Los cambios de estación (ya sea de invierno a primavera o, como en este caso, de verano a otoño) producen una alteración en los niveles de determinadas hormonas . Dos de ellas son, sobre todo, las grandes afectadas: la melatonina y la betaendorfina. Estas fluctuaciones, en el caso de la astenia otoñal, nos puede provocar cierta melancolía, tristeza, falta de concentración, cansancio o inapetencia.
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Puede ocurrirnos a nosotros, los adultos, pero también a los niños y adolescentes. En realidad, es un estado transitorio que acaba por desaparecer, pero también puede llegar a tener consecuencias en su rendimiento escolar . Hablamos con el Dr. Fernando Baixauli, pediatra de los hospitales Vithas Valencia 9 de Octubre, Vithas Valencia Consuelo y Vithas Castellón, para que nos explique por qué se produce, qué síntomas y consecuencias tiene, además de darnos algunos consejos para contrarrestar sus efectos y que no llegue a afectarles en el colegio.
¿Qué es la astenia otoñal y qué la produce?
La astenia otoñal, como hemos visto, es un estado transitorio que provoca, sobre todo en los niños, una alteración en su ritmo biológico y, por ello, se produce una pérdida de energía, apatía y “una caída libre de las defensas del organismo”. Todo esto se produce, ni más ni menos, que por el cambio de estación. Tal como nos explica el doctor, “la llegada del otoño implica menos horas de luz, temperaturas más bajas y un ritmo frenético entre el colegio y las actividades extraescolares”. Todo esto causa una alteración en los niveles de determinadas hormonas:
- La melatonina, íntimamente relacionada con el sueño y la regulación de la temperatura de nuestro cuerpo que “se asocia con este trastorno afectivo estacional” y con la aparición de una posible depresión. Es la principal causante de la astenia otoñal. Su producción aumenta con la reducción de la luz solar, lo que provoca una bajada de serotonina, (conocida como la hormona de la felicidad ) y, por tanto, a mayores niveles de la primera, menores de la segunda, lo que hace que aparezca la somnolencia, la apatía o la tristeza.
- La betaendorfina, que disminuye mucho y cuya carencia provoca irritabilidad, nerviosismo, tristeza, cansancio y apatía, unos síntomas claros de astenia otoñal que veremos a continuación.
Síntomas de la astenia otoñal en niños y adolescentes
En general, nos cuenta el doctor, “los síntomas de la astenia otoñal deberían durar, más o menos, entre una semana y hasta 15 días después”. Esto es lo que tarda el organismo de un niño en adaptarse a la nueva estación. Durante este tiempo, nos explica el especialista, los síntomas son los que ya hemos citado:
- Irritabilidad y nerviosismo.
- Cansancio moderado.
- Tristeza y apatía .
- Alteraciones en el sueño.
Sin embargo, “si los síntomas son claros y se alargan más de este tiempo, deberíamos llevar al niño al pediatra”. ¿Por qué? Porque, como hemos visto, las defensas bajan mucho y podemos empezar a encontrar “mocos, dolor de oídos, febrícula, pérdida de peso o diarrea”. En este caso, ya no estamos solo ante una astenia, sino que “puede ser el inicio de alguna enfermedad, entre las que destacan los resfriados, las gastroenteritis o una otitis ”. Además, si se alarga en el tiempo, aunque no lleguen a aparecer estas enfermedades, “la energía puede disminuir mucho en nuestros hijos”, lo que incide indirectamente en su actitud en casa y en su rendimiento escolar.
¿Qué podemos hacer para prevenir y luchar contra ella?
Para hablar de prevención, nos explica el doctor, “aunque sí que es cierto que hay niños que tienen más predisposición a ella, el estilo de vida de cada uno de ellos es el factor determinante para, en su caso, prevenirla ”. Cosas tan importantes como respetar los horarios de sueño, hacer ejercicio físico de manera regular y llevar una vida saludable son las que nos llevarán a poder evitarla. “Los más pequeños necesitan una rutina establecida para que su desarrollo físico y psicológico sea el adecuado”, nos dice.
Ejercicio físico al aire libre
Una recomendación que hay que mantener, sobre todo, ahora que aún hace buen tiempo. “Hacer ejercicio físico al aire libre estimula la liberación de la dopamina (otra hormona) y endorfinas, que levantan el ánimo de los más pequeños‘’, nos explica el experto.
Dieta e hidratación adecuada
Como para todo en la salud, una dieta equilibrada “es un pilar indiscutible para prevenir la astenia”. Y es que, la alimentación juega un papel fundamental en nuestro estilo de vida. En estos casos:
- Se aconseja incluir proteínas de alto valor biológico, como pueden ser los huevos.
- Ingerir de manera diaria vitaminas del grupo B (productos ricos en niacina (vitamina B3), vitamina B12 y aminoácidos esenciales como el triptófano mejoran nuestros niveles de serotonina).
Una buena rutina de sueño
Por último, respecto al descanso, el doctor hace la recomendación general de que “los niños deberían dormir entre 9 y 10 horas hasta los 18 años”. De hecho, nos dice, “está demostrado que los niveles de cortisol (la hormona del estrés), se reducen mucho si descansamos bien”.