La menarquia es, en muchos colegios españoles, una asignatura que aún suspendemos . Llega a convertirse en un gran tabú para muchas niñas que, por miedo y dudas, acaba suponiendo un problema para su bienestar en el centro escolar . En las últimas décadas, la edad media de la primera menstruación se ha situado en torno a los 12 años. Sin embargo, para muchas, se adelanta y no saben cómo pasar por este proceso. Pasamos por alto que necesitan información y apoyo, pero no solo nosotros como padres, sino que en los colegios no es un tema que suela abordarse. El papel de ambos es fundamental para evitar una situación que les puede generar ansiedad y estrés , para llegar a este proceso “sin tapujos, desde la curiosidad y la diversión”, nos dice Pilar Ruíz, experta y responsable de INTIMINA, compañía de salud íntima femenina.
¿Qué es la menarquia?
La menarquia es el término médico con el que se conoce a la primera menstruación, lo que muchas mujeres conocemos como la primera regla. En este momento, los ovarios de una mujer se activan y comienzan a producir y liberar estrógenos y progesterona. “Es una etapa de transición a la edad adulta que, además, puede producir otros cambios en los caracteres sexuales secundarios ”, como son el desarrollo de los senos, la aparición de vello (especialmente en pubis y axilas), la expansión de la pelvis y el ensanchamiento de las caderas, así como el aumento de la masa corporal y de la estructura ósea. Es decir, con la menarquia, el cuerpo de la niña cambia.
Su aparición a una edad u otra “está influenciada por factores genéticos, ambientales, nutricionales y socioeconómicos”, siendo el rango de edad de su aparición entre los 10 y los 14 años, pero algunas niñas pueden tenerla a los 8 o 9 años. De hecho, “se ha observado que en las últimas décadas la edad media ha retrocedido de los 16-17 años a los 12”. Cuando esto ocurre, muchas veces la niña no está psicológicamente preparada.
La menarquia, miedo y vergüenza
Para la mayoría de las niñas, la primera regla les suele pillar desprevenidas y, muchas veces, con un gran desconocimiento de los cambios que aparecen, “lo que provoca que puedan llegar a sentir miedo ante esos cambios en su cuerpo e, incluso, sienten vergüenza de contarlo en casa o a sus amigas en el colegio, lo que incrementa aún más el rechazo a estos cambios”. En realidad, las reacciones pueden ser de lo más diversas, pero antes de llegar a ellas, la educación es fundamental, “ porque la incertidumbre de no saber exactamente cuándo va a venir o qué cambios voy a tener puede ser muy desconcertante ”. En función de lo informadas que estén, las niñas pueden pasar por este proceso de forma traumática o gestionarlo con la más absoluta normalidad.
El primer paso, actuar desde casa
“ La confianza previa entre los padres y sus hijas es clave ”, nos dice la experta. No se puede esperar a que las niñas pregunten sus dudas. Sobre todo, si los progenitores no muestran una actitud natural y libre de prejuicios frente a este tema. “Hay que romper esa barrera con ellas mediante una conversación natural y espontánea”. Cuanto antes se haga, mejor, no hay que esperar a que llegue la primera menstruación. Y de la misma forma si no llega. Las niñas deben saber que cada cuerpo es diferente y que no todas pasarán por este proceso a la misma edad.
Es más, la Dra. Ana Rosa Lucena Torres, ginecóloga del Hospital Costa del Sol, nos dice que “las niñas necesitan hablar de lo que les ha sucedido o les va a suceder, en una conversación sincera y evitando que sea percibido como algo negativo, pues es un paso más en su evolución”. Además, es importante adelantarse a las circunstancias. Así, cuando la niña ya tenga el botón mamario, “podemos hablar con ella sobre esto, incidiendo que, aunque la regla puede resultar molesta es necesaria para la salud de toda mujer”.
La responsabilidad de los colegios con la menstruación
Para conseguir esa normalidad de la que hablamos, el papel de los padres y de los colegios es muy importante, porque tanto en clase como en clase se debe implicar a niños y niñas y tratarlo como algo normal. “Hay que romper con los tabúes sobre el ciclo menstrual que aún existen en las aulas ”, nos dice la experta. Así, en la educación que parte de las aulas es imprescindible que el personal docente se muestre abierto a tratar este tipo de cuestiones y “debe comenzar desde los primeros años de escolarización para que, desde el principio, todas las niñas y niños conozcan de una forma natural su cuerpo y los cambios que les acompañarán durante la pubertad”.
Desde INTIMINA, por ejemplo, han creado un programa educativo que utiliza el teatro como medio para acercarse a este tema tabú con un enfoque educativo, dinámico y que invita al debate y a normalizar la llegada de la menstruación. Pero hay otras muchas herramientas pedagógicas, nos dice, “que pueden ayudar a los educadores a poner el foco en las pruebas y preocupaciones propias de la pubertad, como es la menarquia, y por la que pasan todos los adolescentes como consecuencia de los cambios que experimentan en su cuerpo”. Lo importante es la comunicación abierta, fluida y anticipada.