La gran mayoría de las mujeres, al quedarse embarazadas, acuden a su primera consulta con el ginecólogo preguntando si pueden seguir o no con su ritmo de vida habitual , además de sus hábitos alimenticios y deportivos (sabemos que algunos han de cambiar). Sin embargo, dejamos de lado algunos aspectos de esos hábitos que también son importantes durante estos meses de gestación . Son los relacionados con la higiene íntima. Que si bien deben estar presentes siempre, debemos saber que las mujeres embarazadas suelen ser más propensas a sufrir infecciones vaginales (sobre todo, por hongos como las cándidas), por lo que, sin obsesionarse, deberán tener más cuidado en este aspecto.
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Pero, ¿por qué las probabilidades de tener una infección vaginal son mayores durante esta etapa? Ni más ni menos que por la flora vaginal, nuestro protector frente a los microorganismos, que se debilita . Y es que las sustancias de defensa que produce, como el ácido láctico, han bajado la guardia desde el momento en que se confirma tu embarazo. Esto es debido, sobre todo, a los cambios hormonales que se producen a lo largo de estos nueve meses , que modifican el pH de la vagina y la composición de ese flujo vaginal.
Esto no significa que haya que extremar el cuidado, pues tan perjudicial puede llegar a ser el defecto como el exceso. Por eso, te contamos qué debes tener en cuenta y en qué debes incidir un poco más durante estos meses, pero sin pasarse.
Consejos de aseo durante el embarazo
Las alteraciones del pH vaginal que hemos comentado hace que sea aún más aconsejable el uso de jabones específicos para la zona vaginal, pero también hay que tener en cuenta otros hábitos de higiene, como son:
- Debemos lavar la zona una vez al día, solo en la parte externa y nunca en la parte interna, porque podríamos destruir la flora vaginal y, por tanto, favorecer la aparición de infecciones. En el caso de que haya mucho flujo, puedes hacerlo una vez más solo con agua.
- Como ya hemos comentado, debemos usar un jabón con un pH neutro o específico para esta zona .
- Después de la ducha, hay que secarse bien, pues el exceso de humedad también nos predispone a las infecciones por hongos.
- Es mejor evitar las esponjas o guantes para lavarse la zona íntima, ya que son una fuente importante de gérmenes. Utiliza tus propias manos.
- Si pasamos mucho tiempo fuera de casa, una buena idea es llevar contigo un paquete de toallitas íntimas.
Además, recuerda que, a la hora de ir al servicio, hay que limpiarse siempre de delante hacia atrás. Si lo haces en dirección contraria, arrastrarás los gérmenes del ano hacia la vagina, de nuevo, poniendo en riesgo tu zona íntima por infección.
La ropa, holgada y de fibras naturales
En cuanto a la ropa, el verano es, sobre todo, la época en la que tenemos que tener más cuidado, sobre todo, porque pasamos mucho tiempo en bañador, está mojado y la humedad, como hemos dicho, favorece la aparición de hongos. Por ello, es recomendable llevar siempre uno de repuesto y cambiártelo para mantener la zona seca. Además, de manera general:
- La ropa interior mejor confeccionada en algodón o materiales transpirables y holgada , para facilitar la transpiración.
- Presta atención a los detergentes y suavizantes que usamos, pues pueden ser demasiado fuertes y agresivos para las mucosas de la zona íntima, debilitada durante esta época.
Sexo, alimentación y otros aspectos a tener en cuenta
Por último, hay otros puntos en los que no pensamos, pero que pueden tener también una gran influencia en nuestra salud e higiene íntima, sobre todo, durante el embarazo.
- Si mantienes relaciones sexuales, debes mantener una higiene íntima adecuada, pero él también porque puede contagiarte en el caso de algún tipo de infección.
- Además, la candidiasis podría relacionarse con dietas muy altas en azúcares , por lo que cuida tu alimentación y disminuye su consumo.
- Los yogures y otros fermentos lácticos ayudan a prevenir la aparición de la cándida. Incluye este tipo de productos en tu dieta .
Además, recuerda que en el caso de estar sometida a un tratamiento antibiótico, el riesgo de infección vaginal aumenta, por lo que debes consultar al médico en caso de notar un flujo anormal, escozor, sequedad o dolor al orinar.