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alimentaci n 1000 primeros d as de embarazo y beb © AdobeStock

Embarazo

¿Por qué son tan importantes los 1000 primeros días en la alimentación de tu bebé?

La cuenta atrás para nutrir correctamente a tu bebé comienza en el propio embarazo y hay cuatro buenas razones por las que hacerlo bien.


Actualizado 4 de agosto de 2021 - 15:46 CEST

La  alimentación de tu bebé  es siempre un tema que nos preocupa y que queremos gestionar bien, buscando darle lo mejor, pero  sin la información necesaria para saber cómo hacerlo o, en la gran mayoría de las ocasiones, por falta de tiempo . Sin embargo, para hacerlo correctamente, esa alimentación no comienza en el momento en el que nuestro hijo nace, sino mucho antes,  desde el momento en el que confirmamos un embarazo . Es lo que los expertos llaman los primeros 1000 días de vida. Y hay cuatro razones que debes tener en cuenta para empezar a cuidarte desde este primer día.

¿Por qué hablamos de los primeros 1000 días del bebé?

Según los expertos, es el período clave para el correcto desarrollo de los más pequeños, pues lo que no se consiga suplir en estos días, no se recupera. Además,  es el lapso de tiempo en el que la alimentación nos ayuda a prevenir enfermedades agudas y crónicas, tanto a corto como a largo plazo . Un nuevo concepto de alimentación infantil que defiende ROOTS Mindfoodness y que nos explica su nutricionista, Elena Toledano. Las razones por las que esto es importante, según la experta, son las siguientes:

  1. Esta primera etapa de la que hablamos “es en la que se produce un mayor aumento en el tamaño y maduración del cerebro, además del sistema inmune”. Son cambios mucho más rápidos en estos primeros mil días que en cualquiera de las etapas posteriores: por ejemplo, a los 6 meses,  el cerebro alcanza el 50% de su tamaño ; mientras que, hasta los 3 años, no llega hasta el 85% de su tamaño final.
  2. Es un periodo crucial para conseguir “llenar” todos los nutrientes que su organismo necesita, “pues lo que no se consiga llenar en estos días, no se va a recuperar posteriormente”.
  3. Por otro lado, consecuencia del punto anterior, es que podemos “prevenir la aparición de enfermedades agudas y crónicas, tanto a corto como a medio o largo plazo. En este sentido, a veces, “es muy importante la personalización de la dieta‘’, nos dice la experta.
  4. Por último, la importancia de estos mil primeros días, además, viene avalada por numerosos estudios, entre ellos, los de UNICEF, que revelan que “el 40% de las habilidades adultas se forman durante este período”.

Los 1000 primeros días, nos cuenta la nutricionista, “son conocidos como el periodo que engloba desde el momento de la concepción hasta los dos años de vida del bebé”:

  1. El primer periodo comprende desde la concepción hasta el nacimiento, unos 270 días.
  2. El segundo periodo comprende desde el nacimiento hasta el primer año de vida.
  3. El tercer periodo es desde el primer año de vida hasta el segundo año de vida del bebé.

Siendo conscientes ya de la importancia de este periodo en la alimentación de todo niño y, por tanto, de la propia madre como medio para hacerle llegar los nutrientes necesarios al principio, hemos querido preguntarle a Elena Toledano, cómo hacerlo y hacerlo bien.

Consejos para conseguir una buena alimentación de tu bebé

El estado nutricional de la mujer, nos explica Elena Toleado,  “cuando se queda embarazada y durante el embarazo puede afectar al desarrollo del feto, a la calidad de la placenta, a la salud de la madre, al parto y a la posterior etapa lactante ”. Un déficit en ciertos micronutrientes como el calcio, el hierro,  el ácido fólico , la vitamina A o el yodo pueden dar lugar a complicaciones en el embarazo, poniendo en peligro a la madre y al niño, al igual que una ganancia insuficiente de peso por parte de la madre también  aumentaría el riesgo de parto prematuro .

Por eso,  el consumo de una dieta saludable es esencial durante el periodo preconcepcional, embarazo y lactancia  para garantizar la salud materno-fetal en general. Para ello, los consejos de la nutricionista son:

  • Aumentar el consumo de frutas y verduras a diario, varias veces al día.
  • Consumir pescado azul, al menos, 2-3 veces a la semana.
  • Consumir legumbres, al menos, 3 veces a la semana.
  • Comer cereales integrales todos o casi todos los días (arroz integral, quinoa, pan integral, espelta, copos de avena, pasta integral…).
  • Consumir lácteos de calidad (leche, yogur natural, queso fresco o tierno).
  • Priorizar las carnes magras y de buena calidad (como son el pavo y el pollo).
  • Mantener una hidratación adecuada .

