Viajar puede convertirse en una actividad cotidiana más para hacer en familia. El hecho de que haya niños pequeños no impide lanzarse a recorrer y descubrir lugares nuevos. Es cierto que hay que tener en cuenta una serie de circunstancias, pero no deben resultar un impedimento si la ruta se planifica bien.
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Con la ayuda de Max López, creador de Familias en Ruta (www.familiasenruta.com) y coautor del libro Rutas de leyenda para viajar con niños (Ed. Anaya Touring), vamos a descubrir los secretos de los viajes familiares.
Viajar con niños pequeños
Hacer un viaje con un niños puede resultar más fácil de lo que parece. Eso sí, hay que tener en cuenta algunas pautas.
Destino adecuado
El lugar a visitar ha de ser seguro para ir con menores. En este caso, por precaución, no vale cualquiera. Destinos donde las condiciones de salubridad, de salud o de seguridad no son las adecuadas no son recomendables, aunque para los padres resulten atractivos. “El entorno ha de ser seguro y cuidado”, apunta Max López.
Planificar los desplazamientos
Si hay desplazamientos en coche, pueden resultar pesados para los más pequeños. Así, habría que programar los viajes más largos en momentos de poco calor y coincidiendo con los periodos en que se duermen. Aunque el niño se canse y proteste, siempre debe ir en su silla de auto homologada. Si se alquila un coche, este debe tener un dispositivo de retención infantil. Si se viaja en avión, hay que darle el pecho o el biberón si son lactantes, o algo para tragar durante el aterrizaje y el despegue, para que los oídos no sufran. A bordo hay que subir algunos entretenimientos, agua y un poco de comida.
Elegir las visitas
Cuando se viaja con niños no se puede pretender hacer recorridos exhaustivos a todos los lugares de interés que ofrezca el destino. Hay que elegir solo unos pocos y centrarse en uno cada día. El niño necesitará reposar y, aunque algo alteradas, seguir sus rutinas de alimentación y de sueño. No merece la pena intentar llegar a todo, porque la experiencia puede no ser la más satisfactoria.
Seleccionar el equipaje
No hace falta ir cargados de demasiados artículos en la maleta por el hecho de viajar con niños. En este sentido, como indica Max López, “la lactancia es una gran aliada de los viajes con bebés”, puesto que el niño cuenta con alimento a la temperatura adecuada en cualquier lugar. Hay muchas cosas innecesarias fuera de casa y hay que tener en cuenta lo que ofrece el lugar de destino. En algunos hoteles family friendly disponen de la mayoría de cosas que puede necesitar un niño, y cada vez más alojamientos turísticos también tienen esa oferta. Si el niño es muy pequeño, sí puede ser de gran ayuda incluir un portabebé. El porteo permite calmar al bebé y que se sienta seguro, y puede ser de mucha utilidad para salvar obstáculos como escaleras o desniveles en determinados recorridos.
Un destino para cada edad
No es lo mismo viajar con niños pequeños que con adolescentes. El lugar elegido debe adaptarse lo máximo posible a las edades de los hijos, siempre que sea posible.
En este sentido, para edades más tempranas, el experto recomienda “el turismo rural y evitar al máximo las aglomeraciones y el abuso del coche”. En su opinión, es un valor añadido poder estar “en contacto con entornos verdes y naturales, con agua, arena, árboles y espacios limpios para explorar y experimentar”. Cuanto más pequeño sea el niño más interesante resultaría esta opción.
Si hablamos de adolescentes, las circunstancias cambian. Por un lado, “piden más autonomía y tiempo para ellos y para su espacio vital”, como indica el creador de Familias en Ruta, por lo que hay que tener esto en cuenta incluso al elegir el tipo de alojamiento. Pero también valoran estar en contacto con sus amistades, por lo que puede ser aconsejable planificar la escapada para coincidir con otras familias donde haya jóvenes de su edad. En cuento al tipo de destino, prefieren “actividades y entornos más complejos y estructurados como las propuestas culturales que ofrecen las capitales”.
Las ventajas de viajar juntos
“Los humanos somos una especie original y evolutivamente nómada”, indica Max López, en ese sentido, viajar puede ser algo consustancial a nosotros donde los beneficios se encuentren incluso a edades tempranas. Así, estas son las ventajas de viajar en familia, tal como indica el experto:
- Pasar más tiempo juntos. “Los viajes son un paréntesis en las obligaciones escolares que permiten a los niños pasar más tiempo con sus padres”.
- Conectar con su lado más natural. Gracias a los viajes, los niños “reconectan con su lado más natural , explorando el mundo en su diversidad, llevados por sus ganas de juego y su insaciable curiosidad”.
- Nuevos estímulos. “Viajar es crecer y abre la mente de grandes y pequeños”. Las novedades en cuanto a paisajes, sabores, colores, costumbres... son una fuente inagotable de estímulos.
- Ayudan a conocerse. Los viajes permiten a los niños a “conocerse y reconocerse y enfrentarse a nuevas situaciones, a la vez que son conscientes de la diversidad y la complejidad del mundo”.
- Más unión. Cuando se viaja en familia se crean una gran cantidad de recuerdos compartidos y “lazos indestructibles que se generan con los padres, los hermanos, los abuelos... algo que llevarán siempre dentro”.
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