Los dibujos infantiles se pueden interpretar a partir de los tres años de edad, cuando el niño ya tiene habilidades de grafomotricidad y empieza a poner algunas palabras como su nombre. A medida que va creciendo y tiene más control sobre sus emociones, adquiere también capacidad para esconder en sus creaciones lo que está sintiendo. Sucede así a partir de la pubertad.
¿Qué tienen en cuenta los expertos a la hora de interpretar los dibujos infantiles? Pilar Muñoz, psicóloga infantil y directora del Centro Ábaco de Psicología Infantil en Alcalá de Guadaira (Sevilla), nos da todas las claves.
Dibujos y algo más
Para interpretar el dibujo de un niño primero hay que conocerlo. Por eso, los expertos asocian estas creaciones a otros elementos, como test psicológicos que cuentan con evidencia científica. En este sentido, tal como comenta la experta, los dibujos serían herramientas proyectivas porque se apoyan en otras.
Esto significa que es difícil hacer un diagnóstico solo por lo que pinta el niño, si no va acompañado de otras pruebas. No obstante, los dibujos proporcionan mucha información en cuanto a “rasgos de la personalidad, bloqueos emocionales y experiencias vivenciales”, destaca Pilar Muñoz.
La importancia de la figura humana
Una de las partes más interesantes del dibujo infantil en cuanto a la interpretación es la de la figura humana, pues, “ahí el niño nos dice cómo se ve él y como cree que lo ven los demás”, indica la psicóloga. En este sentido, va a proporcionar mucha información sobre el autoconcepto que tenga el menor. Habrá que ver si esa figura está completa, su tamaño, sus trazos, los colores que utiliza...
Otros componentes importantes son la casa, que representa la convivencia familiar y da detalles de lo que sucede dentro; los árboles, que tienen que ver con la estabilidad emocional, y la representación de la familia, en la que expresa los vínculos entre sus integrantes. “Al dibujar a la familia, lo normal es que la altura de los padres sea más elevada que la de los hijos. Cuando no es así, está indicando una falta de reconocimiento de esas figuras de autoridad, insuficiente protección o falta de límites”, explica la directora de Centro Ábaco (www.psicoabaco.es).
Aspectos del dibujo a valorar
El dibujo libre nos puede dar muchas pistas acerca del mundo interior del niño, al igual que el dibujo dirigido. En ambos, hay que saber interpretar algunos aspectos importantes.
Tamaño del dibujo
Cuando el niño hace un dibujo grande es señal de que tiene la autoestima alta y de que goza de seguridad en sí mismo. También de que su imaginación vuela muy alto.
Lugar de los elementos en el dibujo
“Cuanto más pequeño es el niño, tiende a dibujarse lo primero a él mismo, pues es más egocéntrico. Luego, conforme va creciendo, ya dibuja por orden de edad”, detalla la psicóloga infantil. En todo caso, hay que observar si se dibuja a sí mismo el último o apartado del resto. Si es así, habría que indagar el motivo, “ya que al que dibuje en último lugar será al que tenga más desvalorizado”, resalta. Imaginemos que pinta a un hermano al final; puede deberse simplemente a un episodio de celos o significar otro problema.
Dibujarse en la parte central del folio indica estabilidad emocional; si es la derecha, proyectos de futuro, y si es a la izquierda suele hacer referencia a aspectos pasados.
Omitir o resaltar algún aspecto
“Omitir o resaltar algo de personas, objetos o animales suele relacionarse con algún bloqueo o circunstancia concreta. Por ejemplo, si no le pinta brazos a alguien, tendría que ver con su percepción de incapacidad; cuando no le dibuja piernas, con un sentimiento de que no hay salida; sin ojos, porque no es consciente de lo que está sucediendo...”, explica Pilar Muñoz.
En el caso de que se resalten algunos elementos, como los que tienen que ver con la sexualidad, hay que analizar qué está pasando y si es un síntoma de un posible abuso sexual.
Presión ejercida en el trazo
Cuando el niño pinta con un trazo muy fuerte puede indicar un estado de nerviosismo o de tensión. Si al dibujar lo hace con trazos cortos, denota una personalidad más impulsiva y si lo hace con trazos largos, mayor autocontrol.
Colores utilizados
“No solo es importante analizar lo que dibuja el niño sino los colores usados, pues, en función de ellos, vamos a interpretarlo de una forma o de otra”, destaca la psicóloga infantil.
Los colores muy oscuros y el negro hacen referencia a un mundo interior con tristeza, depresión y conflicto. A diferencia de estos, los colores vivos expresan vitalidad, sentimentalidad y necesidad de comunicar.
Señales de alarma ante un dibujo infantil
Lo más habitual es que los padres no acudan a un especialista por un solo dibujo extraño o preocupante de sus hijos, pero sí pueden encender la señal de alerta.
Habría que consultar, tal como recomienda la especialista:
- Si el niño pasa de dibujar motivos alegres a motivos tristes.
- Si el tamaño de sus dibujos se reduce considerablemente.
- Si pinta cosas que no corresponden a su edad.
- Si hay dibujos con contenido sexual. “Cuando el niño es muy pequeño no es capaz de imaginar ni de inventar ese contenido, por lo que habría que averiguar si está viendo algo inadecuado en redes o está siendo víctima de abuso”.
- Si los colores que utiliza son siempre oscuros o negro.
- Si a las figuras humanas les falta algún órgano o se muestran siempre tristes o sin sonrisa.
- Si el contenido es demasiado agresivo: con pistolas, sangre, muerte... “Podría ser un exceso de tecnología a edades precoces que habría que controlar”.
Además de servir para interpretar el universo interior del niño, el dibujo también tiene un papel para los profesionales como elemento terapéutico en caso de traumas o para expresar situaciones muy difíciles, como las vividas antes de una adopción. Lo mejor, en caso de duda, es dejarse guiar por los expertos.
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