Por el contrario, tan importante es priorizar estos grupos de alimentos que nos indica la nutricionista, como eliminar otros cuantos o limitarlos que pueden ser perjudiciales para nuestra salud materno-fetal:

  • Pescados grandes, pescado crudo, ahumados y mariscos: por el alto contenido en mercurio de ciertos tipos de pescados grandes puede ser peligroso para el sistema nervioso según la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA).
  •  Carnes crudas, carnes poco hechas, embutidos, patés, vísceras y huevo crudo o derivados: deben estar bien cocinadas para no contener Listeria, E. Coli, Salmonella, Campylobacter o Toxoplasma. Se recomienda, además, eliminar carnes grasas.
  • Leche y productos lácteos frescos o crudos: este grupo de alimentos puede contener listeriosis, una enfermedad infecciosa que puede derivar en un aborto, parto prematuro, etc. No utilizar leche condensada, quesos demasiado grasos, nata, tampoco margarinas y mantequillas.
  • Zumos y productos vegetales frescos: deben ser pasteurizados porque pueden contener Salmonella y E. Coli. Estos productos (zumos) no son recomendables dentro de una dieta saludable en el embarazo, ya que siempre priorizaremos frutas y verduras enteras. Sí podemos tomar batidos o gazpacho pasteurizado, por ejemplo, mucho mejor.
  • Evitar algas y brotes germinados.
  • Por supuesto,  nada de alcohol ni tabaco : ya que tienen efectos perjudiciales para el feto: abortos, bajo peso y malformaciones, incluso pudiendo llegar al síndrome alcohólico fetal. La ingesta recomendada es cero.
  •  Café, té, infusiones y cacao: limitarlo lo máximo posible o evitarlo.
  • Ultraprocesados: eliminar bollería, salsas, envasados, precocinados, galletas, lácteos azucarados, azúcar, zumos, dulces y postres.

Los caprichos durante estos primeros 1000 días, ¿estarían permitidos?

Los caprichos y antojos en las mujeres embarazadas, nos explica Elena Toledano, “ son completamente habituales y se deben a necesidades nutricionales reales . Nuestro cuerpo está creando una vida, literalmente; y demanda energía mediante hambre, apetito y caprichos. Los  cambios hormonales producen este apetito a modo de protección y supervivencia : como necesitamos comer más, tenemos más hambre”. De hecho, “nosotros recomendamos a las mamás que es mejor comer 6-7 veces al día poquita cantidad que 3-4 veces al día pero raciones más grandes”.

Por tanto, en este caso, la respuesta es rotunda: “sí, los caprichos están más que permitidos”. En cada mujer esos caprichos son distintos: pueden ser más dulces como el chocolate o más salados como unas aceitunas. No pasa absolutamente nada por tomarnos eso que nos apetece tanto y saciar ese apetito. “ Se convierte en un problema si lo comemos diariamente y desplaza alimentos que sí son saludables y necesarios  durante todos los días del embarazo, como la fruta o las verduras”.

De hecho, si rechazamos e ignoramos esos antojos, lo más probable es que nos genere más ansiedad por comerlos y empeore nuestra relación con la comida durante el embarazo. “Desde nuestro equipo de nutrición no pensamos que hayan alimentos o caprichos permitidos ni prohibidos durante el embarazo (excepto aquellos que comprometen la higiene alimentaria, lógicamente). Los antojos son igual de comunes que las aversiones (rechazo directo a alimentos que antes sí tomábamos): de repente tenemos mayor o menor sensibilidad hacia ellos”.

Aun así, podemos probar con las siguientes ideas saludables: fruta, chocolate negro, repostería casera, batidos, encurtidos, frutos secos, tostadas con queso o tomate y aceite de oliva, galletas caseras, tomatitos cherry, palitos de zanahoria con hummus y guacamole o chips de boniato al horno. Es importante que sean divertidos y apetecibles, “lo que no recomendamos es suplir esos caprichos con alimentos ultraprocesados, porque no nos nutren y sólo aportan calorías vacías y perjudiciales para la salud materno-fetal”.

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