Deporte y verano no son grandes aliados . Siempre que la práctica se realice evitando las horas de más calor y tomando las medidas de precaución adecuadas, no está en absoluto contraindicado, hay que seguir manteniendo una vida activa, pero si no lo haces, las consecuencias pueden ser graves. Una de ellas, de las más frecuentes, es la deshidratación . Es muy importante una adecuada hidratación antes, durante y después de la práctica deportiva durante todo el año, por supuesto, pero más si cabe en los meses estivales. Algo que nosotros, como adultos, podemos controlar, pero que para los niños es difícil regular .
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Al igual que ocurre con los adultos, asegurar una adecuada hidratación es un factor clave en los niños que practican algún tipo de deporte , y no solo para calmar la sed, como suelen verla ellos. Laura Esquius, profesora del máster universitario de Alimentación en la Actividad Física y el Deporte de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), nos explica que “la hidratación es importante para cubrir los requerimientos hídricos durante la práctica de ejercicio y para el correcto mantenimiento del organismo, pero también es fundamental, junto a una adecuada nutrición, para evitar la fatiga que se puede producir debido a la disminución de los hidratos de carbono almacenados en forma de glucógeno, así como para asegurar el rendimiento deportivo”. Por tanto, su importancia está más que demostrada.
Con ella hemos querido hablar para que nos cuente cuáles son esos primeros signos de alerta de una posible deshidratación en los niños y qué consejos debemos tener en cuenta para asegurarnos de que están bebiendo lo suficiente, sobre todo, en el caso de que practiquen algún deporte . Y es que, en este grupo de edad, existen necesidades específicas a tener en cuenta.
Signos de alerta de una deshidratación en tu hijo
Según nos explica Laura Esquius, “hay un método muy sencillo para saber si estamos hidratando de manera adecuada a nuestros hijos y consiste en observar el color de la orina ”.
- Un color claro, casi transparente, es indicativo de un estado de hidratación adecuado.
- Sin embargo, una orina amarillo oscuro es señal de deshidratación.
Pero no todas las veces nos es posible observar el color de la orina de nuestro hijo, por lo que podemos fijarnos en otro tipo de señales que suelen acompañar a la deshidratación:
- Si tu hijo tiene sed o la boca pegajosa y seca.
- Si su piel, por ejemplo, está seca y muy fría.
- Si orina poco y tiene dolores de cabeza o calambres musculares.
Además, nos dice la experta que “cuando la deshidratación es grave, se puede presentar otros síntomas como son la irritabilidad, la confusión, los mareos o aturdimientos, una aceleración del pulso cardíaco, apatía, ojos hundidos, inconsciencia o delirio”. En este último caso, lo primero que hay que hacer es avisar inmediatamente a los servicios sanitarios.
¿Qué hacer en caso de deshidratación grave?
Si se dan todos o alguno de los síntomas descritos por la experta en el punto anterior, además de avisar a un médico, debes mover rápidamente al niño hacia una zona de sombra, quitarle la ropa o complementos protectores que puedan dificultar la ventilación que exista en el lugar elegido. Además, nos dice la profesora, “es recomendable enfriar al deportista, idealmente con un baño o ducha, pero, si no es posible, se pueden aplicar toallas mojadas en el cuello, las ingles y axilas, hasta que muestre claros síntomas de mejora”. Si está consciente, por supuesto, proporcionarles agua o bebidas con sales minerales.
Un correcto protocolo de hidratación, el mejor remedio
Para evitar llegar a esta grave deshidratación, es fundamental mantener una reposición de líquidos correcta, tanto en los propios entrenamientos como en las competiciones, hidratando al niño de forma adecuada antes, durante y después del esfuerzo físico. No hay que esperar, en ningún caso, nos dice Laura Esquius, “a que el niño tenga sed”. Ella misma nos ofrece el correcto e ideal protocolo de hidratación para un niño que realiza una actividad física:
Antes de cualquier actividad física
Al menos, cuatro horas antes de la práctica deportiva, se debe beber agua o ingerir algún alimento rico en agua en una cantidad de entre 5-7 ml/kg de peso corporal y, unos 30-60 minutos antes es aconsejable que se ingieran 300-400 ml de líquido. La temperatura de la bebida es también un factor a tener en cuenta: debe estar entre los 15-21 °C.
Durante la práctica de deporte
En este caso, el objetivo es prevenir la deshidratación, bebiendo entre 400-800 ml/hora a intervalos cortos de tiempo. Por ejemplo, puedes beber 100 ml cada 15 minutos, aunque si el calor es demasiado, se puede disminuir ese tiempo.
Después de la actividad física
Una vez finalizada la competición o el entrenamiento, no podemos olvidarnos que hay que reponer los líquidos y electrolitos perdidos por la orina y el sudor, de nuevo bebiendo mucho y consumiendo alimentos con alto contenido en agua. Tantos como nos pida el cuerpo.
Por último, que los padres lo preguntan mucho, el agua será siempre la mejor opción para evitar la deshidratación, no estando aconsejadas en los niños las bebidas isotónicas. Son bebidas, nos explica la experta, “ con una mezcla de hidratos de carbono de alto índice glucémico y sodio que aseguran una buena hidratación , pero que no se recomiendan en la población infantil, como bien advierte la propia Academia Americana de Pediatría (AAP)”. Esto es porque tanto los niños como los adolescentes eliminan menos sales minerales por sudoración y la reposición del sodio - el electrolito que se pierde en mayor cantidad- está garantizada con una dieta equilibrada , a lo que hay que sumar que este tipo de bebidas contienen azúcares de absorción rápida.