Esta patologíaes la causa más frecuente de infección bacteriana crónica. Afecta a toda la población mundial y a todas las edades. En los países desarrollados, esta infección es excepcional durante el primer año de vida, pero afecta también a los niños, siendo en la adolescencia donde más casos se presentan. En los países subdesarrollados es frecuente durante la infancia. La infección se produce entre personas convivientes y sobretodo se trasmite de padres a hijos. Los factores sociales, geográficos y la higiene personal y familiar tienen una gran influencia. La mayoría de los niños infectados son asintomáticos o presentan síntomas gástricos y digestivos leves. Las manifestaciones clínicas más graves son la gastritis crónica y la úlcera péptica. La infección se produce al ingerir agua o alimentos contaminados, siendo frecuente también el contagio a través de la saliva y las secreciones orales.
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Síntomas digestivos
- Los síntomas clínicos más frecuentes en los niños son: dolor abdominal recurrente, de localización epigástrica (boca del estómago) o peri umbilical, sensación de pirosis o quemazón esofágica, pesadez postprandial, digestiones lentas y a veces anorexia con pérdida de peso.
- En algunas ocasiones se dan cuadros de diarrea crónica similar o de mal absorción intestinal y la infección se ha relacionado con talla baja, así como con un retraso en la maduración sexual.
- La gastritis, que es el síntoma predominante, consiste en una inflamación de la mucosa gástrica como consecuencia de la acción predominante de los ácidos gástricos sobre ella. La úlcera péptica, ya sea duodenal o gástrica, aunque puede aparecer, es una lesión anatómica poco frecuente en los niños.
La mayoría de los niños infectados son asintomáticos o presentan síntomas gástricos y digestivos leves. Las manifestaciones clínicas más graves son gastritis crónica y la úlcera péptica. La infección se produce al ingerir agua o alimentos contaminados, siendo frecuente el contagio a través de la saliva y las secreciones orales
Diagnóstico
Este puede realizarse por diferentes métodos. El más rápido y más frecuentemente utilizado es el “ test del aliento” con urea marcada. En niños es preferible utilizar como marcador la urea con C13, por ser un isotopo natural no radiactivo.
La realización de la prueba es muy sencilla. Son necesarias seis horas previas de ayuno, después de ese tiempo, se obtiene una muestra basal del aire espirado y se administra seguidamente un zumo de naranja natural, seguida de la toma de urea C13, y treinta minutos después se toma la segunda muestra.
Otras pruebas no invasivas son: la determinación del antígeno del H. Pylori en los estudios serológicos en sangre, saliva y orina. Finalmente, la endoscopia digestiva alta es un método invasivo definitivo, pero usado con poca frecuencia en los niños, que además de ver la mucosa, nos permite la obtención de un biopsia que determina con seguridad el tipo de enfermedad gastroduodenal que se padece.
Tratamiento
Cuando la infección es sintomática, es decir, el niño tiene síntomas, dolor, anorexia, vómitos, pérdida de peso..., debe ser tratado médicamente para erradicar la presencia del helicobacter en la mucosa gástrica.
El tratamiento más frecuentemente utilizado es el conocido como “triple terapia”, que combina: un inhibidor de la bomba de protones, el Omeprazol o la Ranitidina, con dos antibióticos diferentes que se suelen elegir entre la Amoxicilina, la Claritromicina y el Metronidazol.
El tratamiento debe durar al menos 15 días y la respuesta y mejoría debe ser monitorizada con un nuevo test del aliento para comprobar la curación.