Las cifras de ahogamientos infantiles en la temporada de verano ponen la nota dramática a las vacaciones. Así, según datos del Comité de Seguridad y Prevención de Lesiones No Intencionadas en la Infancia de la Asociación Española de Pediatría (AEP), cada año se producen entre 70 y 150 ahogamientos en playas, ríos, embalses o piscinas, aunque la mayoría de ellos (el 86%) ocurre en piscinas privadas.
Los menores no están a salvo de este fatal accidente aunque sepan nadar y aunque cuenten con algunos elementos que podrían parecer de apoyo, como los hinchables. Estos han sido siempre un producto del gusto de los menores, pero en los últimos años los flotadores gigantes de flamenco, de unicornio y las colchonetas de todos los tamaños y formas se han puesto más de moda y pueden verse en todos los entornos acuáticos. ¿Cuáles son las precauciones que hay que tener en cuenta para garantizar a seguridad del menor?
Una falsa sensación de seguridad
Bastan unos pocos segundos, como los que hay cuando los padres dejan de mirar para contestar al móvil o hablar con otras personas, para que pueda suceder una tragedia.El menor debería siempre estar bajo la atenta mirada de algún mayor. Por ello, aunque el niño sepa nadar, no debe estar nunca en el agua sin supervisión de un adulto. En este sentido, los hinchables pueden producir una falsa sensación de tranquilidad, al pensar que el niño podría aferrarse a ellos, pero hay que tener en cuenta que no se trata de dispositivos de seguridad sino de flotación o recreativos.
Según advierte la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios), los hinchables no aseguran la estabilidad y la flotabilidad en el agua, por lo que no se debe depositar toda la confianza en ellos, olvidando otras normas de cuidado.
Por este motivo, no se debe dejar a los pequeños a cargo de un hermano menor o de un adolescente, ya que pueden tener distracciones en la vigilancia y, además, en el caso de que ocurriera algún percance, su capacidad de reacción y de intervención, si hay que hacer primeros auxilios, no sería la de alguien con mayor edad.
En el caso de los adolescentes, puede haber un riesgo añadido, y es que sumen a la diversión en el agua el consumo de alcohol, lo que los deja mucho más desprotegidos frente a cualquier contingencia. Por este motivo, también deben recibir vigilancia o asumir el compromiso de utilizar los hinchables de forma responsable.
Hinchables en playas y piscinas
Al utilizar hinchables en el agua hay que seguir unas normas y enseñar al niño cómo reaccionar si se produjera algún problema.
En el mar
Los hinchables deberían usarse solo en los lugares en los que el niño hace pie. En muchas ocasiones no es consciente de las mareas y, subido a su colchoneta o a cualquier elemento similar, puede ser arrastrado por la corriente mar adentro. Incluso es frecuente que los menores, por un exceso de sol, puedan quedarse dormidos encima del hinchable y estar ‘a la deriva’ durante un tiempo.
Hay que enseñar a los niños que si son arrastrados por el viento o por la marea hacia adentro, no deben intentar ir contra la corriente, ya que, además de ser ineficaz, perderán todas las fuerzas y puede resultar muy peligroso. Lo que hay que procurar no es salir hacia la orilla sino desplazarse en paralelo, hacia los lados, para llegar a esta, aunque sea a un punto lejano desde el que se partió.
Si un adulto observa esta escena en que un menor se aleja cada vez más con una colchoneta o cualquier tipo de hinchable, las recomendaciones de Salvamento Marítimo son que avise directamente a los servicios de emergencia. Si hay puesto de socorrista, a ellos, y si no lo hay, al 112. Intentar rescatar al niño por sí mismo hacia la orilla puede provocar otro accidente en el que se vea fatalmente involucrado el adulto.
En la piscina
Además de usar el hinchable en la zona de la piscina que menos cubra (donde el niño haga pie), hay que indicarle que no debe tirarse desde el bordillo para caer en su flotador gigante o en su colchón. El riesgo es que se desestabilice y acabe golpeándose con el bordillo, situación que podría llegar a ser muy peligrosa si perdiera el conocimiento.
Cuando el hinchable se deja dentro del vaso, hay que refrescarlo con agua antes de usarlo, pues el sol puede calentar el plástico y ponerlo a una temperatura muy elevada que puede quemar la piel.
Si hay varios niños jugando con el hinchable, los adultos deberán extremar la vigilancia para que ninguno quede atrapado o bajo el agua sin poder salir.
En ríos, pantanos o embalses
En ríos o embalses también puede haber accidentes acuáticos, debidos a las corrientes o a cualquier otro imprevisto que ponga en riesgo la seguridad del niño. La vigilancia, como en el resto de entornos, ha de ser constante y el niño debe bañarse en zonas acotadas en las que haga pie.
Otras normas a tener en cuenta
Ya sabemos que los hinchables no son salvavidas, sino un juguete más con el que el niño se puede divertir en el agua. A la hora de adquirir uno hay que tener en cuenta determinadas pautas para garantizar que, como cualquier producto dirigido al público infantil, cumple todas las normas.
Estas son las recomendaciones de Intex para asegurar que los hinchables responden a esos requisitos:
- Producto certificado. El hinchable debe estar homologado y cumplir con todas las normativas de seguridad, como estar fabricando sin tóxicos, sin filos que puedan cortar y sin elementos peligrosos. En este sentido, hay que cuidar de que no haya una presencia excesiva de ftalatos, que no son adecuados si el niño los chupa.
- Seguir las especificaciones del fabricante. Cada producto está diseñado y testado para una función, por eso hay que respetar las recomendaciones de uso para ajustarse al peso, la edad y las medidas aconsejadas.
- Adecuado a la edad. Aunque el mundo de los hinchables es muy variado y con formas muy atractivas para los niños, siempre hay que adquirir uno que sea adecuado a la edad del pequeño, como hacemos con cualquier otro producto para jugar.
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