Al igual que sucede con el inicio del consumo de alcohol, la edad en que los adolescentes mantienen su primera relación sexual completa está en torno a los 14 años. Así se extrae de un estudio realizado por la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Cataluña (AIFICC), que fija este momento en los 13,8 años.
Los resultados del Barómetro de Control “Los jóvenes españoles y el sexo” coinciden en que más de la mitad de ellos tienen su primera relación sexual antes de los 18 años, aunque cada vez son más los que las inician antes de los 14. Estos datos plantean una pregunta: ¿están los menores preparados para ello a esa edad ?
Relaciones sexuales y madurez
“Aunque a los 14 años el cuerpo, tanto femenino como masculino, está preparado para una relación sexual completa, eso no quiere decir que emocional y afectivamente lo esté” , indica Raúl Padilla, psicólogo y terapeuta sexual y de pareja. “Además de biológicos somos seres psicológicos y sociales y las relaciones sociales y los afectos aún no han llegado a un desarrollo suficiente como para integrar una sexualidad completa”, añade.
El problema de mantener relaciones sexuales cuando no se tiene la madurez suficiente es, para el experto, que “lo que se supone que es un acto que ensalza y construye se puede convertir en un acto que degrada y destruye al tomar solo la parte física del sexo y olvidar la relacional y afectiva. El sexo así se convierte en una ‘herramienta para algo’, no es un ‘estado”.
¿Cómo les influye el acceso a la pornografía online?
Los menores tienen un acceso fácil a la pornografía digital a través de sus dispositivos electrónicos. Ven pornografía y lo hacen a unas edades muy precoces. Tal como ha alertado la Asociación Española de Protección de Datos (AEPD), la edad media en que los niños se acercan a los contenidos pornográficos en la Red está en los ocho años.
En muchos casos la pornografía se conviete en la “educadora” principal en temas sexuales para los niños. Y esto tiene sus consecuencias. “La imitación de la conductas que ven en los vídeos hace que adquieran una visión sesgada de la sexualidad, como sesgados son la mayoría de los contenidos”, apunta el terapeuta sexual (www.raulpadilla.es).
En la pornografía se perpetúan los estereotipos de género, habitualmente se cosifica a la mujer y se normalizan algunos comportamientos poco saludables, que “se alejan de una visión más deseable y globalizadora de la sexualidad”, indica Raúl Padilla. Así, los adolescentes tienden a imitar y repetir mecánicamente lo que ven en la pantalla sin saber qué es lo que realmente están observando, pues hay una descontextualización de la sexualidad.
Una educación sexual insuficiente
La educación sexual de niños y adolescentes continúa siendo una asignatura pendiente. “La casa debería ser la primera fuente de educación, tanto por imitación como por enseñanza. Una educación afectivo sexual de los padres es básica para que puedan transmitir a sus hijos unos valores adecuados a su edad”, insiste el especialista.
Sin embargo, en el estudio de la AIFICC se cita cómo un 35% de los menores no tienen confianza para hablar de sexo con sus familiares, mientras que en el Barómetro de Control hay un 57% de jóvenes que confiesan que fueron sus amigos o sus parejas quienes les proporcionaron orientación sexual.
En este proceso de búsqueda de información, Internet también juega un papel clave, aunque “tiene el riesgo de que no hay un criterio que les diga la fiabilidad de las fuentes”, advierte Raúl Padilla.
En relación a los centros escolares, para el experto, el problema fundamental es que la sexualidad se aborda desde un punto de vista casi exclusivamente biológico, y adolecen de “formación sexoafectiva que vaya más allá de los mitos más o menos explícitos de los cuentos infantiles, los mensajes de las series de televisión, las películas y la pornografía”, destaca.
Anticoncepción en la adolescencia
En la mayoría de los casos, los jóvenes cuentan con información acerca de los métodos anticonceptivos disponibles. De la encuesta de la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Cataluña se desprende que un 62% de los adolescentes que mantuvieron relaciones sexuales con penetración había usado métodos anticonceptivos.
No obstante, uno de cada cuatro confesó haber utilizado la píldora del día después (con una media de utilización de dos veces). “El uso como anticonceptivo habitual de la píldora del día después es más la excepción que la normal, pero sigue siengo un hecho muy preocupante”, destaca el sexólogo.
“Desgraciadamente, los jóvenes se enfrentan a dos realidades contrapuestas; por un lado, una hipersexualización de la realidad que les rodea y que les impele a mantener realciones sexuales para encajar con el entorno, y, por otro, en muchas casos, una familia con la que no hay comunicación a nivel sexual”, apunta.
Hablar con ellos en casa y aclarar sus dudas en todos los aspectos referentes a la sexualidad es clave para que puedan encarar una sexualidad adulta.