intervenci n precoz en autismo© AdobeStock

Bebés

Por qué la intervención precoz es tan importante ante las primeras señales de autismo

Un nuevo estudio ha puesto de manifiesto cómo las modificaciones en el entorno del bebé que muestra los primeros síntomas de autismo puede ser fundamental en su evolución posterior.


12 de noviembre de 2021 - 12:11 CET

Una  intervención precoz mejora sustancialmente el pronóstico y la evolución de bebés que presentan señales iniciales de un trastorno del espectro del autismo (TEA).  Así se apunta en el estudio Effect of Preemptive Intervention on Developmental Outcomes Among Infants Showing Early Signs of Autism, publicado recientement en JAMA Pediatrics, donde los autores revisan la influencia de una atención temprana en el niño con estas características.

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Una de las conclusiones más soprendentes de la investigación es que cuando esta atención se produce con mucha anticipación disminuye el riesgo de cumplir criterios de TEA a los 3 años de un 20,5% a un 6,7%.

Modificar el entorno del niño

La Dra. María José Mas es neuropediatra y autora del blog Neuronas en Crecimiento. A ella le hemos preguntado por la importacia de estas conclusiones: “Es un estudio muy interesante y bien construido que respalda, con datos objetivos, lo que el clínico viene observando en la consulta, que  modificar el entorno para adaptarlo a las características del niño (y no adaptar el niño al entorno) tiene efectos muy positivos  en un momento del neurodesarrollo en el que la formación de los circuitos cerebrales depende en gran medida de las oportunidades de aprendizaje que ofrece el entorno y de cómo el niño puede responder a lo que sucede a su alrededor”, explica.

El ensayo clínico se realizó con 89 bebés con riesgo de desarrollar rasgos TEA. Así, se les facilitó una atención temprana cuyos resultados positivos eran constatables 18 meses más tarde de la intervención.

¿En qué se basa esa intervención temprana?

En el estudio, la intervención la realizan directamente los padres sobre sus hijos. No se recurre a profesionales, sino que se capacita a los progenitores para que sepan atender a sus bebés con rasgos TEA de un modo determinado, primando la comunicación.

Así,  se pretende, sobre todo, que los padres puedan reconocer que sus hijos están intentando comunicarse con ellos.  “Esto facilita que los padres puedan dar una respuesta a estos intentos comunicativos y así reforzarlos y permitir a sus hijos que sigan avanzando en la comunicación no verbal, el paso previo a la aparición del habla”, indica la neuropediatra, que es autora de los libros La aventura de tu cerebro y El cerebro en su laberinto, ambos de Next Door Publishers.

El estudio concluyó cuando los niños tenían tres años, por lo que “es posible que si no se sigue con intervención aparezcan síntomas propios de TEA en niños mayores de esa edad”, advierte. En todo caso, para ella, “el resultado es espectacular y respalda una intervención dirigida a mejorar la capacidad de los padres de comunicarse con sus hijos”.

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Las primeras formas de comunicación

Las primeras fases de comunciación entre el bebé y sus padres son muy importantes para su desarrollo. “Antes de empezar a hablar, los bebés usan formas no verbales para comunicarse como mirar a los ojos, sonreír, hacer ruidos para llamar la atención, señalar, coger de la mano a los padres o mirar hacia el mismo sitio que ellos”, explica la Dra. María José Mas.

Cuando el bebé no tiene ninguna dificultad en su neurodesarrollo va a emitir esas señales para comunicarse con sus padres y también va a entender mejor los gestos comunicativos de ellos.

Sin embargo, estos intentos tempranos de comunicación aparecen más tarde en los niños con TEA, “y pueden resultar mucho menos evidentes, ser mas sutiles o incluso algo diferentes a los que emplean los niños sin TEA, de manera que los padres no comprenden que sus hijos están tratando de comunicarse con ellos o no entienden lo que les quieren decir”, alerta la neuropediatra.

El riesgo está en que el bebé con TEA, que ya de por sí tiene dificultades para comunicarse, deje de intententarlo si no tiene respuesta de sus padres. Es ahí donde el estudio citado incide más, mostrando los  beneficios que tiene enseñar a los padres a entender esos mensajes para poder comunicarse desde el principio con su hijo con rasgos TEA  y favorecer así su evolución futura.

Diagnóstico e intervención en niños con TEA

Cada vez se conoce mejor el autismo y esto está permitiendo adelantar el diagnóstico. No obstante, este no debe hacerse por debajo de los 18 meses, ya que los síntomas de TEA “son comunes a otros problemas del neurodesarrollo como el trastorno del desarrollo del lenguaje, la discapacidad cognitiva, la psicosis infantil...”, destaca la especialista.

Así, es prudente esperar hasta los 18 meses o más, cuando se pueda establecer un diagnóstico con total seguridad. “Pero eso no significa que los niños con estos síntomas preocupantes (sean TEA o tengan otro diagnóstico) no deban ser atendidos cuanto antes”, asegura. “Como muestra este estudio,  se debe empezar la intervención en cuanto se detectan las dificultades,  ya que, sin duda, esto hace que el pronóstico y la evolución sean mucho más favorables”.

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