Una de las molestias más frecuentes durante el embarazo es el dolor lumbar o también conocido como lumbalgia. Aunque es un problema que se vuelve más intenso y frecuente según avanzan las semanas, este dolor puede aparecer en los primeros meses, acompañarnos hasta el final o hacerlo de forma intermitente. Como para todos los aspectos de una gestación, cada mujer es única. Lo que sí es cierto es que, en casi todos los casos, comienza con un leve dolor en la zona baja de la espalda que suele ir a más y que llega a impedirnos realizar nuestras actividades diarias, llegando a ser muy molesto.
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Aunque no es peligroso, sí que nos causa inquietud. Nos llegamos a preguntar, por ejemplo, si podremos recibir la anestesia epidural en el parto o si seremos capaces de prevenirla. Por eso, vamos a entender por qué se produce, qué síntomas tiene y en qué se diferencia de otras dolencias como la ciática, que muchas veces se confunde.
¿Qué causa el lumbago y cuáles son sus síntomas?
La causa principal del dolor lumbar en una embarazada es la compresión de las raíces nerviosas producidas por el cambio de eje de la columna vertebral, pero hay otras muchas que se suman a estos cambios fisiológicos en el cuerpo de la madre:
- Los cambios hormonales: desde el inicio del embarazo, son uno de los más importantes en cuanto a dolor lumbar se refiere, ya que la acción de la progesterona y el aumento de los niveles de la relaxina (ambas, hormonas) producen la relajación de las articulaciones, sobre todo, a nivel de la pelvis. Es algo que tiene que ocurrir para permitir al bebé desarrollarse en el abdomen de la madre y, posteriormente, descender por el canal del parto. Sin embargo, no solo relajan esta zona, sino todos los ligamentos y articulaciones de nuestro cuerpo.
- Se produce un cambio en el centro de gravedad de la madre , pues ante el crecimiento del útero, esta debe aprender a mantener el equilibrio de nuevo.
- Ese crecimiento uterino produce además un desplazamiento de muchos órganos internos, provocando la compresión de los nervios de la zona lumbar.
- Además, la pared del abdomen se debilita, lo que tiene un efecto directo sobre la fuerza que tenemos para sostener la zona lumbar.
Todas estas modificaciones, como decimos, fisiológicas, producen esa presión en la zona lumbar que sentimos y que, en ocasiones, desencadenan otro tipo de síntomas que nos lleva a hablar de lumbalgia: además del dolor agudo en la zona lumbar, de intensidad variable, puede aparecer dificultad para moverse e, incluso, caminar.
El lumbago, ¿se puede prevenir?
Esta dolencia, que suele afectar más al final del segundo trimestre y durante el tercer trimestre, es bastante complicado de prevenir, puesto que, como hemos visto, la gran mayoría de las causas son fisiológicas. Lo que sí podemos hacer es intentar prevenir su aparición o minimizar sus síntomas.
- Es importante controlar la ganancia de peso durante estos meses, puesto que a mayor peso, mayor riesgo de sufrir una lumbalgia.
- Hay que evitar trabajos estresantes o en los que exista una carga de peso excesiva.
- Realizar ejercicio de manera regular , adaptado siempre a tu condición física y recomendaciones de tu ginecólogo. Caminar, practicar yoga, Pilates o natación conlleva grandes beneficios en este sentido.
- Ni tacones ni un zapato completamente plano.
- Hay que evitar estar mucho tiempo de pie sin moverse.
- Vigila tu postura corporal, sobre todo, al sentarnos, agacharnos o tumbarnos. Para irte a la cama, por ejemplo, túmbate de lado y, posteriormente, recuéstate.
- Camina además lo más erguida posible, con los hombros ligeramente hacia atrás.
- Evita realizar movimientos bruscos.
- A la hora de dormir, hazlo con un cojín o almohada entre las piernas y, nada más despiertes, estírate bien en la cama antes de levantarte.
- Si el dolor es intenso, puede ayudarte la aplicación de calor en la zona.
Tres ejercicios en casa para aliviar el dolor
Los ejercicios que más pueden ayudarnos en este caso son los que se centran en estirar todos los músculos de la zona y que recubren, en el caso de un dolor intenso, los nervios que aquí se alojan; por ejemplo, el músculo piramidal.
- Intenta sentarte en posición de anteversión pélvica, intentando sacar los glúteos hacia detrás.
- Estira sentándote en una silla, doblando una pierna sobre la otra y echando el cuerpo hacia delante, produciendo que la zona posterior se descomprima.
- Estira la espalda en el suelo, apoyando rodillas y empeines, sentándote sobre tus talones y caminando con los brazos hacia delante.
Lumbago y ciática, ¿en qué se distinguen?
Otra de las preguntas más frecuentes entre las embarazadas es la diferencia entre lumbago y ciática que, en verdad, no son lo mismo, aunque se parecen por sus síntomas. En el caso de la ciática, estamos ante una molestia producida por los mismos cambios hormonales y fisiológicos que se producen en el cuerpo de la mujer, que fuerza la curvatura natural de la espalda y contrae los músculos de la zona lumbar. En ese momento, las articulaciones tiran tanto que puede producirse un pinzamiento del nervio ciático (que va desde el glúteo hasta la parte posterior de las piernas). De ahí que, en este caso, el dolor aparezca en una zona diferente, en la parte media del glúteo, aunque cercana a la de la lumbalgia (más cerca de los riñones). Sus síntomas son los mismos: dolores intensos y la imposibilidad de moverse o caminar.