Con la llegada del verano y las altas temperaturas de estos últimos días, aumentan los baños en piscinas, playas, estanques, ríos, pantanos e, incluso, fuentes de la ciudad (algo que, insisten las autoridades siempre, no está permitido). Pero, desgraciadamente, también comienzan a llegar las primeras noticias de ahogamientos , una de las primeras causas de muerte en niños que, en verano, son el colectivo más vulnerable. Unas cifras que disminuirían si se tomasen las medidas adecuadas , conociendo las normas básicas en las playas, piscinas y todos los demás espacios en los que nos zambullimos en el mundo acuático. Pero también lo es conocer qué artículos están recomendados para el baño de los niños y cuáles no .
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Manguitos, flotadores, chalecos hinchables, churros o discos. La oferta es inmensa, pero muchas veces elegimos unos u otros priorizando unas características que, en realidad, no son las más seguras y recomendables. Si te surge la duda de qué es lo que más seguridad puede ofrecerle a tu hijo en el agua, los expertos nos invitan a tener en cuenta tres aspectos: la edad de nuestros hijos, su madurez y destreza en el agua y el tipo de baño. A partir de ahí, tomarás una mejor decisión.
Por último, recuerda, desde la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo, nos advierten que “como más seguro está un niño pequeño en el agua es siempre en brazos de un adulto”. Por tanto, al margen del producto que elijamos, la vigilancia constante no debe olvidarse.
¿Qué producto es más recomendable para un niño?
Como hemos dicho al principio, depende. Si la finalidad es didáctica , hay materiales que mejoran el equilibrio del pequeño en el agua -como los churros y los chalecos-, mientras que otros facilitan la propulsión -como cinturones y burbujas-. Todos ellos obligan a que el niño tenga un movimiento activo. “Si la finalidad es, por el contrario, lúdica , cualquier material con el que el niño pueda mantener el equilibrio y propulsarse en el agua es válido, siempre y cuando esté vigilado y siempre que tengas en cuenta estas recomendaciones”.
Manguitos, ventajas y desventajas
Los manguitos en los niños son, casi siempre, la herramienta elegida para evitar el ahogamiento. Son fáciles de usar y proporcionan gran estabilidad dentro del agua, pero muchas veces no los utilizamos correctamente y, de esta forma, dejan de ser seguros.
- Debes hincharlos por completo y siempre que el niño ya los tenga puestos.
- Encontrar la altura adecuada del brazo, que debe estar justo por debajo del hombre. Si no lo haces, se le saldrán y podrían hundirse en el agua.
- Además, tienen que tener el tamaño adecuado, porque si no, generarán el efecto contrario, impidiendo que los niños puedan realizar muchos movimientos con los brazos en el agua. Y es que, estamos ante un elemento de flotabilidad estático que limita mucho la movilidad de los brazos y hombros , por lo que si el niño los pierde, como no estarán acostumbrados a moverse, no sabrán cómo actuar.
- Y, por supuesto, es vital revisar que no estén pinchados y guardarlos siempre bajo la sombrilla o cubiertos con la toalla, para que no les dé el sol.
Los clásicos flotadores hinchables, mejor evitarlos
La amplia gama de flotadores hinchables es infinita. Los hay clásicos o con correas de sujeción ,por ejemplo. Pero, en cualquier caso, sí que es cierto que no debemos fiarnos mucho de su seguridad, porque se suele pinchar con mucha facilidad, los niños pueden darse la vuelta y quedarse boca abajo en cuestión de segundos. Por eso, suelen estar desaconsejados por los expertos. Es más, los que tienen una especie de braguita en su parte central, para meter las piernas, puede ser una “trampa mortal” si el niño vuelca, porque ni puede girar las piernas ni puede salir de él.
Aún así, si escoges este medio de seguridad, asegúrate:
- De que su tamaño es el adecuado según la edad y tamaño del niño.
- Acompaña siempre a tu hijo en el baño, ni un momento de despiste.
Las burbujas o cinturones de corcho
Estos dos elementos se han puesto bastante de moda en los últimos años y, generalmente, están indicados para que los niños que ya se manejan más o menos bien el agua puedan estar seguros, ya que mantienen el cuerpo en una posición de nado constante, es decir, en movimiento . Les ayudan a adquirir destreza y confianza, pero tan solo son recomendables en niños a partir de 3 o 4 años.
De entre todos ellos, lo mejor es elegir un tipo de burbuja que tenga dos cintas de sujeción y que permite al niño nadar de espaldas, un doble sistema de seguridad que hace que el niño nunca se despegue de la burbuja y, si se da la vuelta, poder seguir en movimiento. Para una fijación correcta, debes ponerla siempre en la parte alta posterior, por encima del centro de gravedad, para que el niño no se incline hacia delante.
Los churros de colores
En este caso, como sistema de seguridad dentro del agua, el churro está desaconsejado para los niños pequeños que ni saben manejarse en el agua ni saben siquiera mantener el equilibrio. Eso sí, es un recurso excelente para aprender a nadar, pero siempre que el pequeño se mueva con soltura. Y es que, si se sueltan, quedan totalmente desprotegidos. No es un sistema de seguridad, porque no te sujeta, sino que te tienes que agarrar tú a él.
Los chalecos infantiles de neopreno
Por último, tenemos la opción de elegir un chaleco de neopreno, que deja un mayor margen de movimiento con los brazos y nos asegura una buena flotabilidad, pero también hay que tener ciertos aspectos en cuenta para que sea seguro. Sobre todo, en cuanto a la talla del niño.
Normalmente, vienen con cierres de seguridad que impiden su apertura, facilita la movilidad, el equilibrio y son recomendables, especialmente, antes de los 3 años. Con ellos, además, conseguiremos que vayan ganando destreza en el agua.