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Bebés

Ictericia: ¿por qué el recién nacido se pone amarillo?

Algunos bebés muestran una coloración amarillenta tanto en la piel como en las mucosas (por ejemplo, en la conjuntiva del ojo). Es lo que se denomina ictericia neonatal o ictericia del recién nacido. ¿Qué factores influyen en su aparición y cómo se trata?


11 de agosto de 2021 - 12:57 CEST

Aunque el bebé nazca sonrosadito, puede pasar que en unas horas o pocos días haya un cambio por el que su piel y sus mucosas tomen un color amarillento. Esto se produce por una elevación de la bilirrubina en sangre.

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“La bilirrubina es un producto del metabolismo de la degradación de la hemoglobina, la proteína que transporta el oxígeno en los glóbulos rojos, que en condiciones normales es metabolizada en el hígado y posteriormente eliminada en la orina y las heces”, explica el Dr. Íñigo de Noriega, pediatra y miembro del equipo médico de Elma , seguro de salud digital. Estamos entonces frente a lo que se conoce como  ictericia del recién nacido. 

Ictericia fisiológica e ictericia patológica

Aunque el niño esté completamente sano, hay distintos factores que hacen que en sus primeros días de vida le resulte más difícil eliminar la bilirrubina. Así, esta se acumula en su cuerpo, provocando esa coloración amarillenta tan característica de la ictericia. Cuando esas dificultades en la eliminación de la bilirrubina son transitorias hablamos de ictericia fisiológica, es decir, que está dentro de lo normal y aparece en un niño sano.

Sin embargo, hay ictericia patológica, que responde a un problema mayor, “cuando esta elevación de la bilirrubina aparece en las primeras 24 horas de vida, se eleva muy rápido o por encima de unos umbrales determinados, según la edad gestacional del niño, o se eleva solo la parte de la bilirrubina que ya ha sido metabolizada por el hígado (bilirrubina directa)”, explica el Dr. De Noriega.

¿Cuáles son los factores de riesgo?

Lo habitual es que con los controles del recién nacido se detecten los factores de riesgo que pudieran dar lugar a una ictericia patológica. No obstante, cuando el niño presenta ictericia se le hace tanto una historia clínica completa como una exploración física para descartar la presencia de alguna enfermedad. “En la mayoría de los niños se va a considerar fisiológica, sin presentar otras enfermedades asociadas”, indica el pediatra.

Las causas que pueden favorecer el incremento de la bilirrubina en el recién nacido son:

  • Tener un hermano con antecedentes de ictericia.
  • Lactancia materna exclusiva.
  •  Prematuridad. 
  • Complicaciones en el posparto o en el periodo neonatal inmediato u otras enfermedades.
  •  Enfermedad hemolítica autoinmune  (”en la cual la diferencia de grupos sanguíneos entre madre e hijo hacen que se generen anticuerpos que aumentan la destrucción de glóbulos rojos y se incremente la producción de hemoglobina”).
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¿Cómo es el tratamiento para la ictericia neonatal?

En la mayoría de las ocasiones, la ictericia del recién nacido se va a resolver sin tener que tomar ninguna medida; así, desparecerá por sí misma en poco tiempo. No obstante, cuando los niveles de bilirrubina son muy altos, hay que tener una vigilancia más estrecha pues “en concentraciones muy altas, la bilirrubina puede depositarse en el cerebro y producir distintos cuadros de afectación neurológica aguda o a largo plazo”, alerta el experto de Elma.

Estas complicaciones son poco frecuentes cuando hay un seguimiento médico del bebé, ya que  antes del alta en la maternidad se monitoriza a los bebés que así lo requieren  y en las primeras visitas al pediatra también se tiene en cuenta para poner tratamiento en caso de que fuera necesario.

El nivel de bilirrubina se mide a través de la piel con medidores transcutáneos o a través de analítica de sangre. Si fuera necesario, el niño recibiría fototerapia en el hospital. “La exposición a la luz solar directa como manera de tratamiento en domicilio no está recomendada, dado que existe un riesgo importante de quemaduras y problemas asociados en el recién nacido”, advierte el Dr. Íñigo de Noriega.

 Con respecto a la lactancia materna exclusiva, aunque puede ser un factor de riesgo para la aparición de la ictericia, “los beneficios que confiere superan con creces los potenciales perjuicios  del aumento de bilirrubina”, aclara. “Es más, en caso de presentar ictericia, puede ser necesario reforzar la lactancia materna y aumentar el número de tomas, dado que la deshidratación por problemas en la ingesta es una causa relativamente frecuente de ictericia”, subraya el especialista.

¿Cuándo es necesario hospitalizar al bebé?

Dependiendo de los niveles de bilirrubina, los días de vida del paciente y los factores de riesgo asociados, podría ser necesario instaurar un tratamiento con fototerapia en el recién nacido.

La fototerapia se administra siempre en el hospital y consiste en la aplicación de unas lámparas especiales que convierten la bilirrubina en una versión más eliminable.

Si la fototerapia no da resultado o hay una ictericia grave, “se puede plantear el recambio sanguíneo completo del paciente (exanguinotransfusión)”, destaca el pediatra. No obstante, es una medida excepcional.

Cualquier niño con ictericia será vigilado de cerca por su pediatra, no solo para medir sus niveles de bilirrubina, sino para descartar que pudiera haber otra enfermedad. “La lactancia materna puede prolongar la ictericia hasta incluso más allá del primer mes de vida, pero  la presencia de ictericia prolongada debe poner en alerta al pediatra para buscar posibles enfermedades”, indica el Dr. Íñigo de Noriega.

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