Cuando hablamos de contracciones, lo primero que pensamos todos es en el momento del parto y que son este proceso el que las provocan. Sin embargo, pueden aparecer a lo largo de todo el embarazo, con diferente intensidad y duración, y no significan que el bebé vaya a nacer en pocas horas. En realidad, cada contracción tiene su función, no todas son iguales y hay que aprender a diferenciarlas, saber para qué sirven y, así, evitar preocuparnos.
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Todas ellas, por su propio nombre, hacen que el útero se contraiga y se relaje , pero algunas veces lo hace de manera irregular y otras a intervalos regulares. Las contracciones de parto, por ejemplo, lo hacen a intervalos cada vez más cortos, aumentando de manera progresiva su intensidad y tiene una función clara: borrar el cuello del útero y ensancharlo para facilitar la salida del bebé. Sobre todas ellas, hemos querido hablar con el Dr. Rodrigo Orozco Fernández, coordinador del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Quirónsalud Málaga, quien nos dice que “no hay que tener miedo a las contracciones uterinas porque, por lo general, son la respuesta del organismo (en este caso, el útero) a un proceso fisiológico como puede ser el parto o el propio embarazo ”.
¿Qué ocasionan las contracciones uterinas?
Depende, nos explica el doctor. Existen múltiples teorías acerca de por qué y en qué momento se desencadena el parto, pero sabemos que las contracciones que desembocan en el mismo, se producen, por ejemplo, “por una disminución en la producción de la progesterona , la hormona que mantiene el útero relajado, y por un aumento en la producción de la oxitocina, la hormona que provoca la contracción entre muchos otros procesos”.
Sin embargo, “conocemos otras circunstancias que pueden provocar contracciones antes de tiempo o de una forma no deseada”, tales como:
- La deshidratación, por lo que es muy importante estar bien hidratadas durante todo el embarazo.
- El estrés .
- La inflamación o algunas infecciones que pueden atacar a la placenta.
- La rotura prematura de las membranas.
- La sobre distensión abdominal producida por algunos embarazos, como los gemelares.
- El consumo de algunos tóxicos, como la cocaína.
Ante la sospecha de aparición de contracciones uterinas, nos dice el médico, “es recomendable consultar con el obstetra de referencia y, si estas son muy intensas o dolorosas, acudir al centro de urgencias más cercano”. Sin embargo, existen otras muchas causas que las pueden ocasionar y que no producen dolor y que se asocian a movimientos fetales o esfuerzos corporales.
Tipos de contracciones uterinas
Todas las contracciones, nos explica el doctor, “se caracterizan por provocar un esfuerzo en el músculo uterino. En función del momento del embarazo en el que se encuentra la mujer gestante, la intensidad y la regularidad de las mismas, la percepción del dolor y la gravedad asociada pueden ser muy variable”. Es más, el dolor asociado a cada una de ellas se caracteriza por su intensidad, su frecuencia y duración. Veamos los diferentes tipos que existen, según la clasificación más estandarizada:
- Contracciones A o de Álvarez: son aquellas que pueden aparecer hasta la semana 28 del embarazo y que presentan baja intensidad y frecuencia. Por ello, habitualmente pasan desapercibidas.
- Contracciones focales: se localizan en áreas determinadas del útero, no son generalizadas, y tienen poca intensidad. Suelen asociarse a movimientos fetales.
- Contracciones generalizadas: comienzan en una pequeña zona del útero, pero luego se extienden al resto. Suelen asociarse a esfuerzos o cambios posturales de la madre.
- Contracciones de Braxton Hicks: son quizás las más conocidas y, a pesar de ser de baja intensidad, ya suelen percibirse por la madre. Se asocian a un endurecimiento del músculo uterino, pero no se asocian por lo general a ningún tipo de dolor. Duran aproximadamente unos 30-60 segundos, son irregulares y aparecen a partir del segundo trimestre del embarazo.
- Contracciones preparto o prodómicas: son más intensas que las anteriores y suelen aparecer en los días previos al parto, ayudando a madurar y borrar el cuello del útero (es decir, preparar las contracciones obstetricias para el parto). Presentan mayor intensidad, llegando incluso a ser dolorosas en algunas situaciones, aunque no suelen ser regulares. En este caso, es frecuente que la mujer acuda a la consulta del médico o incluso a su centro de urgencias para confirmar que todo va bien. “A partir de la semana 37 del embarazo, no deben preocuparnos siempre y cuando no se acompañen de signos de alarma”, nos dice el doctor.
- Contracciones de parto: son rítmicas e intensas, asociadas a dolor y son las de mayor relevancia, pues favorecen la dilatación y con ellas comienza la dinámica de parto, que se adquiere cuando se presentan unas 3 contracciones cada 10 minutos.
Cuándo debo preocuparme por las contracciones
Como hemos comentado al principio, nos dice el doctor, “el tener contracciones es un proceso fisiológico, por lo que no debería preocupar”. Sin embargo, sí que existen unos criterios que nos tienen que hacer estar alerta y acudir a que nos valoren en un centro especializado. Estos signos de alarma son:
- Cuando las contracciones se hacen intensas y dolorosas.
- Si la frecuencia de las mismas va en aumento hasta hacerse regular cada 5 o 7 minutos.
- Cuando estas contracciones dolorosas aparecen antes de la semana 37 del embarazo, especialmente cuando aparecen antes de la semana 35.
- Si van acompañadas de pérdida de sangre en cantidad similar a la regla, líquido amniótico o si presentan un olor intenso o color verdoso-marronáceo.