La cifra de abandonos de mascotas es muy alta, especialmente en periodos vacacionales o cuando el animal va creciendo con el paso del tiempo y deja de ser el cachorro que llegó a casa en Navidad o con motivo de un acontecimiento especial.
Pero, “un animal no es un aparato, es una gran responsabilidad”, como señala Jaime Fatjó, director de la Cátedra Fundación Affinitiy Animales y Salud del Departamento de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Una responsabilidad familiar
Cuando se le pregunta a Jaime Fatjó el momento en que un niño está preparado para hacerse cargo de una mascota pide reformular la pregunta, “porque un animal de compañía no es para una persona; es para toda la familia”.
Hay que tener claro, entonces, que, independientemente de la edad y de la actitud del menor, la mascota es para todos. “Cuando uno de los progenitores dice ‘yo no quiero saber nada’, mal empezamos. Debe ser una decisión familiar”, advierte.
Por tanto, no hay que mirar tanto hacia el pequeño que pide la mascota como hacia el compromiso que estén dispuestos a asumir todos los miembros de la familia y esta en su conjunto.
Qué se le puede pedir al niño a cada edad
Así, pues, los responsables últimos de la mascota van a ser todos y, en especial, los adultos. Y la implicación de los menores irá variando, en función de la edad y la madurez.
“En edades muy tempranas, el niño no puede integrar una norma de cuidado y responsabilidad. Si sigue las normas y las obligaciones, es porque alguien le pide que las cumpla (los adultos). Hay que insistir y reforzar el mensaje para que acaben haciéndolo; por tanto, no se les puede dejar solos en la responsabilidad”, indica Jaime Fatjó.
Mas adelante, cuando se van acercando a la adolescencia, tienen más capacidad para ocuparse de la mascota de forma independiente. Pero entonces puede surgir otro problema y es que el joven pasa menos tiempo en casa y hace más su vida al margen de la familia, por lo que “no se les puede pedir tampoco que asuman en solitario el cuidado”, destaca.
¿Y si el niño pierde el interés en el animal?
El niño puede distanciarse en algún momento de su mascota, pero “para eso está el resto de la familia, que deberá responder”. El consejo de Jaime Fatjo es enfocar con naturalidad este proceso de desinterés o de estar menos pendiente del animal o menos entusiasmado con él, que puede ser más o menos habitual.
También es importante elegir una mascota y una raza que sean adecuadas para los más pequeños, ya que hay animales más difíciles de educar que pueden generar frustración al niño.
¿Cuáles serían las mascotas más indicadas cuando hay niños en casa? “El perro y el gato son los animales de compañía por excelencia porque están plenamente adaptados al entorno doméstico”, resalta el director de la Cátedra Fundación Affinity. “Están adaptados al ecosistema humano, pero hay que hacer una serie de esfuerzos para que los animales tengan buena calidad de vida”, puntualiza.
¿Qué beneficios tienen las mascotas para los niños?
Cuidar de un animal de compañía es una gran oportunidad para que los más pequeños obtengan enseñanzas muy valiosas. Estas son las que cita el experto:
- Trabajar la responsabilidad y la constancia (la mascota necesitará cuidados todos los días y esto es algo que no se puede olvidar).
- Ponerse en la piel del otro. Significa ser empático y con otro ser de una especie diferente a la tuya. Así, el niño tiene que pensar qué le hará feliz a un perro o a un gato para estar bien.
- Pensar en los demás. Así es consciente de que los demás también necesitan ser cuidados.
“Además, tener una mascota mejora la autoestima del niño, su habilidades comunicativas y su capacidad para gestionar las relaciones sociales. El animal será su compañero de juegos, su ayuda y apoyo en momentos de dificultad y al cuidarlo se sentirá útil y necesario”, expone el especialista.
En el caso de niños con necesidades especiales, en los que el animal cumpla una función terapéutica, su consejo es contar siempre con ayuda profesional para que un especialista tutele todo el proceso y pueda poner unos objetivos claros y ajustados al menor y al animal.