Los llantos de un bebé son tan diferentes como causas que lo producen. Pero, hay uno de ellos que, además de frecuente, es bastante temido, porque no sabemos cómo luchar contra él. Es el que deriva del famoso cólico del lactante . Una crisis recurrente que produce un gran dolor abdominal en el recién nacido y que suele afectar a los niños en sus primeros meses de vida . Suelen no encontrar consuelo y no podemos ponerle remedio. Sin embargo, no son el origen del problema en cuestión. En realidad, son la consecuencia de otros problemas como, por ejemplo, algunos trastornos adaptativos: una intolerancia alimentaria o, como el que vamos a abordar en este artículo, el reflujo gastroesofásico.
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En este caso, lo que tenemos es un exceso de producción de ácido en el estómago, debido a que el bebé suele comer con ansiedad, su estómago se llena demasiado rápido y la leche no tiene tiempo de amortiguar la acidez . La leche refluye, subiendo hacia arriba por el esófago y, al pequeño, esto le quema. Para atajar este problema de una vez por todas y conseguir que nuestro bebé cese en su llanto, hay que saber identificarlo y ponerle remedio. Por eso, hemos querido hablar con el Dr. Fernando Baixauli, pediatra en Vithas Valencia 9 de Octubre, Vithas Castellón y Vithas Valencia Consuelo.
¿Qué produce el reflujo gastroesofásico en los bebés?
Según nos explica el doctor, “el estómago de toda persona tiene un orificio de salida (píloro) y otro de entrada (cardias). Cuando el reflujo gastroesofágico (RGE) del lactante se produce, es por una incompetencia del cardias para cerrar dicho orificio de entrada al estómago e impedir el ascenso retrógado del alimento”. Así, al quedar abierto o parcialmente abierto, el alimento sube de nuevo por el esófago, llegando hasta la cavidad oral, y produciendo las famosas regurgitaciones . Una incompetencia que se produce fundamentalmente, nos dice, “por inmadurez”. Las fibras musculares que forman este esfínter no están formadas por completo.
Sin embargo, en principio no tenemos por qué preocuparnos. Nos dice el doctor que “ son muy frecuentes en todo lactante, son normales . Hay circunstancias que sí favorecen el RGE, como las enfermedades congénitas y síndromes polimalformativos, la prematuridad o el retraso de crecimiento intrauterino”. En este caso, puede darse un RGE por el que sí se debe acudir a un médico para diagnóstico y tratamiento, aunque presenta tan solo una incidencia de entre el 8 y el 12% de los casos.
Síntomas para identificar un RGE
Cuando el RGE es muy evidente, se identifica con facilidad por las continuas regurgitaciones del lactante. Para hacerlo y, en su caso, acudir al médico para que nos explique cómo actuar en su caso, el doctor nos da un par de pistas:
- Es muy típico en estos casos que el bebé siempre tenga su ropa superior mojada.
- También puede ponernos en alerta su irritabilidad, aunque lo más característico de este problema, a diferencia del bebé que tiene cólicos o que sufre una intolerancia a la lactosa , no es su irritabilidad, sino lo que definimos como disconfort digestivo. Es decir, su llanto e irritabilidad es porque está incómodo, con sonidos guturales y en continuo movimiento.
Hay que recordar, insiste el doctor, “que la regurgitación (lo que se ve) es tan solo la punta del iceberg, siendo los más importante lo que no se ve, la esofagitis por reflujo, es decir, la continua irritación de la mucosa del esófago al ascender el alimento con ácido clorhídrico del estómago, que es lo realmente importante”. Por ello, es importante acudir a un especialista.
Remedios que pueden ayudarte a minimizarlos
Uno de los remedios para aliviar y atajar el RGE es, en primer lugar y fundamental ( más importante que los fármacos), lo que conocemos como tratamiento postural . “El bebé debe estar siempre en un plano exageradamente inclinado y unos 20 minutos erguido tras las todas”, nos explica el doctor. Además, si observamos este problema, se le deben dar tomas más pequeñas y frecuentes para que haya contenido gástrico.
En el caso de ser un RGE importante, nos indica, “se puede recurrir a fórmulas lácteas antirreflujo, leche de fórmula espesada con harina de algarrobo o amilopectina o fórmula hipoalergénica”, pero siempre bajo supervisión médica. Y, sobre todo, hay que tener mucha paciencia y saber que el tiempo juega a nuestro favor. “Con la maduración del esfínter esofágico, el cambio de postura a partir del sexto mes y el cambio de textura en la alimentación mejorará mucho la sintomatología”, nos dice.
Por último, nos matiza que si estamos frente a lo que se define como un regurgitado feliz -un bebé que solo regurgita, pero está contento y sin repercusión-, no es necesario añadir nada más a las medidas expuestas. Si, por el contrario, “el lactante está disconforme o irritable, se añadirá un tratamiento farmacológico, para disminuir la irritación y el daño esofágico, con Omepreazol fundamentalmente”. Como último extremo, si el RGE es muy importante, se puede llegar a la intervención quirúrgica, pero es el menor de los casos.