Además de síndrome de la covada, se lo conoce también como síndrome de la covacha o síndrome de couvade, por su nombre en francés, que hace referencia al acto de incubar. Se trata de un fenómeno psicológico que le ocurre a algunos hombres cuando su pareja se queda embarazada.
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También puede suceder a personas cercanas o a cuidadoras de la gestante, pero es mucho más frecuente entre los hombres.
Los síntomas del síndrome de la covada
“El síndrome de la covada hace referencia a un conjunto de síntomas que aparecen en la persona que está viviendo muy de cerca el embarazo de un ser querido con quien el vínculo es muy fuerte”, explica Laura Palomares, directora de Avance Psicólogos (www.avancepsicologos.com). Es como si la persona, en este caso el hombre, se mimetizara con las experiencias de la gestante, aunque en ocasiones llega a tener manifestaciones que ni la propia embarazada ha llegado a vivir.
Así, estos son los síntomas que puede presentar el hombre que pasa por el síndrome de la covada:
- Alteraciones digestivas, como náuseas y vómitos. Es el más frecuente de todos.
- Problemas de sueño.
- Afectaciones en la piel.
- Dolores de cabeza o musculares.
- Antojos.
- Cambios de humor.
- Ansiedad.
- Variaciones en el peso.
-Preocupación excesiva.
¿Por qué aparece el síndrome de la covada?
No se sabe con seguridad por qué unos hombres tienen este síndrome y otros no. Pero sí hay algunos factores que pueden explicar, en parte, su aparición. “Es posible que personas más autoexigentes, que necesitan responsabilizarse mucho del proceso, puedan ser más sensibles a la hora de manifestarlo”, destaca la psicóloga.
También el estrés ante las incertidumbres de una nueva forma de vida, ser una personas con una elevada empatía y gozar de buena sintonía con la pareja pueden estar detrás de esta predisposición, tal como explica Laura Palomares. “Se cree que es un mecanismo de naturaleza adaptativa, ya que se han encontrado cambios hormonales en los hombres que lo sufren, como si su sistema hormonal se sincronizara con el de la pareja y de ese modo ambos estuvieran más preparados para atender de forma conjunta al bebé”, aclara.
Por este motivo suele darse con más frecuencia entre padres primerizos. El estrés ante los cambios que suponen la llegada de un hijo, tanto en lo social como en el modo de vida, pueden estar detrás, como descubre la especialista de Avance Psicólogos.
El síndrome de la covada no es exactamente un embarazo psicológico, como el que viven algunas mujeres, pues en este último hay manifestaciones propias de la gestación, pero la persona cree en todo momento que está esperando un bebé. Con este síndrome, el hombre sabe a ciencia cierta que ese no es su caso, pero su cuerpo reacciona como si lo estuviera.
¿Cómo actuar cuando el hombre lo manifiesta?
Los hombres que experimentan el síndrome de la covada se sienten muy cercanos a la embarazada; es una forma inconsciente mediante la que expresan su apoyo y protección. Esto puede ser positivo en algunas circunstancias, pero no en todas. Por eso, ¿cómo hay que actuar cuando aparece? Laura Palomares ofrece las claves:
Comprenderlo
Desde la calma, hay que intentar tranquilizarlo y ayudarlo a entender que el vínculo y el importante momento que se está viviendo le pueden estar predisponiendo a ese punto de elevada sintonización con la mujer. Si el hombre pasa por estados de gran alerta o ansiedad, hay que hacerle comprender que no hay un peligro real, sino que se trata de una respuesta de protección.
Rebajar el estrés
“Informarse acerca del embarazo y la crianza, de forma ajustada y no obsesiva, así como tratar de buscar apoyos y prepararse para los primeros meses, puede ser de gran ayuda para rebajar este estrés”.
Comunicación fluida
“Hacerle partícipe del embarazo y compartir los cambios que se van produciendo, desde una comunicación fluida y abierta, también puede ayudar para que el síndrome vaya remitiendo”. En algunos casos, el hombre se siente muy angustiado con los síntomas de la mujer, especialmente si hay algún problema de salud, por lo que hay que comentar estas situaciones sin dramatismos y con el apoyo médico para darles su verdadera dimensión.
Si al hombre le cuesta gestionar esta situación, no se siente bien consigo mismo, la situación se prolonga demasiado en el tiempo o los síntomas interfieren de manera clara con su día a día, está indicado consultar con un profesional de la psicología para que pueda ayudarlo.
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