que es cierto que, en algunos casos, es posible que la mujer embarazada llegue al hospital y ya no pueda moverse -por la necesidad de una monitorización contínua o la aplicación de una anestesia epidural-, pero no nos olvidemos de que una parte importante de la dilatación comienza y ocurre en casa o, si has llegado pronto al hospital, en una sala en la que puedes aún moverte.
Pero para que esos movimientos y posturas sean efectivas, hay que entrenarlas o, al menos, conocerlas. Por eso, hemos querido hablar con África Mercader, fisioterapeuta y entrenadora especializada en embarazo de la plataforma de fitness online Buddyfit.
Libertad de movimiento durante el parto, grandes beneficios
Actualmente, se habla mucho de la libertad de movimientos en el parto y nuestra experta asegura que, “sin duda, tiene grandes beneficios”. Y es que hay ciertas posturas o movimientos con muchas ventajas para nuestro periné y nuestras vísceras. El movimiento de nuestras caderas, por ejemplo, “modifica la posición de nuestra pelvis o cambiando las piernas de posición, modificamos el ángulo de flexión de la cadera y, en consecuencia, la tensión de los ligamentos y los músculos disminuye”. Sin embargo, permanecer con la pelvis quieta hace que la musculatura de la espalda se mantenga contraída y el sacro se quede en nutación, es decir, que en lugar de abrirse, se cierra. Por eso, si hay movimiento, mejor.
¿Y qué ocurre si elijo la epidural?
Una cuestión sobre la que nos entran dudas es la de mantener esa libertad de movimientos en el caso de elegir la epidural , pues la duda surge: ¿cómo me muevo? En principio, la administración de este analgésico nos impide el movimiento. En este sentido, la experta nos informa de que “podemos escoger una epidural gradual para mantener cierto rango de movimientos, en las rodillas y jugar, sobre todo, con las rotaciones de cadera”.
En el caso de escoger la epidural completa, “cuando ya estamos tumbadas boca arriba y con las piernas colocadas sobre los estribos, podemos pedirle a la matrona que nos coloque las piernas en rotación interna para favorecer la abertura del estrecho inferior de la pelvis, es decir, la cavidad de la parte baja donde se apoya nuestro útero y por donde saldrá, en última instancia, el bebé (ya en la fase expulsiva del parto)”. Esto es porque el sacro tiene que estar libre, sin contacto con la camilla.
Posturas que pueden ayudarnos a enfrentarnos al dolor del parto
Todos los movimientos y posiciones, nos advierte la experta, “van a depender de la fase del parto en la que nos encontremos”. En la fase de dilatación latente y de transición es cuando podemos aprovechar mucho más y mejor esos movimientos libres de los que hablamos. Con la pelvis y con ayuda de una fitball, por ejemplo, conseguiremos llegar a posturas que nos ayudan a abrir el estrecho superior de la pelvis y controlar la respiración. Y es que el diafragma, nos explica la experta, “juega una parte muy importante en la gestión del dolor”, por lo que nos anima a utilizarlo: “céntrate en inhalar por la nariz y exhalar largo y profundo por la boca. Además, puedes llevar los brazos hacia arriba para que tus hombros y costillas suban arrastrando el diafragma, disminuyendo la presión en tu útero”.
Esta es una de las posturas más sencillas y con mejores resultados, pero hay otras que nos pueden ayudar a aliviar el dolor de las contracciones, “siendo muy importante su práctica durante el embarazo”, nos advierte la experta. Hacer un trabajo previo del periné y aprender las repercusiones anatómicas de nuestro cuerpo sobre la pelvis y las vísceras es fundamental, porque “podremos escoger la posición que mejor convenga en cada momento del parto”. De entre ellas, la experta nos destaca tres:
- Postura en cuclillas. El día del parto puedes pedir que dos personas te sustenten, sumándose dos ventajas: se elevarán los hombros y, por tanto, el diafragma, además de que habrá menos presión en las piernas, lo que facilita el retorno venoso.
- Cuadrupedia con rotación externa de fémur, apoyándote sobre tus antebrazos. Esta postura permite la apertura de la parte superior de la pelvis.
- De pie, con inclinación del tronco: las piernas están separadas, las caderas ligeramente dobladas y el tronco inclinado hacia delante. Te puedes apoyar sobre una pared, una barra alta o una persona para no caerte. Esta posición alivia el dolor sacrolumbar, además de que la fuerza de la gravedad dirige el feto hacia el canal del parto.
Por último y de nuevo, insiste en la importancia de “una práctica diaria”, lo que hará que los movimientos salgan de manera automatizada y natural, “disminuyendo el riesgo de lesiones en el parto o la necesidad de una cesárea o el uso de instrumentación”.