España es uno de los países europeos con más divorcios; en concreto es el segundo en el ránking. Así, un 60% de los matrimonios acaba en ruptura, lo que supone que cada año se rompen unas cien mil parejas casadas.
Cuando hay hijos, la situación posterior puede ser más complicada si los padres no consiguen mantener una relación cordial. Uno de los momentos que puede ocasionar roces es el de las vacaciones. ¿Qué deben tener en cuenta los progenitores para que los niños puedan vivirlas sin ser víctimas de ese conflicto?
Evitar situaciones problemáticas
Lo ideal es que, a pesar de la ruptura como pareja, los padres mantengan cierta cordialidad por el bien de sus hijos. “Lo adecuado y recomendado es que dejen a un lado el divorcio emocional y recuerden que, aunque ya no estén juntos, los menores les unirán toda la vida”, indica Tamara Peral, psicóloga forense de Lucentum Psicología en Alicante (www.lucentumpsicologia.com). Pero no siempre es así por distintos motivos. En el terreno práctico del reparto de los días en que los niños estarán con cada uno, “cuando no existe buena relación suelen respetar el convenio regulador que han firmado (o cualquier escrito posterior que se haya podido presentar en sede judicial) y cumplir con lo que se ha pactado”, señala.
Cuando no hay acuerdo, se puede acudir a un coordinador de parentalidad o a un mediador para que les ayude, si las circunstancias lo permiten. Una vez que se ha fijado el tiempo de permanencia con cada progenitor durante las vacaciones, el objetivo es que los hijos puedan disfrutar plenamente de esos momentos con cada uno de sus padres. No obstante, pueden surgir algunos problemas en la convivencia, tal como detalla la psicóloga forense:
- Obstaculizar que el niño pueda ponerse en contacto con el otro progenitor.
- Disputas graves entre los miembros que convivan en la casa a la que vaya el niño.
- Presentar a la nueva pareja.
- Trasladar al menor comentarios relativos al dinero, la vivienda, el carácter... del otro padre.
“Este tipo de circunstancias generan mucha tensión entre los menores”, advierte Tamara Peral.
Contactar con el otro progenitor
En verano, los niños de padres separados pueden pasar más tiempo con uno de ellos, especialmente si no hay custodia compartida. En todo caso, aunque la hubiera, en las vacaciones se dispone de más tiempo libre para estar juntos de forma continuada. “Si los padres durante el resto del año han mantenido una buena comunicación entre ellos, y han atendido bien a los menores y sus necesidades, el verano no deberían ser una época de mayor estrés para los niños”, destaca la especialista de Lucentum Psicología.
Sin embargo, para algunos pequeños alejarse de uno de los progenitores puede resultar difícil. Por eso se intenta garantizar que puedan hablar con el otro. “Entre los progenitores se suelen estipular horarios para que los menores puedan hablar con el progenitor que no está. Cuando son pequeños, esas comunicaciones son muy frecuentes y, conforme se acercan a la adolescencia, y mientras están en ella, las llamadas o videollamadas se hacen más cortas y se espacian más en el tiempo”, explica.
¿Es bueno disfrutar de las vacaciones en común?
Algunos padres divorciados plantean las vacaciones, o parte de ellas, en común para que esté toda la familia al completo. ¿Cómo lo viven los menores? “Es buena idea si se les explica la situación actual de la relación entre los progenitores”, recalca Tamara Peral. Porque, en el caso de que los niños puedan generar una falsa ilusión de que sus padres volverán a estar juntos no les beneficiaría. “Una cosa distinta es que la comunicación entre ambos progenitores sea buena y uno de ellos o ambos participe de las vacaciones del otro progenitor. Lo mejor para los niños es ver a sus padres con una buena relación y comunicación”, insiste.
Tiempo de descanso y de diversión
Los niños necesitan reparar fuerzas en verano. Por eso hay que esforzarse en que, a pesar de la ruptura de la pareja, puedan disfrutar de las vacaciones. Estos son los consejos de la psicóloga forense para lograrlo:
- Realizar actividades con ellos que les resulten interesantes.
- Mantener una rutina diaria, evitando conductas permisivas.
- Tener una buena comunicación con ellos y con todas las personas con las que se conviva.
- Prescindir de comentarios y preguntas sobre la expareja.
“Lo importante es la conducta, tanto verbal como no verbal, que los menores ven en los progenitores. Las vacaciones son para disfrutar y descansar y es, además, algo que los niños recordarán toda la vida”, apunta la especialista.
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