La infección por clamidia es una enfermedad de transmisión sexual (ETS) que puede infectar tanto a hombres como a mujeres. Es una infección bacteriana transmitida por medio de las relaciones sexuales, generalmente, asintomática. Los daños que puede causar pueden ser graves y permanentes en el aparato reproductor femenino, llegando a provocar un embarazo ectópico (por fuera del útero) o imposibilitar un embarazo; pero ¿qué ocurre si nos contagiamos estando ya embarazadas?
En este caso, la clamidia puede hacer que aparezcan infecciones en el propio líquido y saco amniótico, ruptura anticipada de la membrana o un parto prematuro. Además, también produce endometriosis (inflamación del endometrio, la capa que recubre el interior del útero). Por ello, la prevención es el mejor tratamiento y, si estás embarazada, te conviene estar alerta. Para explicarnos cómo afecta esta infección al embarazo, qué riesgos tiene y por qué es tan importante tratarla cuanto antes, hemos hablado con la Dra. Evelyn García Pintor, responsable de la Unidad de Suelo Pélvico del Hospital Quirónsalud de Málaga.
¿Cómo afecta la clamidia al bebé en el caso de una infección durante el embarazo?
Como nos explica la doctora, “la infección por chlamydia es bastante frecuente que, por suerte, se cura con facilidad, aunque a veces se diagnostica mucho tiempo después de su contagio”. Es, en este caso, cuando encontramos más problemas, puesto que “si no se detecta a tiempo, el bebé puede nacer de manera prematura ”. Esto ocurre porque la bacteria puede pasar al líquido amniótico y romper las membranas que lo envuelven. Además, también puede provocar, como nos explica la doctora, “que el bebé de la mujer infectada tenga un bajo peso al nacer”.
Estos son problemas que se gestan antes del momento del parto, pero también es una enfermedad que se puede transmitir de la madre al recién nacido en ese momento produciendo, sobre todo, “una infección en los ojos que puede llegar a ser muy grave y, ocasionalmente, también puede producir una infección en los pulmones, causando una neumonía en el bebé”. Tras dar a luz, la clamidia puede causar una infección uterina con consecuencias graves, ya no para el niño o niña, sino para la salud de la madre.
Síntomas para detectar la clamidia a tiempo
En el caso de un embarazo, cuando las secreciones vaginales cambian debido al propio estado de gestación, la pregunta sobre los síntomas es lógica. Sin embargo, la doctora nos dice que, “en la mayoría de los casos, no se presenta síntoma alguno. Es más, una gran parte de las mujeres no tiene por qué saber que está infectada durante bastante tiempo”.
Por eso, muchos de los protocolos de seguimiento del embarazo recomiendan realizar un estudio en el primer y tercer trimestre para detectar una posible presencia de clamidia en mujeres embarazadas de riesgo, “como son las de edad inferior a los 25 años en este caso, las que han tenido un cambio reciente de pareja o varias parejas sexuales”. De esta forma, se detecta la infección a tiempo y se puede tratar, incluso, antes de que aparezca alguno de los síntomas. Unos síntomas difíciles de detectar, pero a los que debemos prestar atención, como son:
- Dolor al mantener relaciones sexuales.
- Dolor o ardor al orinar.
- Flujo vaginal de color amarillo y maloliente.
- Sangrados vaginales tras mantener relaciones sexuales .
- Si la pareja tiene los testículos inflamados, sensibles o una secreción anormal por el pene.
- Dolor de garganta intenso y persistente, un síntoma raro, pero que puede aparecer también.
En todos estos casos, tanto si te encuentras en una situación de riesgo como si observamos alguno de los síntomas, “es importante comunicarlo inmediatamente al ginecólogo”.
¿Se puede evitar? ¿Qué tratamientos tengo para que no afecte a mi bebé?
Además del tratamiento antibiótico, nos explica la doctora, “que debe ser tomado siempre por la madre infectada y que pautará su ginecólogo, es conveniente tomar otra serie de medidas para prevenir un nuevo contagio antes de estar totalmente curada”. Alguna de ellas pueden ser que la pareja también se someta a un tratamiento y se asegura de curarse completamente, o no mantener relaciones sexuales hasta que pasen, al menos, dos semanas desde la finalización del tratamiento. Otro medio que puede ayudarnos es el uso del preservativo, para evitar un nuevo contagio.
En todo caso, nos asegura la doctora, “el tratamiento en el embarazo es efectivo y se lleva a cabo mediante antibióticos, siempre teniendo en cuenta la situación de la madre y del bebé”. Si se detecta a tiempo y se descarta la infección o se trata lo antes posible, “podemos evitar el contagio al bebé”. Además, hoy en día, para prevenir la infección en los ojos del bebé durante el parto, “se aplica a los recién nacidos una pomada antibiótica nada más dar a luz, tanto si el parto ha sido vaginal como por cesárea”.