Muchos niños pueden tener algunas molestias abdominales en sus primeras semanas de vida. No en todos los casos se tratará de cólicos del lactante, aunque los padres los identifiquen como tal. Se trata de una situación complicada para la familia, pues el niño llora de manera intensa, pero que no reviste gravedad.
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Hemos hablado con la Dra. Teresa Cenarro, vicepresidenta de la AEPap (Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria) para que nos revele todo lo que hay que saber en torno al cólico del lactante.
Cuándo hay, de verdad, cólico del lactante
El cólico del lactante se manifiesta con molestias intestinales, llanto, movimiento de las extremidades, enrojecimiento facial, sensación de que hay dolor en la tripa...
Sin embargo, para que tenga la consideración médica de cólico del lactante, el cuadro que presenta el niño ha de tener una serie de características, según explica la pediatra. Así, esos síntomas deben durar, como mínimo:
- Tres horas al día.
- Tres días a la semana.
- Tres semanas.
Si las molestias no responden a estos estándares, estaremos ante un cuadro de otro tipo, pero no ante un cólico del lactante propiamente dicho. Lo que marcará la diferencia será la intensidad de los síntomas y la duración de los mismos. Un bebé puede llorar un rato cada tarde como si le doliera la tripa, pero si este estado no se prolonga tres horas, al menos tres días a la semana y durante tres semanas no sería cólico del lactante, que afecta a un 20% de los recién nacidos.
Así aparece y así desaparece
El cólico del lactante suele hacer acto de presencia a partir de los primeros 15 días de vida del bebé. “Hay muchos niños que presentan molestias por la inmadurez del tubo intestinal, pero si no hay otra causa, acaba desapareciendo por sí solo hacia los tres meses”, tranquiliza la Dra. Cenarro.
A veces, también influye la sobreestimulación, y al final del día el bebé llora de puro agotamiento ante tantos estímulos, o por tener un temperamento más nervioso e irritable.
No obstante, es el pediatra el que debe hacer el diagnóstico clínico y, ante el llanto persistente del bebé, descartar que se trate de otras patologías. Aunque en la mayoría de las ocasiones el cólico del lactante tiene su origen en esa inmadurez, que se va corrigiendo con el tiempo, se suelen buscar también otras posibles causas del malestar, como la alergia a las proteínas de la leche de vaca y el reflujo gastroesofágico.
Calmar el cólico del lactante
Hay pocas cosas que estresen tanto a unos padres como el llanto de su bebé, especialmente si son primerizos y nunca se han enfrentado antes a él. En este sentido, el cólico del lactante es un modo de estrenarse en la paternidad y de poner a prueba la paciencia “por todo lo alto”.
La realidad es que “no hay ningún tratamiento con una efectividad al cien por cien”, según apunta la experta de la AEPap. Aunque la buena noticia es que, como ya sabemos, acaba desapareciendo por sí solo, en la inmensa mayoría de los casos, tal como vino.
No obstante, estas son las medidas más habituales para calmar el cólico del lactante:
Mantener la calma
Es muy difícil estar tranquilo cuando tu bebé no para de llorar, pero es el primer paso, y muy necesario, para evitar otros problemas. No hay que olvidarse del síndrome del bebé zarandeado, que trágicamente puede ocurrir en momentos de mucho estrés por el llanto incesante del bebé.
Si los padres se ven incapaces de soportar cada día esos episodios de llanto, lo mejor que pueden hacer es pedir ayuda a otras personas antes de perder los nervios.
Así, pues, la premisa básica es mantener la calma. Si el médico ha descartado la existencia de otras alteraciones de salud, es solo cuestión de tiempo que todo acabe.
Masajear la tripa
Algunos niños notan alivio con los masajes en la tripa o en algunas posturas concretas, como cuando están con la tripa sobre el brazo de alguno de sus padres, o cuando se les acuna.
También pueden sentirse mejor tras el baño, por la relajación que este induce, e incluso en un paseo por la calle. Se trata de buscar lo que funciona en cada bebé y esperar pacientemente que vayan pasando las semanas.
Biberones anticólico
“Los biberones anticólico funcionan para algunos niños, pero para otros no. Al ser un cuadro multifactorial, los remedios pueden ser también muchos”, indica la pediatra.
En los bebés alimentados al pecho sí parece haber una mejora de las molestias. Hay que tener en cuenta que la lactancia materna no es solo alimento sino también consuelo, por lo que el bebé puede sentirse mejor nada más que por la cercanía con su madre.
Fármacos antigases
Algunos medicamentos anticólico, como la dimeticona, pueden ser de ayuda para determinados bebés, pero no siempre es así. También los probióticos tienen buen resultado en ciertos casos de cólico del lactante.
En todo caso, no se le debe administrar al niño ningún producto ni preparado (de farmacia o herbolario) que no haya sido prescrito y revisado por su médico.
Signos de alarma
El cólico del lactante no afecta a la salud global del bebé ni deja “secuelas”. Es un episodio benigno que, además, puede repetirse en varios hermanos.
Los padres suelen tener un sexto sentido para saber cuándo a sus bebés les sucede algo más grave. No obstante, hay que tener en cuenta, según apunta la Dra. Teresa Cenarro, que puede tratarse de algo más si esas manifestaciones típicas del cólico se acompañan de:
- Fiebre.
- Mucha queja.
- Poco tono muscular y vital.
- Pérdida de apetito
En este caso hay que consultar de nuevo con el especialista para que revise con atención al bebé para determinar qué le ocurre.
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