La capacidad de autorregulación de las personas no es una habilidad innata, sino que se va adquiriendo con el tiempo. Por eso, en los parques o en las reuniones donde hay más de un niño pequeño es muy normal que haya alguno que acabe pegando a otro.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
A veces, estos comportamientos son esporádicos y otras se prolongan en el tiempo. En este proceso es importante el modo en que reaccionen los adultos, pues el menor va a necesitar de una guía y de un patrón de comportamiento que corre a cargo de los mayores.
¿Por qué reaccionan los niños con agresividad hacia otros?
Cuando un niño pega a otro, o le tira del pelo o le hace daño de alguna otra forma está mostrando claramente que se encuentra mal. “Es una manera primitiva de responder a la frustración”, explica Elena Notario, psicóloga perinatal, infantil y de la adolescencia y especialista de la Clínica HLA Nuestra Señora del Rosario de Albacete.
“Los niños necesitan expresar aquello que están sintiendo. No son capaces de autorregularse y son vulnerables emocionalmente”, detalla. Todo esto se acentúa cuando el niño se relaciona con sus iguales y no tiene todas las habilidades para hacerlo, como una falta de lenguaje. Si no sabe expresar lo mal que se siente porque le han quitado un juguete, o si quiere llamar la atención de otros niños y no tiene palabras para hacerlo, lo más probable es que acabe soltando un manotazo como forma de que le hagan caso o de reclamar lo que desea.
¿Se pueden prevenir estos comportamientos?
El niño aprende, fundamentalmente, por imitación. En este sentido, es muy importante lo que ve en casa y la forma en que se solucionan los conflictos que surgen a su alrededor.
Al margen de consideraciones educativas y de otro ámbito, los padres nunca deben pegar a sus hijos. “Pegar nunca es una opción”, recalca la psicóloga. “Si yo pego a mi hijo por no hacerme caso, cuando no le hagamos caso y se frustre, nos pegará”, explica.
Se trata de darle en el día a día otro modelo afectivo y de resolución de conflictos. Además, la especialista aconseja “mostrarle que comprendemos esa emoción que siente y enseñarle otra manera de expresarla”.
¿Cómo corregir al niño que pega?
Además de mantener un entorno tranquilo en casa donde la violencia nunca esté presente, hay que saber cómo corregir al niño para que no repita esa conducta. Estas son las recomendaciones de Elena Notario:
- Tranquilidad y firmeza. Cuando el niño pega a otros, los padres deben reaccionar de forma tranquila, “mostrándoles que no es una opción”. Basta con una frase sencilla (”no se pega”) y una expresión seria para que entienda que no está bien. “No es recomendable gritar ni alterarse demasiado ni, por supuesto, pegarle de ninguna manera (ni azote, ni en la mano ni en la boca si hubiera mordido)”.
- Reacción ajustada. En este sentido, es importante que el niño vea que sus padres pueden controlarse, a pesar de que él se haya comportado mal. “Cuando reaccionamos de manera desproporcionada, aumenta el estrés y disminuye la capacidad del niño para controlarse”.
- Retirada de la actividad. Si el niño pega, hay que cortar la situación en la que se ha producido su acto y llevarlo a otro lugar para que se relaje y reflexione sobre lo ocurrido.
- Mostrar las consecuencias. El pequeño debe saber que su acción ocasiona un daño en otros. Así, hay que mostrarle esa consecuencia natural de su acto (el daño causado a otra persona). Pero todo ello sin etiquetarlo. No hay que decirle que es “malo” ni cualquier otra palabra que lo descalifique.
- Dar importancia a la empatía. Además, hay que intentar que el pequeño se ponga en el lugar del otro: “¿Cómo te sientes tú si te pegan?”.
- Ofrecer otras opciones. Una vez que el niño se ha portado mal con otros, hay que ofrecerle alternativas para solventar esos conflictos ante los que se bloquea. Por ejemplo: “hablar, respirar, retirarse a un lugar tranquilo...”, todo ello con la intención de que aprenda, poco a poco, a autorregularse.
- Fomentar la expresión emocional. Hay que acompañar al niño en el proceso de búsqueda de formas diferentes para relacionarse (”¿quieres ese juguete?, pues os lo turnáis”;”¿echas de menos a papá?, pues vamos a llamarlo”).
- Y si la conducta se repite... Cuando el niño es reincidente en los malos modos hacia los de su alrededor, “los padres pueden retirar cosas que le gustan si la conducta se repite”. Es una forma de que entienda que hay normas que debe cumplir.
¿Será agresivo de mayor si pega cuando es un niño?
Afortunadamente, la etapa en que los niños pegan es transitoria y acaba cuando adquieren más destrezas en el terreno emocional. Es cierto que algunas características, como una personalidad muy impulsiva, puede dificultar ese autocontrol, pero también influyen, tal como comenta la psicóloga, “la situación familiar y un ambiente violento que hace que el niño normalice la agresividad”.
“La televisión también es una gran influencia en los más pequeños, por lo que será necesario no exponerlos a violencia en las pantallas”, advierte Elena Notario.
No obstante, en la gran mayoría de los casos, aunque el pequeño sea muy ‘pegón, esto no significa que “desarrollará comportamientos agresivos en su vida adulta”, como tranquiliza Elena Notario.