El calor durante estos días es, en algunos lugares, sofocante. Lo único que puede aligerar un poco las horas en la que el sol está más alto y no nos da apenas tregua es dejarlo todo a oscuras, encender el aire acondicionado o, si somos afortunados, darnos un gran chapuzón . Sin embargo, las altas temperaturas pueden ser la excusa perfecta para que nuestros hijos den rienda suelta a su creatividad . ¿Cómo? Con estos abanicos de papel veraniegos que vamos a proponerte.
Los materiales son económicos, seguramente los tengas en casa, y los pasos tan sencillos que, con un poco de maña, podrán hacerlos ellos solos. Además, es una manualidad que pueden tener una función decorativa (como la gran mayoría de ellas), pero que también tienen un uso práctico, con lo que les va a encantar . Que los uséis será su mejor premio. Por último, es una forma más de que se familiaricen con la forma y color de algunas frutas, como la naranja o el limón si decides no seguir la que nosotros hemos elegido: la sandía . Sí, vamos hacer un abanico de sandía. Si te animas, incluso, puedes entregarlos a modo de bienvenida en tu fiesta de verano .
Materiales que necesitaréis
En realidad, todos los materiales que vamos a proponerte pueden ser sustituidos por otros que hagan la misma función, otro tipo de papel, etc. Pero, para que os hagáis una idea:
- Cartulinas de colores o papeles con un buen grosor o gramaje, para que al mover el abanico, de verdad, se mueva el aire. El tamaño más recomendable es el DIN A4, que son más manejables. Los colores con los que debemos contar son el verde, el rojo y el blanco.
- Un rotulador negro de punta gorda.
- Palitos de helado.
- Unas tijeras, una regla y un lápiz.
- Pegamento o cola para papel y cartulina. Podéis hacerlo con una pistola de silicona, pero, en este caso, se necesitará la colaboración de un adulto.
- Pinzas de la ropa, para dejar que se fije bien el pegamento al final.
Cómo hacer un abanico de papel paso a paso
Conseguir un abanico de papel bonito es muy sencillo. En apenas cuatro pasos, lo tendrás. Lo único que necesitas es paciencia para que todos los elementos queden bien pegados. Cuando hayas hecho este primero, seguro que repetirás con otras muchas frutas.
Paso 1. Preparar la base de la sandía
Hacer la base del abanico puede ser lo más complicado, porque hay que medir, recortar y pegar. Pero, con paciencia y atención, es muy sencillo. Ten en cuenta que cada una de las piezas que vamos a diseñar deben tener la misma composición y misma medida, porque luego las uniremos.
- Cortamos una tira de 1 cm de grosor y de unos 15 cm de longitud de color verde, otra de color blanco.
- Cortamos otra tira, de la misma longitud, pero de un grosor de unos 4 cm de color rojo.
Hacemos entre cuatro o cinco tiras de cada color, siguiendo las indicaciones. El resultado debe ser de unos rectángulos. En el caso del rojo, pintamos las semillas de la sandía, sin seguir ningún orden, por toda la superficie del rectángulo rojo y por ambos lados.
Paso 2. Doblar cada parte como un acordeón
Una vez tengamos cada una de los rectángulos, pegamos cada raja de sandía como en la imagen: en la parte superior el rectángulo verde, después el blanco y, por último, el rojo.
Dejamos que seque bien y procedemos a doblar cada una de ellas como si fuese un acordeón. En la imagen tienes la forma de hacerlo, una vez hacia un lado y otra vez hacia el otro. Repetimos el proceso con todas las rodajas de sandía que hemos creado.
Paso 3. Pegar las diferentes piezas
A continuación, tenemos que unir todas las piezas. Lo que haremos será pegar una después de la siguiente, poniendo pegamento en cada lateral y apretando bien. Puedes dejarlo unos minutos con unas pinzas de la ropa. La cantidad que tenemos que unir variará entre 4 y 5 piezas, pero deja los dos lados de los extremos sin pegar. Puedes ver la imagen para guiarte.
Paso 4. Pegar los palitos de helado
Por último, en cada uno de esos extremos, vamos a pegar un palito de helado. Con el mismo pegamento, adherimos cada palito desde el centro de la circunferencia que hemos creado con el abanico hasta el final, buscando que sobre bastante, para que podamos sostener el abanico cuando lo usemos. Dejamos que seque bien, si podemos, utilizando unas pinzas de la ropa y listo.