Los adolescentes se relacionan entre ellos con un teléfono en la mano. El móvil se ha convertido en una extensión más de ellos mismos y en un elemento clave en las interacciones sociales que establecen.
Lo utilizan para estar al día, para comentar sus estados, para lanzar mensajes y para comunicarse de forma inmediata, especialmente a través de las posibilidades de mensajería instantánea que ofrecen las distintas redes sociales. Un estudio de Qustodio analiza cómo es ese lenguaje propio y cuándo debe sonar la voz de alarma.
Escribir como hablan
La mayoría de los adolescentes usuarios de móvil escriben como hablan, sin prestar atención a las normas gramaticales u ortográficas. Por eso, cometen habitualmente faltas como la confusión entre ‘ay’, ‘ahí’, y ‘hay’, o entre ‘a ver’ y ‘haber’. Esta ausencia de cuidado y atención afecta a nueve de cada diez jóvenes cuando hacen uso de los chats o las redes sociales.
Además, es muy común que no usen correctamente los signos de puntuación ni las tildes, como si la pantalla de móvil recogiese directamente el lenguaje hablado. Por contra, su velocidad de escritura es muy superior a la de otras personas de más edad, porque, tal como explica un informe realizado en la Universidad Politécnica de Zurich, los adolescentes entre 10 y 19 años son capaces de escribir hasta diez palabras más por minuto que una persona de 40 años.
No sabemos qué sucederá con el olvido de las normas del lenguaje escrito, pero Eduardo Cruz, CEO y cofundador de Qustodio es optimista: “Escribir mal en Internet no significa que los niños vayan a ser automáticamente malos escritores en otros entornos. Lo más importante es que los padres estén atentos no a cómo escriben sus hijos sino a lo que escriben”.
Mensajes de alerta en las redes
Utilizar con tanta frecuencia las redes sociales y para todo tipo de interacciones hace que muchos de los comportamientos de riesgo de los jóvenes se produzcan también a través del teléfono. Así, el acceso a la pornografía suele ser mediante el móvil y la incidencia de otras conductas inapropiadas, como el acoso, también.
Qustodio ha recopilado algunos de los acrónimos que utilizan los adolescentes para comunicarse entre ellos y que pueden despertar la voz de alarma entre sus padres. Suelen ser abreviaturas procedentes del inglés que conforman un lenguaje propio que queda muy alejado del conocimiento de los mayores.
Aunque la relación entre padres e hijos ha de estar basada en la confianza y la comunicación, especialmente en etapas tan complicadas como la adolescencia, no está de más conocer el significado de algunas de las expresiones que pueden pasearse por las pantallas de sus dispositivos por si hay que intervenir en cualquier momento.
De contenido sexual
El sexting no deja de crecer. Se trata de una práctica por la cual se envían textos e imágenes eróticas a través del móvil. En muchas ocasiones ese material se utiliza luego para chantajear al emisor, por lo que los niños y adolescentes pueden vivir situaciones muy comprometidas. Así, se estima que tres de cada diez menores han podido recibir mensajes incitándolos a esta práctica.
Los acrónimos más utilizados en este campo son:
- GNOC: desnúdate frente a la cámara
- GYPO: quítate los pantalones
- SUGARPIC: petición de una foto sugerente
- 53X o CU46: quedar físicamente para tener sexo
Ciberacoso
El ciberacoso o ciberbullying ha crecido un 70% en el último año, según un estudio de Qustodio. Los menores han tenido mucho más acceso a las tecnologías digitales por la pandemia de coronavirus y han mantenido menos encuentros físicos y más relaciones virtuales, lo que podría explicar ese gran aumento del acoso cibernético.
Hay muchos acrónimos con los que se insulta a otros compañeros. Algunos de ellos son: THOT, HOE, BOSH, SBW, SLUB, todos ellos con el significado de ‘zorra’.
Consumo de drogas y fiestas
Los datos sobre consumo de alcohol y drogas entre los jóvenes son alarmantes. Según la Encuesta Europea sobre Alcohol y Otras Drogas, el 9% de los adolescentes fuma a diario y hasta un 17% ya ha abusado del alcohol hasta tener borracheras.
Entre los acrónimos que usan para comunicar su intención de ir de fiesta está el 1174 (’nos vemos en la fiesta’). Más alarmantes son, por ejemplo, el 420 (cuyo significado es ‘marihuana’) o CID, cuya traducción en el lenguaje juvenil es ‘ácidos y drogas’.
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