Cantar a pleno pulmón. O no, tampoco hace falta. En la ducha o en el salón de casa, organizando un karaoke familiar con las canciones que más nos gustan , tanto a los padres como a los niños. Como si fuésemos los protagonistas de un concierto. No importa el estilo musical que elijamos, si afinamos o no o, incluso, si no nos sabemos la letra de cada canción muy bien , lo importante es cantar. ¿Por qué? Porque es una actividad muy sencilla que nos reporta múltiples beneficios psicológicos, emocionales y hasta físicos. Así nos lo recalca Ana Antoranz, psicóloga de TherapyChat, junto a BAM Karaoke Box, quien destaca que “tanto la música como el acto de cantar en sí puede ser una de las actividades más recomendables para mejorar nuestra salud mental”.
Y es que, si echamos la vista atrás, la música se ha utilizado desde la Antigüedad para generar diferentes estados anímicos en las personas. Lo que no se sabía entonces, pero sí lo conocemos ahora, “es que las notas musicales estimulan la capacidad de atención y de memorización, la imaginación, la creatividad y, algo muy importante, son grandes atenuantes del estrés”. Algo que confirma nuestra experta, pero que también lo hace un estudio de la Universidad de Marylan publicado hace unos años en los que se observó la relación entre la música y la salud cardiovascular. “Los beneficios son enormes”, nos dice la psicóloga. Una salud cardiovascular que está ligada a la salud mental que, en conjunto, nos lleva al completo bienestar de una persona . Pero, ¿cómo se producen estas conexiones y, por tanto, estos beneficios? Ana Antoranz nos las explica y nos recomienda, sin duda, “que hagamos uso de esta forma de ocio que, en realidad, lleva con nosotros mucho tiempo”.
Beneficios que tiene cantar para los niños
Para comprender las grandes ventajas que tiene cantar en nuestro organismo, conviene que entendamos lo que ocurre a nivel de hormonas, por ejemplo, para luego ver, por ejemplo, cómo conseguimos liberar tensiones acumuladas durante el día o potenciar la confianza de los más pequeños.
- En primer lugar, “cantar hace que nuestro cerebro genere numerosas sustancias como son las endorfinas, la dopamina, la oxitocina y la serotonina”. Todas ellas repercuten directamente y de manera positiva en nuestro estado de ánimo.
- Se reducen los niveles de cortisol, que son los que se relacionan con el estrés. Esto se consigue porque, al cantar, focalizamos nuestra atención en la música, el ritmo y la letra.
- Necesitamos más oxígeno para cantar, por lo que se incrementa el flujo sanguíneo en nuestro cerebro, produciendo una elevada actividad mental y, por tanto, el bienestar general aumenta.
- Además, ambos hemisferios del cerebro se conectan . El izquierdo dedica sus recursos al lenguaje, mientras que el derecho a las actividades artísticas. La música aúna ambos, por lo que promueve la plasticidad cerebral de los más pequeños y facilita la sinapsis entre las neuronas. El resultado es que se agiliza la mente y se previenen, ya en el futuro, posibles deterioros cognitivos.
- Cantar exige que los niños respiren de una forma más profunda y controlada, lo que contrarresta la posible ansiedad.
- Por último, “si además de cantar las canciones las interpretamos, favorecemos nuestra postura corporal y fortalecemos la musculatura del cuerpo, con lo que también hay grandes beneficios para la salud física de los pequeños”.
Otros beneficios sociales asociados
Además de generar cierta felicidad y elevar el estado de ánimo en general, lo que consigue niños más alegres, se ha demostrado que también “ contribuye a una mejor socialización ”, sobre todo, si se hace en grupo. Esto es porque se cran lazos afectivos entre las personas, por ejemplo, entre la familia si organizamos un karaoke en casa o entre los miembros de un coro musical si decidimos apuntar a nuestro hijo a uno de ellos.
Y es que, nos recuerda nuestra experta, “en la salud mental también influye el tiempo de ocio que tienen nuestros hijos, en el que pueden desinhibirse, soltar su timidez y disfrutar”. Cantar, como por ejemplo ocurre practicando cualquier actividad física en grupo, puede ser una gran ayuda para ello, porque “nos ofrece la sensación de apoyo social y de amistad”. Algo que hace que nuestros hijos no se sientan aislados, solos; les da también sensación de pertenencia.