Es tiempo de playas y piscinas . Ya lleva siéndolo unas cuantas semanas, pero quizás en este tiempo te has limitado a zambullirte en ellas y dejar que pase el calor . Sin embargo, puedes convertir el agua en toda una fuente de inspiración con dos objetivos: el primero, pasar un rato muy divertido con tus hijos y, el segundo, trabajar su psicomotricidad . Sí, el agua es un medio estupendo para ayudarles a que desarrollen sus habilidades físicas .
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Actividades tan sencillas como chapotear o salpicar, para los más pequeños ( aquellos que van de los 6 meses al año de edad ) es un ejercicio muy completo. Según van creciendo, puedes ir añadiendo otro tipo de juegos que sumarán en este desarrollo físico y aprendizaje de tus hijos. Te contamos por qué pasar tiempo en el agua con ellos es una muy buena idea y algunos juegos para estimular sus movimientos.
Beneficios de jugar con los niños en el agua
El objetivo de jugar con nuestros hijos en la playa o la piscina debe ser, sobre todo, disfrutar del tiempo juntos, pero también podemos añadir actividades que trabajen su musculatura, mejoren su flexibilidad, su equilibrio y coordinación , además de su capacidad respiratorio y, en definitiva, estimulen su movimiento y psicomotricidad. Y es que, familiarizarse con el agua y pasar tiempo en ella, tiene grandes beneficios:
- Estimular su desarrollo físico, siendo un excelente ejercicio para el cuerpo, pues el agua proporciona resistencia, nos ayuda a incrementar nuestra fuerza y otro tipo de habilidades como el equilibrio y la coordinación.
- El agua nos vuelve más sociables , porque siempre buscarán a otros niños para jugar con ellos y les ayuda a mantener un intercambio constante. Además, el agua tiene una propiedades calmantes, por lo que regula la conducta y las emociones de los más pequeños sin que se den cuenta.
- El juego estimula su curiosidad y creatividad . Y, en el agua, descubren por ejemplo qué ocurre cuando soplan, cómo se hunden los objetos o ellos mismos o cómo deben colocarse si quieren flotar.
Cinco juegos para trabajar su psicomotricidad
De entre todas las actividades que podéis realizar con vuestros hijos pequeños en el agua, hemos pensado en cinco de las que más nos gustan. El objetivo principal ha de ser siempre disfrutar y divertirse en familia. Por lo que si no te llegan a convencer, lo importante es que encontréis uno que os guste a todos.
1.- Hacerse el muerto y imitar figuras
La primera de las actividades que te proponemos está pensada para los más pequeños y para aquellos que aún deban perder el miedo al agua . El objetivo es que, al dejar que se coloquen boca arriba, noten el agua en la parte trasera de la cabeza, ésta le cubra los oídos y consigan realizar movimientos con confianza. Al principio, podemos pedirles que se hagan los muertos, y luego que abran y cierren las piernas, los brazos y que busquen imitar figuras sencillas, como una estrella de mar, un árbol o que se muevan como una mariposa (de la misma forma que lo hacen cuando se tumban encima de la nieve).
2.- Soplar y soplar hasta conseguir grandes burbujas
Una vez pierdan el respeto al agua y sean capaces de moverse con cierta confianza, podemos pedirles que hagan burbujas con su boca. Hay muchos bebés a los que no les gusta que el agua les toque la cara, por lo que este recurso es estupendo para quitarles ese miedo. Y podemos empezar, incluso, en casa, llenando nuestras propias manos de agua y, después, pidiéndoles a ellos que sumerjan poco a poco su cabeza en el agua. Seguramente tengas que enseñarles a soplar, pero puedes ir enseñándole ruidos y movimientos que acompañen esas burbujas . Puede ser que le entre una risa contagiosa que le haga tragar un poco de agua, ¡pero no pasa nada!
3.- El clásico juego del tiburón
Si no has jugado a este juego con tus padres o amigos, no te vamos a decir que no has tenido infancia, pero podríamos asegurar que pocas piscinas y playas has debido pisar, ¡es un clásico del agua! Además de divertido, nos ayuda a trabajar con los más pequeños la psicomotricidad. Si el dominio del agua de tus hijos no es muy bueno, deja que sean ellos los tiburones y tú la presa, pero oblígalos a moverse, cambiar de ritmo y de dirección. Cuando ya tengan más destreza, hacedlo al revés, para que tengan esa pequeña presión de realizar movimientos ágiles y rápidos.
4.- Recoger objetos de la superficie del agua
Para estimular el movimiento libre del niño en el agua , que comienzan a nadar (aunque sea en nuestros brazos), podemos motivarles pidiéndoles que recojan objetos que vamos poniendo en la superficie de la piscina. Podemos empezar, por ejemplo, con una simple pelota de un tamaño que sea capaz de coger con las manos sin dificultad. Si la piscina es privada y no molestamos a nadie, podemos usar esas pequeñas pelotas de colores que ya venden en muchos sitios, colocar un cubo de la playa en uno de los bordes de la piscina y pedirle que vaya recogiendo pelotas y depositándolas en el cubo. Como si recogiese su habitación.
Para que pueda ir solo, podemos ayudarles con algún sistema de flotación . En vez de un churro, al que no irá agarrado porque tendrá su atención en las pelotas u objetos elegidos, lo mejor es utilizar un chaleco, que apenas limita los movimientos del pequeño . Si el niño ya sabe bucear, este juego puede realizarse bajo el agua, con elementos de colores que se hundan bajo la superficie.
Por otro lado, si el niño ya tiene cierta destreza en el agua, podemos jugar con esa misma pelota. Se lanza bien lejos y nuestro hijo tendrá que ir a por ella, recogerla y devolvérnosla. Además de su habilidad en el agua, tendrá que trabajar la fuerza y la coordinación. También podemos organizar carreras a lo largo de la piscina o la playa intentando llevar esa pelota entre nuestros brazos, sin dejar que se nos escape.
5.- Exhibición de natación sincronizada
En esta ocasión, lo que vamos a proponerte es bailar dentro del agua, como si de una clase de natación sincronizada se tratase. Podemos poner música o tararearla nosotros mismos, pidiéndole a los niños que imiten nuestros movimientos . Daremos vueltas, saltaremos, nos cogeremos una pierna o un brazo y haremos todo lo que los pequeños sean capaces de hacer. Para empezar, colocaros en la parte de la piscina que no cubra e ir añadiendo centímetros de agua poco a poco. Cuando ya tengan destreza, pídeles que sean ellos los que lleven la coreografía.
Si un baile les aburre, puedes optar por pedirles que imite el movimiento de algunos animales en el agua. Por ejemplo, nadar como un delfín, avanzar como un perrito o imitar a un hipopótamo.